Cualquiera que se sienta apegado a este mundo sabe, aunque prefiera ignorarlo, que algún día todos moriremos. La muerte borrará todo lo que se haya hecho para establecer una vida basada en los valores mundanos. La muerte hará desaparecer los largos años dedicados a amasar fortuna y posesiones y a obtener la admiración de los demás. Una persona puede ser rica, atractiva, respetada y conocida pero, en un instante, perderá toda esta riqueza material. En un corto plazo de tiempo, su cuerpo se deteriorará hasta el punto de que nadie querrá acercársele; luego será sepultado para acabar pudriéndose. Éste es el final al que un incrédulo dedica décadas de esfuerzo por conseguir el éxito en este mundo. Llevar una vida llena de deseos mundanos y esforzarse en probar todos los placeres al máximo no variará en absoluto el final de esa persona. La muerte borrará todos estos placeres. La muerte será el momento en el que todos los deseos y pasiones de una persona que niega a Dios llegarán a su término; en ese momento comenzará una vida de penuria y sufrimiento eternos. Dios nos informa sobre lo que dicha persona experimentará:
¿qué [será de ellos] pues, cuando los ángeles los recojan a su muerte, y les golpeen en la cara y en la espalda?
(Corán, 47:27)
… Si pudieras ver [que será de] tales malhechores cuando se vean en la agonía de la muerte, y los ángeles extiendan sus manos [y exclamen]: "¡Entregad vuestras almas! ¡Hoy seréis retribuidos con el sufrimiento de la humillación por haber atribuido a Dios algo que no es la verdad, y por haber despreciado arrogantemente Sus mensajes!"
(Corán, 6:93)
y está inmerso en la agonía de la muerte --:(29)
¡en ese momento siente el impulso de volverse a tu Sustentador! (30)
[Pero, inútil será su arrepentimiento:] pues [mientras vivía] no aceptó la verdad, ni rezó,(31)
sino que, al contrario, desmintió la verdad y se apartó [de ella],(32)
para luego volverse arrogantemente con los suyos.(33)
[Y sin embargo, ¡Oh hombre, con cada hora tu fin llega] más cerca de ti, y más cerca –(34)
y aún más cerca de ti, y más cerca! (35)
(Corán, 75:29-35)
De lo dicho, podemos deducir que la muerte es una realidad innegable y que, a menos que Dios lo desee de otra manera, será el principio de una agonía eterna para todos los que Le negaron. Pero hay personas que tratan de pensar lo menos posible en la muerte mientras están vivos; quieren olvidarla e intentan no mencionarla siquiera. Es decir, hasta que ésta les llega. Al final se dan cuenta de que han pasado toda su vida acallando a sus conciencias y negando la realidad de la muerte y buscan refugio en Dios esperando que les salve. Pero es demasiado tarde porque:
y se revele [la majestad de] tu Sustentador, y los ángeles [se formen], fila tras fila.(22)
Y ese Día será acercado el infierno [hasta quedar a la vista]; ese Día el hombre recordará [todo lo que hizo y dejó de hacer]: pero, ¿de qué le servirá ese recuerdo?(23)
Dirá: "¡Ojalá hubiera proveído de antemano para mi [otra] vida!" (24)
(Corán, 89:22-24)
Dios nos concede toda una vida para seguir el verdadero camino y experimentar Su misericordia. Quienes rehúsan aprovecharla lamentarán su decisión:
Y en ese [infierno] gritarán: "¡Oh Sustentador nuestro! ¡Sácanos [de este infierno], y haremos [entonces] buenas obras, no lo que solíamos hacer [antaño]!"
[Pero responderemos:] "¿No os dimos acaso una vida lo bastante larga como para que quien tuviera voluntad de recapacitar, recapacitara? ¡Y [además,] vino a vosotros un advertidor! ¡Saboread ahora [el fruto de vuestras malas acciones]: pues los malhechores no tendrán quien les auxilie!"
(Corán, 35:37)
La gente debe saber que Dios no atenderá a los ruegos de quienes se arrepienten en el lecho de muerte. Por esta razón, todos debemos hacer caso de los recordatorios que Dios nos envía mientras aún hay tiempo, y someternos a Él antes de que llegue el momento inevitable e irreversible. Si una persona tiene como objetivo disfrutar de los placeres de este mundo, debe considerar (aunque no quiera) que un día éstos llegarán a su fin. Cuando acabe el lapso de vida que Dios ha determinado para un individuo, todos los placeres que perseguía perderán su valor; se descompondrán como lo hará su cuerpo. Ésta es la pura verdad que todo el mundo debe aceptar. Además, debemos darnos cuenta de que negar a Dios sólo conlleva infelicidad en este mundo, lamentaciones a la hora de la muerte y agonía en el Más Allá; mientras que creer implica una profundidad de espíritu que nos permite disfrutar ampliamente de los placeres de este mundo y, por siempre, de los abundantes en el Más Allá. La gente debe darse cuenta de la diferencia entre estas dos situaciones y someterse a la luz Divina de la fe para escapar de la oscuridad de la incredulidad.
En este libro sobre el vacío y la infelicidad de los incrédulos, sobre cómo malgastan sus placeres y el sinsentido de sus vidas, les hemos proporcionado los medios para que busquen la verdad y se sometan a Dios. Tenemos esperanza en que sigan la moral del Corán antes de que se enfrenten a la muerte. Dios nos informa de que los incrédulos desearán haber creído. Sin embargo, una vez muertos, ya no tienen esa posibilidad.
Y llegará el día en que esos que [hoy] se empeñan en negar esta verdad desearán haberse sometido a Dios [mientras vivían].(2)
Déjales que coman y se diviertan, seducidos por la esperanza [de goces triviales]: pues, en su momento, habrán de saber [la verdad].(3)(Corán, 15:2-3)