AMAR Y LA TORTUGA

Un día, Amar estaba leyendo uno de sus cuentos preferidos: "La liebre y la tortuga". Se reía de lo que le pasaba a la liebre y con la tortuga aprendía lo importante que es usar la cabeza y que la inteligencia vence con facilidad a la superioridad física. De repente, mientras pensaba en estas cosas, se dio cuenta de que la tortuga del libro había cobrado vida y le estaba hablando.

La tortuga empezó diciendo: “¡Hola, Amar! ¡Qué bien que siendo tan joven seas tan listo para aprender la lección de lo que pasó entre la liebre y yo!”

Amar le preguntó: “¿Cuántos años tienes?”

La tortuga contestó: “No soy tan joven como aparento. Tengo 45 años. Las tortugas viven unos 60 años, e incluso existe una clase de tortuga que se llama “Testudo” que puede vivir hasta los 189 años”.

“¿Cuál es tu estación favorita?”, preguntó Amar.

La tortuga dijo: "Es muy importante para nosotras vivir en un clima cálido. La temperatura de nuestro cuerpo cambia con la del aire y normalmente se encuentra entre los 0,1 y 0,2 grados menos que la del aire. Nuestro sistema digestivo se acelera cuando sube la temperatura. Cuando Dios nos creó, nos hizo así para que fuera más fácil sobrevivir cuando hace mucho calor. Necesitamos de todos los dones que Dios nos concede, pero Él es más rico de lo que necesita."

Entonces Amar le preguntó: "¿Cuál es vuestra comida favorita?"

“Nos encanta la calabaza. Nuestros ojos son muy penetrantes y el color que mejor vemos es el amarillo, así que encontramos fácilmente nuestra comida favorita”, respondió la tortuga.

kaplumbağa

" Suyo es lo que está en los cielos y en la tierra. Alá es, ciertamente, Quien Se basta a Sí mismo, el Digno de Alabanza."(Surah al-Hadzs: 64)

Amar tenía otra pregunta: “¿Hibernáis en invierno?”.

La tortuga le explicó: “Sí. Cuando hace más frío, de octubre en adelante, y es difícil encontrar comida, nos volvemos más lentas y nos protegemos durmiendo durante varios meses. El latido de nuestros corazones y nuestra respiración se ralentizan. Hibernamos de octubre a marzo. Dios nos creó así y no tenemos que estar despiertas cuando no hay nada de comer, lo que resultaría fatal para nosotras. Dios nos ha protegido durante generaciones haciendo que durmamos en el momento justo”.

Amar tenía más preguntas que hacer: “Sé que vives en tierra firme, pero creo que algunas de vosotras también vivís en el agua. Cuéntame algo de ellas”.

La tortuga sonrió:“Estás en lo cierto, Amar. Hay tortugas de tierra, tortugas de agua dulce y tortugas marinas. Yo, por ejemplo, vivo en tierra. Prefiero los campos, la tierra blanda y las vides. A las tortugas de agua dulce, como las que tenéis en los acuarios, les gustan los lagos y las orillas de los ríos. Las tortugas marinas viven en mares cálidos y sólo salen a tierra para poner sus huevos. Deja que te cuente algo interesante sobre la tortuga marina llamada Caretta:

Las “caretta carettas” van a las playas cálidas para poner sus huevos. Dios inspira a las jóvenes tortugas que eclosionan de los huevos para que se dirijan hacia la luz que se refleja en el mar, es decir, para que vayan derechas hacia donde van a vivir. ¿Cómo saben los bebés tortuga que el mar es el mejor lugar para vivir? Debe ser porque Dios implanta en ellas este saber.”

Amar replicó:  "Tienes razón. Cualquiera que tenga cerebro para pensar debe darse cuenta de que el mundo está lleno de los milagros que Dios ha hecho. Debemos recordar siempre que tú y yo, todos los animales y árboles, y todo lo demás, somos una prueba de Su existencia. Me ha encantado hablar contigo. Gracias por contarme tantas cosas. Adiós."

“Adiós, niño inteligente”, dijo la tortuga.

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LAS CIGÜEÑAS DE PATAS LARGAS.

Las cigüeñas son aves migratorias que miden de uno a un metro y medio de altura y tienen grandes alas blancas. Sus picos y patas de color rojo les confieren una apariencia agradable. Cada año, las cigüeñas emigran en grandes grupos, porque no pueden vivir en sitios fríos. El verlas aparecer nos indica que se acercan los cálidos días de verano. Es un milagro que sepan cuándo va a hacer más calor. Al año siguiente, cuando llega de nuevo la primavera, las cigüeñas vuelven de su largo viaje y encuentran sus viejos nidos. Desde luego, es Dios quien les da tan buena memoria y sentido de la orientación.

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