Esta vida ha sido creada con bendiciones que atraen profundamente a las personas puesto que:
Y os da [siempre] algo de lo que Le hayáis pedido; y si intentarais contar las bendiciones de Dios, no podríais enumerarlas.
[Y, no obstante,] ¡ciertamente, el hombre es en verdad persistente en la maldad, obstinadamente ingrato!
(Corán, 14:34)
Además, Dios permite que disfrutemos de estas bendiciones como queramos y nos informa de que, si se lo agradecemos, éstas aumentarán más y más. Sin embargo, estas maravillosas bendiciones pueden ser causa de sufrimiento para los desagradecidos. Éste es uno de los más recónditos secretos del Corán, una manifestación de la justicia de Dios y un indicio importante de la sabiduría de Su creación. Para quienes observan el verdadero camino y creen, Él ofrece nuevas oportunidades sin cesar y les muestra la belleza de la fe y la oscuridad de la vida de los incrédulos. Por tanto, cualquier bendición que disfrute la gente no les proporciona ni una seguridad real ni contento. De hecho, ésta es la misericordia que Dios tiene para con Sus siervos, puesto que es el único modo de comprender que sólo los creyentes que se someten a Él pueden encontrar la verdadera dicha y felicidad, y así someterse también ellos a Dios.
Al comprender los peligros de la incredulidad por un lado y la belleza de la fe por otro, aquellos que pueden ver la sabiduría en la creación de Dios se librarán de las privaciones en esta vida, así como también del inimaginable sufrimiento que habrían tenido en la que está por venir. Además, el lector debe entender el significado de la frase “las bendiciones espirituales y materiales que los incrédulos consumen en esta vida”. Lo explicaremos en capítulos sucesivos. Los que hayan leído la introducción y se hayan fijado en los nombres de los capítulos puede que piensen que este libro no les atañe por varias razones: pueden pensar que disfrutan de la vida, de los demás, de la naturaleza y de las cosas bellas de este mundo, o que, de algún modo, son inmunes a la ansiedad y depresión que aquí se describe. Sin embargo, nos gustaría recordarles que incluso un estudio superficial de este asunto les podría beneficiar. Si estudias con detenimiento estas páginas, comprobarás que todos podemos aprender algo de lo que relatan.
Algunas personas están acostumbradas a la situación en la que viven y creen que es normal, sin darse cuenta de que puede que lleven una vida desprovista de muchos placeres y hermosas bendiciones que Dios ha creado para ellos. La razón por la cual la mayoría de estas personas nunca ha disfrutado de todo ello es que están satisfechas con los placeres básicos y ordinarios de esta vida y piensan que no hay nada más. Pero es posible encontrar un goce más profundo en cada bendición, puesto que el placer que se obtiene varía según la persona. Además, uno puede pensar que ya ha disfrutado lo suficiente de las bendiciones y cosas buenas de la vida, o que ya ha cogido lo que le corresponde. En otras palabras, dichas personas creen que no necesitan un recordatorio. Otras puede que nunca hayan experimentado este gran y profundo gozo o puede que a otras nadie les haya dicho nunca que tales cosas existen. Pero ahora que están leyendo estas páginas, Dios hace que se den cuenta de la posibilidad de perder sus bendiciones en ambos mundos y les muestra cómo evitar que esto suceda. Hasta ahora, puede que este tema te haya pasado desapercibido pero ahora, después de conocerlo, tendrás la responsabilidad de reflexionar seriamente sobre el mismo y hacer un esfuerzo sincero por superar cualquier impedimento que provenga de tu forma de pensar.
Puede que las personas no se encuentren siempre en este estado espiritual, pero no deben dejar que esto les confunda. Si de vez en cuando les cansan los aspectos rutinarios de la vida, si se aburren y piensan que la vida no tiene sentido, este descontento debe bastarles para hacerles considerar seriamente lo que aquí se expone. Hay que recordar que consumir y perder los placeres de este mundo es sólo el principio de una eterna oscuridad en el que está por llegar. En el otro mundo, el sufrimiento no se limitará únicamente a ser incapaz de disfrutar de las bendiciones. Como no son creyentes, esta gente experimentará una angustia mucho más profunda. Sin embargo, para los creyentes, el otro mundo será una bendición eterna.
Al comprender la situación de los incrédulos, los creyentes pueden observar la pesadilla que es el escepticismo y aprender de ello. Por consiguiente, agradecerán a Dios enormemente que les haya dado fe. En las páginas siguientes tendremos en cuenta la pérdida de las bendiciones que hacen que la vida se vuelva un verdadero sufrimiento, también mencionaremos los placeres materiales y espirituales que se pierden, y así daremos a conocer la vida de privaciones que los incrédulos se ven forzados a soportar.