Aunque el mundo está lleno de incontables bendiciones, muchas personas son incapaces de percibirlas. Sumidos en sus propios dolores y preocupaciones, no pueden ver la belleza que les rodea ni disfrutar de lo que experimentan. Si les preguntases, dirían que la vida se asemeja a subir con muchas dificultades una cuesta empinada, que les deja exhaustos y aburre. Se quejan continuamente de dicha situación y prefieren morir con tal de escapar de la misma. Algunos incluso intentan suicidarse.
Pero no es correcto vivir así. Por supuesto, la vida se ha creado junto con muchas limitaciones, pero hay que afrontarlas sin desesperarse: la solución está en creer en Dios. Dice el Todopoderoso:
Y a todo aquel --sea hombre o mujer-- que haga buenas obras, y además sea creyente --le haremos vivir una buena vida; y, ciertamente, concederemos a esos su recompensa con arreglo a lo mejor de sus acciones. (Corán, 16:97)