Una noche, antes de irse a la cama, Omar vio un documental con su padre. Era de animales, y a Omar le sorprendió comprobar cómo algunos de ellos sobrevivían bajo las condiciones más difíciles. Mientras se acostaba, pensó en lo que había visto. Se imaginó viviendo donde ellos y, de repente, estaba en un lugar cubierto de nieve. Empezó a deambular por él.
Entonces oyó una voz que le decía: “¡Bienvenido, Omar!”
“¿Quién eres?”, le preguntó Omar.
“Soy un pingüino”, le respondió.
![]() |
El animal que le hablaba parecía que llevaba puesto un esmoquin. Omar lo reconoció enseguida. Había una parte dedicada a los pingüinos en el documental que vio con su padre aquella noche.
“¡Ah, sí!”, dijo Omar, “Acaban de hablar de ti en la tele. Aquí hace mucho frío, ¿tú no tienes?”
El pingüino respondió: “Éste es el Polo Sur y las temperaturas pueden llegar hasta los 88 grados bajo cero. Esto mataría a muchas criaturas pero a nosotros no nos resulta difícil vivir aquí porque Dios nos ha dotado de unas características especiales.
Puesto que tenemos una gruesa capa de grasa bajo nuestra piel, no nos afecta tanto el frío como a otros animales. Y, cuando llega el invierno, nos marchamos hacia el sur a lo largo de la costa.”
Omar recordó: “¡Eso significa que emigráis! ¿Qué otras cualidades tenéis que yo no conozca? Por ejemplo, el documental decía que tenéis mucho cuidado de vuestros huevos hasta que nacen las crías. ¿Me puedes contar algo más, por favor?”
![]() |
Omar recordó: “¡Eso significa que emigráis! ¿Qué otras cualidades tenéis que yo no conozca? Por ejemplo, el documental decía que tenéis mucho cuidado de vuestros huevos hasta que nacen las crías. ¿Me puedes contar algo más, por favor?”
El pingüino respondió: “Dios ha enseñado a cada animal cómo debe actuar. Sólo hacemos lo que Él nos ha enseñado.”
Omar estuvo de acuerdo: “Nuestro Señor ha enseñado a cada criatura dónde y cuándo asentarse y cómo encontrar comida. La vida que vosotros lleváis es un buen ejemplo.”
El pingüino se dio la vuelta: “Puedes encontrar otros muchos ejemplos en otras criaturas. Mi familia me está esperando, así que creo que debo marcharme.”
De repente, Omar escuchó el ruido de un timbre. Era el despertador que estaba sonando. Entonces se dio cuenta de que su aventura sólo había sido un agradable sueño.