El concepto erróneo de la evolución

El engaño del evolucionismo

Hemos discutido en lo que precede algunos de los milagros del Libro de Dios, que El envió a los hombres como guía y advertencia. Con estos milagros Dios nos ha dado muchas evidencias de que el Corán es el Libro de la Verdad, e invita a los hombres a reflexionar sobre él. Uno de los temas más destacados por Dios en el Corán es invitar al hombre a que reconozca en la tierra los signos de una creación carente de defectos, apreciando así el Poder Divino al recordarlos y meditar sobre ellos. En la actualidad existen, sin embargo, varias ideologías que pretenden que el hombre olvide la maravilla de la creación, tratando de divorciarlo de la religión utilizando teorías sin fundamento alguno.

La más significativa de estas ideologías es, desde luego, el materialismo.

En cuanto al darwinismo, es decir la teoría de la evolución, es el principal argumento que utiliza el materialismo —como una supuesta base científica— para sus propios fines. Esta teoría, que sostiene que la vida se originó por mero azar de la materia inanimada, de hecho ha colapsado actualmente ante la confirmación del hecho de que el universo fue creado por Dios.

Dios es Quien creó el universo y lo diseñó hasta en sus menores detalles. En consecuencia, es imposible que sea verdad la teoría de la evolución, que sostiene que los seres vivientes no son creados sino mero producto de la casualidad.

No debe sorprender, cuando examinamos la teoría de la evolución, ver que ella resulta denunciada por los mismos descubrimientos científicos. El diseño de la vida es extremadamente complejo y sorprendente. En el mundo de lo inanimado, por ejemplo, podemos examinar qué delicado es el equilibrio sobre el cual reposan los átomos; y más aún, en el mundo de la materia animada podemos observar en qué complejos diseños se agrupan esos átomos, y qué extraordinarios son los mecanismos y las estructuras que forman, tales como proteínas, enzimas, células, etc. Este extraordinario diseño de la vida invalidó los argumentos del darwinismo al final del siglo XX.

Nos hemos referido ya a este tema in extenso en otros libros, y continuaremos haciéndolo, pero pensamos que, considerando su importancia, es útil hacer también aquí un pequeño resumen.

EL COLAPSO CIENTÍFICO DEL DARWINISMO

Charles Darwin
Charles Darwin

Aunque se trata de una doctrina que se remonta en el pasado hasta la Grecia Antigua, la teoría de la evolución avanzó considerablemente sobre todo en el siglo XIX. El trabajo más importante, que hizo que la teoría se convirtiera en el tema principal del mundo científico, fue el libro de Charles Darwin titulado “El origen de las especies” publicado en 1859. En este libro Darwin niega que las diferentes especies vivas que habitan o habitaron la tierra fueran creadas separadamente por Dios. Según Darwin, todos los seres vivientes provienen de un ancestro común y se han diversificado a lo largo del tiempo a través de pequeños cambios.

La teoría de Darwin no está basada en ningún descubrimiento científico concreto; como incluso él lo aceptó, no es más que una “presunción”. Más aún, como Darwin confiesa en el largo capítulo de su libro titulado “Dificultades de la teoría”, su hipótesis fallaba al momento de tratar de explicar muchas cuestiones críticas.

Darwin ponía toda su esperanza en los nuevos descubrimientos científicos, que esperaba resolvieran esas “dificultades de la teoría”. Sin embargo, contrariando sus expectativas, los descubrimientos científicos posteriores expandieron las dimensiones de esas dificultades.

La derrota del darwinismo por la ciencia se puede sintetizar en tres tópicos básicos:

1) La teoría no puede explicar por ningún medio cómo se originó la vida sobre la tierra.
2) No existen hallazgos científicos que muestren que los “mecanismos evolutivos” propuestos por la teoría tengan algún poder para provocar la evolución.
3) Los restos fósiles prueban exactamente lo contrario de lo que sugiere la teoría de la evolución.

LA PRIMERA ETAPA INSUPERABLE: EL ORIGEN DE LA VIDA

La teoría de la evolución postula que todas las especies vivas evolucionaron de una única célula que surgió en la tierra primitiva hace 3.800 millones de años. Cómo una única célula pudo generar millones de complejas especies vivas y, si tal evolución realmente ocurrió, porqué no pueden observarse vestigios de ella en los restos fósiles, son algunas de las cuestiones que la teoría no puede responder. Empero, y por encima de todo, en la primera etapa del alegado proceso evolutivo, habría que preguntarse: ¿cómo se originó esa “primera célula”?

Dado que la teoría de la evolución niega la creación y no acepta ningún tipo de intervención sobrenatural, sostiene que la “primera célula” fue un resultado casual de las leyes naturales sin ningún proyecto, plan u orden. Según la teoría la materia inanimada debió haber producido una célula viva por casualidad. Pero sin embargo esta es una pretensión inconsistente, incluso, con las más inconmovibles reglas de la biología.

"LA VIDA PROVIENE DE LA VIDA"

En su libro Darwin jamás se refiere al origen de la vida. El primitivo conocimiento científico que se tenía en su época descansaba en la suposición de que los seres vivientes tenían una estructura muy simple. Desde épocas medievales estaba ampliamente difundida la generación espontánea, una teoría que afirma que la materia inanimada puede producir directamente seres vivos. Estaba ampliamente difundida la creencia de que los insectos eran producidos por las sobras de comida, y los ratones por el trigo. Se realizaban interesantes experimentos para probar esta teoría. Se colocaba algo de trigo sobre una pieza sucia de tela y se creía que de ello se originarían ratones pasado un tiempo. De manera análoga los gusanos que aparecían en la carne se consideraban como una evidencia de la generación espontánea. Pero tiempo después se comprendió que los gusanos no aparecían sobre la carne espontáneamente, sino que surgían de las larvas depositadas allí por las moscas y que eran invisibles a ojo desnudo.

Incluso en la época en que Darwin escribió “El origen de las especies” la creencia de que las bacterias podían generarse de materia inerte era todavía ampliamente aceptada en el mundo científico. Pero cinco años después de que el libro de Darwin fuera publicado el descubrimiento de Luis Pasteur echó por tierra esta creencia, que constituía el fundamento de la evolución. Pasteur resumió la conclusión a la que había arribado después de largos estudios y experimentos con esta frase: “La hipótesis de que la materia inanimada puede originar la vida ha quedado enterrada en la historia para siempre” (44).

Los defensores de la teoría de la evolución resistieron los hallazgos de Pasteur durante largo tiempo. Pero a medida que la ciencia avanzaba y desentrañaba la compleja estructura de la célula de un ser viviente, la idea de que la vida podía producirse por azar se enfrentó con un atolladero aún mayor.

Kambriyen
Through his experiments, Louis Pasteur invalidated the idea that "life can emerge from inanimate matter," on which the theory of evolution is based.

ESFUERZOS QUE NO CONVENCEN EN EL SIGLO XX

Alexander Oparin
Russian biologist Alexander Oparin

El primer evolucionista que retomó el tema del origen de la vida en el siglo XX fue el famoso bioquímico ruso Alexander Oparin. Con varias tesis en las que trabajó durante la década de 1930 trató de probar que la célula de un ser viviente podía originarse por azar. Estos estudios, sin embargo, estaban condenados al fracaso, y Oparin tuvo que hacer la siguiente confesión: “Desafortunadamente, el origen de la célula continúa siendo el punto más oscuro de toda la teoría de la evolución” (45).

Algunos evolucionistas seguidores de Oparin trataron de llevar a cabo experimentos para resolver el problema del origen de la vida. El más conocido de estos experimentos fue el que realizó el químico americano Stanley Miller en 1953. Combinando gases que sostenía existían en la atmósfera primordial de la tierra en un balón de vidrio, y bombardeándolos con energía eléctrica, Miller sintetizó varias moléculas orgánicas (aminoácidos) presentes en la estructura de las proteínas.

O yıllarda evrim adına önemli bir aşama gibi tanıtılan bu deneyin geçerli olmadığı ve deneyde kullanılan atmosferin gerçek dünya koşullarından çok farklı olduğu, ilerleyen yıllarda ortaya çıkacaktı.3

Habían pasado escasamente unos pocos años de este experimento —que era presentado como un paso importante para demostrar la teoría evolucionista— cuando se reveló que el mismo era inválido pues la atmósfera utilizada en el mismo era muy diferente de las condiciones reales existentes en la tierra (46).

Después de un largo silencio, Miller confesó que el medio atmosférico que había utilizado era irreal (47).

Todos los esfuerzos evolucionistas emprendidos durante el siglo XX para explicar el origen de la vida terminaron en fracaso. El geoquímico Jeffrey Bada del San Diego Scripps Institute, acepta esto en un artículo publicado en la revista Earth en 1998:

“Hoy, terminando el siglo XX, enfrentamos todavía el mayor problema sin resolver que teníamos cuando comenzó el siglo: ¿cómo se originó la vida sobre la tierra?” (48).

LA COMPLEJA ESTRUCTURA DE LA VIDA

DNA
One of the facts nullifying the theory of evolution is the incredibly complex structure of life. The DNA molecule located in the nucleus of cells of living beings is an example of this. The DNA is a sort of databank formed of the arrangement of four different molecules in different sequences. This databank contains the codes of all the physical traits of that living being. When the human DNA is put into writing, it is calculated that this would result in an encyclopedia made up of 900 volumes. Unquestionably, such extraordinary information definitively refutes the concept of coincidence.

La razón fundamental por la cual la teoría de la evolución terminó en semejante atolladero en lo referente al origen de la vida se debe a que incluso los organismos vivientes que se supone más simples tienen estructuras increíblemente complejas. La célula de un ser viviente es más compleja que todos los productos tecnológicos producidos por el hombre. Actualmente, incluso en los laboratorios más modernos del mundo, es imposible producir una célula viva uniendo materia inorgánica.

Las condiciones requeridas para la formación de una célula son cuantitativamente demasiado grandes para ser explicadas por la casualidad. La probabilidad de que las proteínas, principales componente de las células, resulten sintetizadas por casualidad es de 1 en 10.950 para una proteína promedio compuesta de unos 500 aminoácidos. En matemáticas una probabilidad menor a 1 en 1050 es considerada prácticamente un imposible.

La molécula de ADN, que está ubicada en el núcleo de la célula y que almacena la información genética, es una base de datos increíble. Se calcula que si la información codificada en el ADN se pusiera por escrito, ello daría lugar a una inmensa biblioteca equivalente a una enciclopedia de 900 volúmenes de 500 páginas cada uno.

Y en este punto aparece un dilema muy interesante: el ADN sólo puede replicarse con la ayuda de algunas proteínas especiales (enzimas). Pero la síntesis de estas enzimas sólo puede realizarse a partir de la información codificada en el ADN. Como ambas dependen una de otra tienen que existir al mismo tiempo para replicarse. Esto lleva a un punto muerto al escenario en el cual la vida se origina por sí misma. El profesor Leslie Orgel, un reputado evolucionista de la Universidad de San Diego, California, confesó este hecho en la edición de septiembre de 1994 de la revista “Scientific American”:

“Es extremadamente improbable que las proteínas y los ácidos nucleicos, ambos estructuralmente complejos, surjan espontáneamente en el mismo lugar al mismo tiempo. Además, parece también imposible obtener uno sin el otro. Y en consecuencia, a primera vista, uno tendría que concluir que la vida, en realidad, nunca pudo originarse por medios químicos” (49).

Indudablemente, es imposible que la vida se haya originado por causas naturales, y entonces no queda sino aceptar que fue “creada” por medios sobrenaturales. Este hecho invalida explícitamente la teoría de la evolución cuyo propósito principal es negar la creación.

LOS MECANISMOS IMAGINARIOS DE LA EVOLUCIÓN

El segundo tópico importante que invalida la teoría darwinista es que los dos conceptos expuestos por ésta como “mecanismos evolutivos” se ha visto que, en realidad, no poseen ningún poder evolutivo.

Darwin basó su alegato en favor de la evolución enteramente en el mecanismo de la “selección natural”. La importancia que le adjudica a este mecanismo queda en evidencia por el título mismo de su libro: “El origen de las especies por medio de la selección natural”.

La selección natural sostiene que aquellos seres vivientes que son más fuertes y están más adaptados a las condiciones naturales de su hábitat sobrevivirán en la lucha por la vida. Por ejemplo, en una manada de ciervos amenazada por animales salvajes, aquellos que puedan correr más rápido sobrevivirán. En consecuencia, la manada de ciervos estará compuesta de los individuos más fuertes y más rápidos. Sin embargo, incuestionablemente, este mecanismo no causará que los ciervos evolucionen y se transformen en otra especie, por ejemplo, caballos.

Consecuentemente el mecanismo de la selección natural no tiene poder evolutivo. Darwin era consciente de este hecho y lo dejó expresado en su libro “El origen de las especies”:

“La selección natural no puede hacer nada hasta que ocurran variaciones favorables fortuitas” (50).

EL IMPACTO DE LAMARCK

Ahora bien, ¿cómo pueden ocurrir estas “variaciones favorables”? Darwin trató de responder a esta cuestión partiendo del punto de vista que el primitivo estado del conocimiento científico poseía en su época. Según el biólogo francés Lamarck, que vivió antes de Darwin, las criaturas vivas transmitían los rasgos que adquirían durante su vida a la siguiente generación, y estos rasgos acumulándose de una generación a otra provocaban la aparición de nuevas especies. Por ejemplo, según Lamarck, las jirafas evolucionaron de los antílopes; esforzándose por comer hojas de árboles altos sus cuellos fueron estirándose de una generación a otra.

Doğal Seleksiyonu doğrulayan tek bir delil dahi bulunmamaktadır.
Natural selection only selects out the disfigured, weak, or unfit individuals of a species. It cannot produce new species, new genetic information, or new organs.

Darwin da también ejemplos similares en su libro “El origen de las especies”. Por ejemplo, dice que algunos osos que se introducían en el agua para buscar comida se transformaron en ballenas con el paso del tiempo (51).

Pero no obstante, las leyes de la herencia descubiertas por Mendel y verificadas por la genética que floreció en el siglo XX, finalmente destruyeron la leyenda de que los rasgos adquiridos se trasmitían a las generaciones subsiguientes. De esta forma la selección natural perdió sustento como mecanismo evolutivo.

EL NEODARWINISMO Y LAS MUTACIONES

Rastgele mutasyonlar insanlara ve diğer tüm canlılara her zaman zarar verirler.
Since the beginning of the twentieth century, evolutionary biologists have sought examples of beneficial mutations by creating mutant flies. But these efforts have always resulted in sick and deformed creatures. The top picture shows the head of a normal fruit fly, and the picture on the left shows the head of a fruit fly with legs coming out of it, the result of mutation.

Para encontrar una solución, los darwinistas propusieron a finales de la década de 1930 la “moderna teoría sintética” o, como se la conoce más comúnmente, el neodarwinismo.

El neodarwinismo agregó las mutaciones, que son distorsiones producidas en los genes de los seres vivientes como resultado de factores externos tales como radiaciones o fallas en la replicación, como “causa de las variaciones favorables” además de la selección natural.

Actualmente el modelo evolucionista que persiste en el mundo es el neodarwinista. La teoría sostiene que los millones de seres vivientes presentes en la tierra son el resultado de mutaciones o desórdenes genéticos por medio de los cuales se fueron provocando cambios en numerosos órganos complejos de estos organismos, tales como oídos, ojos, extremidades, alas, etc. Sin embargo, existe un hecho científico innegable que socava esta teoría: las mutaciones no provocan una evolución en los seres vivientes; por el contrario siempre los perjudican.

La razón para esto es muy simple: el ADN tiene una estructura muy compleja y las mutaciones azarosas sólo pueden dañarla. El genetista americano B. G. Ranganathan explica esto como sigue:

“Las mutaciones son pequeñas, azarosas y dañinas. Ocurren raramente y lo mejor que puede pasar es que sea ineficaz. Estas cuatro características de las mutaciones implican que no pueden conducir a un desarrollo evolutivo. Un cambio al azar en un organismo altamente especializado o es dañino o es fútil. Un cambio al azar en un reloj pulsera no puede mejorarlo. Lo más probable es que lo perjudique o, en el mejor de los casos, que sea insustancial. Un terremoto no mejora una ciudad, la destruye” (52).

No es sorprendente que ningún ejemplo útil de mutación, esto es, que se haya constatado que mejoró el código genético, se haya observado hasta ahora. Todas las mutaciones han probado ser nocivas. La mutación, que se presenta como un “mecanismo evolutivo”, es realmente un incidente genético que daña a los seres vivientes y los incapacita. (El efecto más común de mutación en los seres humanos es el cáncer). No caben dudas que un mecanismo destructivo no puede ser un “mecanismo evolutivo”. La selección natural, por otro lado, “no puede hacer nada por sí misma” como también Darwin aceptó. Esto nos indica que no hay “mecanismos evolutivos” en la naturaleza, y si no existen difícilmente alguien pueda imaginar cómo el proceso llamado evolución tendría lugar.

RESTOS FÓSILES: NO HAY RASTROS DE FORMAS INTERMEDIAS

La prueba más clara de que el escenario sugerido por la teoría evolucionista no existe son los restos fósiles.

Según la teoría de la evolución todas las especies han surgido de una precedente. Es decir que especies previas sufrieron transformaciones a lo largo del tiempo, y todas se produjeron de este modo en un proceso gradual de transformación que duró millones de años.

Si éste ha sido el caso, entonces debieron existir numerosas especies intermedias que vivieron durante este larguísimo período de transformación.

Por ejemplo, alguna especie medio-pez/medio-reptil debió haber vivido en el pasado adquiriendo, con el paso del tiempo, algunas características de reptil además de las de pez que ya tenía. O debieron existir algunos reptiles-pájaros que adquirieron más características de las aves aparte de las de reptil que ya poseían. Dado que estas especies estaban en una fase de transición, debía tratarse de seres vivos defectuosos, limitados por ciertas incapacidades. Los evolucionistas se refieren a estos seres imaginarios, que ellos creen que vivieron en el pasado, como “formas transitorias”.

Ginkgola fosili
Fossils are proof that evolution never happened. As the fossil record reveals, living things suddenly appeared together with all the characteristics they possess, and they never undergo the slightest change so long as they remain in existence. Fish have always existed as fish, insects as insects, and reptiles as reptiles. There is no scientific validity to the claim that species emerged gradually.
Sea Urchin
Period: Paleozoic Age, Carboniferous
Period Age: 295 million years

Si tales animales realmente han existido, deberían haber sido millones, o incluso miles de millones en cuanto a su número y variedad. Y más importante todavía, los restos de estos extraños seres deberían estar presentes en los restos fósiles. En “El origen de las especies” Darwin explicaba:

“Si mi teoría es cierta, innumerables variedades intermedias, como eslabones cercanos de todas las especies de un mismo grupo, ciertamente deben haber existido... Consecuentemente, evidencia de su existencia previa sólo podría hallarse entre los restos fósiles” (53).

LAS ESPERANZAS DE DARWIN SE HICIERON PEDAZOS

Pese a que los evolucionistas han realizado enérgicos esfuerzos en todo el mundo para encontrar fósiles desde mediados del siglo XIX, todavía no se han descubierto formas intermedias. Todos los fósiles desenterrados en las excavaciones muestran que, contrariamente a las expectativas de los evolucionistas, todas las formas de vida aparecieron sobre la tierra en forma repentina y completamente formadas.

Un paleontólogo británico, Derek V. Ager, admite este hecho aunque él es un evolucionista:

“La cuestión que surge es que, si nosotros examinamos en detalle los restos fósiles, sea a nivel de órdenes o de especies, encontramos —una y otra vez— no una evolución gradual, sino una explosión repentina de un grupo a expensas de otro” (54).

Esto significa que en los restos fósiles todas las especies surgen repentinamente y completamente formadas, sin ninguna forma intermedia en el medio. Esto es exactamente lo opuesto de las presunciones de Darwin. Y además es una evidencia muy fuerte de que los seres vivientes son creados. La única explicación para que una especie viviente aparezca repentinamente y completa en todos sus detalles, sin ningún ancestro del cual haya evolucionado, es que fue creada. Este hecho es admitido también por el ampliamente conocido biólogo evolucionista Douglas Futuyma:

“La creación y la evolución, entre ambas, agotan todas las explicaciones posibles para el origen de los seres vivientes. Los organismos vivos o bien aparecen sobre la tierra completamente desarrollados o no lo hacen. Si no lo hacen deben haber evolucionado de especies preexistentes por algún proceso de modificación. Y si aparecen en un estado completamente desarrollado, deben haber sido creados por alguna inteligencia omnipotente” (55).

Los fósiles muestran que los seres vivientes aparecieron sobre la tierra completamente desarrollados y en un estado perfecto. Esto significa que “el origen de las especies”, contrariamente a lo que suponía Darwin, no es la evolución sino la creación.

EL CUENTO DE LA EVOLUCIÓN HUMANA

El tema que traen a colación más a menudo los defensores de la teoría evolucionista es el del origen del hombre. La tesis darwinista sostiene que el hombre moderno actual evolucionó de algún tipo de criatura simiesca. Durante este supuesto proceso evolutivo, que se supone comenzó hace 4-5 millones de años, se afirma que han existido algunas “formas de transición” entre el hombre moderno y sus ancestros. Según este escenario completamente imaginario, existen cuatro “categorías” básicas:

1. Australopithecus
2. Homo habilis
3. Homo erectus
4. Homo sapiens

Los evolucionistas llaman “Australopithecus” al primero de estos ancestros similares a los simios, palabra que significa “simio sudafricano”. Esos seres no eran en realidad más que una antigua especie de simios que se ha extinguido. Profundos estudios realizados sobre varios especímenes del Australopithecus por dos anatomistas mundialmente famosos de Inglaterra y EE.UU., Lord Solly Zuckerman y el Prof. Charles Oxnard, han mostrado que esos fósiles pertenecen a una especie ordinaria de simio que se ha extinguido y que no presenta semejanzas con los seres humanos (56).

Los evolucionistas clasifican a la siguiente etapa de la evolución humana como “homo”, es decir “hombre”. Según sus afirmaciones las criaturas de la serie “homo” están más desarrolladas que el Australopithecus. Pero lo que hacen es inventar un esquema evolutivo imaginario ordenando diferentes fósiles de esas criaturas en un cierto orden. Este esquema es imaginario porque jamás se ha probado que exista una relación evolutiva entre estas diferentes clases. Ernst Mayr, uno de los principales defensores de la teoría de la evolución en el siglo XX, admite este hecho diciendo que “la cadena que llega hasta el homo sapiens está en realidad perdida” (57).

Evrim yanlısı gazete ve dergilerde çıkan haberlerde  hayali
Evolutionist newspapers and magazines often print pictures of primitive man. The only available source for these pictures is the imagination of the artist. Evolutionary theory has been so dented by scientific data that today we see less and less of it in the serious press.

Delineando la cadena de eslabones en la forma “Australopithecus > Homo habilis > Homo erectus > Homo sapiens” los evolucionistas dan a entender que cada una de estas especies es ancestro de la siguiente. Pero sin embargo, recientes descubrimientos de los paleoantropólogos han revelado que el Australopithecus, el Homo habilis y el Homo erectus han vivido en diferentes partes del mundo al mismo tiempo (58).

Más aún, ciertos segmentos de humanos clasificados como Homo erectus han vivido hasta épocas muy modernas. El Homo sapiens neanderthalensis y el Homo sapiens sapiens (el hombre moderno) coexistieron en la misma región (59).

Esta situación claramente indica la invalidez de la hipótesis que sostiene que son ancestros unos de otros. Un paleontólogo de la Universidad de Harvard, Stephen Jay Gould, explica este punto muerto de la teoría de la evolución, aunque él mismo es un evolucionista, en estos términos:

“¿Qué ha pasado con nuestra escalera si existen tres linajes de homínidos coexistentes (australopithecus africanus, el robusto australopithecus, y el homo habilis), ninguno claramente derivado del otro? Más aún, ninguno de los tres muestra tendencias evolutivas durante su estancia en la tierra” (60).

En resumen, el escenario de la evolución humana que se presenta en los medios de comunicación y en los textos escolares apoyado en varios dibujos de algunas criaturas “mitad simios, mitad humanos”, es, francamente hablando, simple propaganda, pues no es otra cosa que un cuento sin ningún fundamento científico.

Lord Solly Zuckerman, uno de los más famosos y respetados científicos del Reino Unido, que llevó a cabo investigaciones sobre este tema durante mucho tiempo, y que en particular estudió los fósiles del Australopithecus durante 15 años, llegó finalmente a la conclusión —pese a que él es un evolucionista— de que, en realidad, no existe ninguna ramificación evolutiva que, partiendo de esas criaturas parecidas a los simios, termine en el hombre.

Zuckerman es autor además de una interesante “clasificación de la ciencia”. Elaboró un cuadro jerárquico de las disciplinas científicas ordenándolas desde las que él considera científicas hasta las que considera a-científicas. Según la clasificación de Zuckerman, los campos de la ciencia más “científicos” —es decir, dependientes de datos concretos— son la química y la física. Después de ellos vienen las ciencias biológicas y luego las ciencias sociales. Al final de la tabla, que es la parte considerada más “a-científica”, están la “percepción extrasensorial” —temas tales como la telepatía y el sexto sentido— y finalmente la “evolución humana”. Zuckerman explica así su razonamiento:

“Nos desplazamos entonces fuera del registro de las verdades objetivas para entrar en el campo de la ciencia biológica presuntiva, como la percepción extrasensorial o la interpretación de la historia fósil del hombre, donde para el convencido (evolucionista) todo es posible, y donde el ardiente creyente (en la evolución) es algunas veces capaz de creer varias cosas contradictorias al mismo tiempo” (61).

LA TECNOLOGÍA PRESENTE EN EL OJO Y EL OÍDO

Otra cuestión que todavía no ha contestado la teoría evolucionista es la referida a la excelente calidad perceptiva del ojo y el oído.

Antes de seguir con el tema del ojo, respondamos brevemente a la pregunta “¿cómo vemos?”. Los rayos de luz que vienen de un objeto se reflejan invertidos en el fondo de la retina del ojo. Allí esta luz es transmitida como señales eléctricas por las células hasta un punto diminuto ubicado en la parte posterior de la corteza cerebral llamado centro de la visión. Estas señales eléctricas son percibidas en este centro del cerebro como una imagen después de una serie de procesos. Con este bagaje técnico pensemos ahora un poco.

El cerebro está aislado de la luz. Esto significa que en el interior del cerebro hay una oscuridad total y que la luz no llega al lugar en donde está situado. El lugar denominado “centro de la visión” es un sector totalmente a oscuras donde no llega ninguna luz; podría ser incluso el lugar más oscuro que Uds. hayan conocido jamás. Y sin embargo podemos observar un mundo brillante y luminoso en esa pulgada de oscuridad.

La imagen formada en el ojo es tan definida y precisa que incluso la tecnología del siglo XX ha sido incapaz de obtenerla. Por ejemplo, miren el libro que están leyendo, las manos con las cuales lo sostienen, luego levanten la vista y miren alrededor suyo. ¿Han percibido alguna vez una imagen tan clara y definida como ésta en algún otro lugar? Ni siquiera las más desarrolladas pantallas de televisión producidas por los grandes fabricantes mundiales pueden suministrarle una imagen tan bien definida. Es una imagen tridimensional, en colores, y extremadamente definida. Durante más de 100 años miles de ingenieros han tratado de reproducir esta definición. Se han establecido fábricas y grandes premisas, se han hecho grandes investigaciones, y se han elaborado planes y diseños con este propósito. Nuevamente, mire la pantalla del televisor y luego el libro que tiene entre sus manos, y percibirá la enorme diferencia en cuanto a claridad y definición. Además, la pantalla del televisor sólo les muestra una imagen bidimensional, mientras que con sus ojos ustedes obtiene una perspectiva tridimensional que posee profundidad.

Durante muchos años decenas de miles de ingenieros han tratado de hacer una televisión tridimensional que alcance la calidad de visión del ojo humano. Y efectivamente, han fabricado un sistema de televisión tridimensional, pero es imposible verlo sin colocarse anteojos especiales; y además es sólo un efecto tridimensional artificial. El fondo se ve borroso y el primer plano parece un escenario de papel. Nunca ha sido posible reproducir una visión tan precisa y definida como la del ojo. Tanto en la cámara como en la televisión hay una pérdida de calidad de la imagen.

Gözü ve kulağı, kamera ve ses kayıt cihazları ile kıyasladığımızda bu organlarımızın söz konusu teknoloji ürünlerinden çok daha kompleks, çok daha başarılı, çok daha kusursuz yapılara sahip olduklarını görürüz.
All its components need to function together and perfectly if the eye is to see at all.

Los evolucionistas sostienen que el mecanismo que produce esta imagen precisa y definida se ha producido por mero azar. Ahora bien, si alguien le dice a ustedes que el televisor que tienen en su habitación se formó al azar, que todos sus átomos simplemente se juntaron y produjeron ese dispositivo que produce imágenes, ¿qué pensarían? ¿Cómo pueden los átomos hacer lo que miles de personas no pueden?

Si un artefacto que produce una imagen más primitiva que la del ojo no pudo haberse formado por azar, entonces es evidente que el ojo y la imagen que percibe no pueden ser producto de la casualidad. La misma situación se aplica al oído. El oído externo recoge los sonidos disponibles por medio del pabellón auricular y los dirige hacia el oído medio; el oído medio transmite las vibraciones sonoras intensificándolas; el oído interno envía estas vibraciones sonoras al cerebro traduciéndolas en señales eléctricas. Igual que con el ojo, el acto de oír finaliza en el centro de audición del cerebro.

Lo que ocurre con el ojo también es verdad para el oído. Esto es, el cerebro está aislado del sonido igual como lo está de la luz: no lo alcanza ningún sonido. Por consiguiente, no importa qué ruidoso pueda ser el exterior, el interior del cerebro está en completo silencio, y sin embargo es capaz de percibir los sonidos más delicados. En su cerebro, que está aislado del sonido, usted escucha las sinfonías que ejecuta una orquesta, y oye todos los sonidos en un lugar concurrido. Y así y todo, si el nivel de sonido en su cerebro fuera medido con instrumental de precisión en ese mismo momento, se vería que prevalece allí un completo silencio.

Bütün hayatımızı beynimizin içinde yaşarız. Gördüğümüz insanlar, bindiğimiz araba, içinde çalıştığımız iş yeri, çevremizdeki herşey beynimizde oluşur.
We live our whole life in our brains. People we see, flowers we smell, music we hear, fruit we taste, the moisture we feel with our hands-all these are impressions that become "reality" in the brain. But no colors, voices or pictures exist there. We live in an environment of electrical impulses. This is no theory, but the scientific explanation of how we perceive the outside world.

Como en el caso de las imágenes, se han invertido décadas de esfuerzo tratando de generar y reproducir sonido que sea fiel al original. Resultado de esos esfuerzos son los grabadores, los sistemas de alta fidelidad y de sonido envolvente. Pero a pesar de toda esta tecnología y de los miles de ingenieros y expertos que han trabajado en el intento, no se ha podido obtener todavía un sonido con la misma claridad y definición que el percibido por el oído. Pensemos en el mejor sistema de alta fidelidad producido por la mayor compañía de la industria de la música; incluso en este aparato, cuando se graba sonido, algo se pierde; cuando se enciende el reproductor de alta fidelidad se escucha un siseo antes de que empiece la música. No obstante, los sonidos percibidos por la tecnología del cuerpo humano son extremadamente definidos y claros. El oído humano jamás percibe un sonido introduciéndole un siseo o ruido por descargas en la atmósfera; lo percibe exactamente como es, definida y claramente. Y así ha sido desde que el hombre fue creado.

Hasta ahora, ningún aparato producido por el hombre que reproduzca imágenes o grabe sonidos ha logrado ser tan sensible para captar datos sensoriales como el ojo y el oído humanos.

Por otro lado, y en lo que concierne a la vista y el oído, hay todavía una cuestión subyacente mucho más importante

¿A QUIÉN PERTENECE LA CONCIENCIA QUE VE Y ESCUCHA DENTRO DEL CEREBRO?

¿Quién es el que observa un mundo seductor en su cerebro, escucha sinfonías y el gorjeo de los pájaros, y huele las rosas?

Los estímulos que provienen de los ojos, oídos y nariz de un ser humano viajan al cerebro en forma de impulsos nerviosos electro-químicos. En los textos de biología, fisiología y bioquímica se pueden encontrar muchos detalles sobre la manera en que estas imágenes (sonidos, olores) se forman en el cerebro. Y sin embargo uno jamás se cruza con el hecho más importante en este tema: ¿quién es el que percibe estos impulsos nerviosos electro-químicos como imágenes, sonidos, olores y estímulos sensorios en el cerebro? Hay una conciencia en el cerebro que percibe todo esto independientemente del ojo, el oído o la nariz. ¿A quién pertenece esta conciencia? No hay duda que esta conciencia no pertenece a la masa de nervios, neuronas y células de soporte que constituyen el cerebro. Por esto es que los darwinistas materialistas, que creen que todo está contenido en la materia, no pueden dar una respuesta a estas cuestiones.

Esta conciencia es el espíritu creado por Dios. El espíritu no necesita ni del ojo para ver las imágenes ni del oído para escuchar los sonidos. Más aún: no necesita del cerebro para pensar.

Cualquiera que tome conciencia de este hecho científico explícito debería reflexionar sobre Dios Altísimo, debería temerle y buscar refugio en El, pues El es Quien comprime todo el universo en un lugar oscurísimo de unos pocos centímetros cúbicos, representándolo allí de forma tridimensional, colorida y luminosa.

UNA FE MATERIALISTA

La información que hemos presentado hasta aquí nos muestra que la teoría de la evolución es una tesis evidentemente en contradicción con los hallazgos científicos. Las hipótesis de la teoría sobre el origen de la vida son inconsistentes con la ciencia; los mecanismos evolutivos que propone no tienen poder para provocar la evolución, y los fósiles demuestran que las formas intermedias requeridas por la teoría jamás existieron. Por ende, la consecuencia obvia es que la teoría de la evolución debe ser desechada por anticientífica. Así es como se ha procedido con muchas ideas, como por ejemplo con el modelo de un universo centrado en la tierra (geocéntrico), que fueron eliminadas de la agenda científica a lo largo de la historia.

Pero sin embargo la teoría de la evolución presiona para mantenerse en la agenda científica. Algunas personas incluso tratan de presentar a las críticas dirigidas contra la teoría como un “ataque contra la ciencia”. ¿Por qué?

La razón de esto es que la teoría de la evolución es una creencia dogmática indispensable para algunos círculos. Estos círculos profesan una devoción ciega a la filosofía materialista y han adoptado el darwinismo porque es la única explicación materialista que puede ofrecerse para el funcionamiento de la naturaleza.

Es interesante constatar que ellos también confiesan esto de tanto en tanto. Un famoso genetista y declarado evolucionista de la Universidad de Harvard, Richard C. Lewontin, confiesa que él es “primero y ante todo un materialista y luego un científico”:

“No es que los métodos e instituciones de la ciencia nos obliguen de alguna manera a aceptar una explicación material para los fenómenos naturales, sino que, por el contrario, estamos forzados por nuestra adhesión ‘a priori’ a las causas materiales, a crear instrumentos de investigación y un conjunto de conceptos que produzcan explicaciones materiales, no importa cuán anti-intuitivas y desconcertantes puedan resultar para los no iniciados. Más aún, el materialismo es absoluto, y por ende no podemos permitir un Pie Divino en la puerta” (62).

Existen afirmaciones explícitas de que el darwinismo es un dogma que se mantiene vivo por su adhesión a la filosofía materialista. Este dogma sostiene que sólo la materia existe, y en consecuencia argumenta que la materia inanimada e inconsciente creó la vida. Insiste en que los millones de diferentes especies de seres vivientes —pájaros, peces, jirafas, tigres, insectos, árboles, flores, ballenas, seres humanos— han surgido como resultado de interacciones entre la materia inanimada, como puede ser la lluvia que cae, la luz de un relámpago, etc. Este es un precepto que contraría tanto a la razón como a la ciencia. Aún así los darwinistas continúan defendiéndolo precisamente para “no permitir un Pie Divino en la puerta”.

Cualquiera que reflexione sobre el origen de los seres vivientes sin prejuicios materialistas arribará a una verdad evidente: todos los seres vivos son obra de un Creador, Todopoderoso, Sabio y Conocedor de todo. Este Creador es Dios, que creó todo el universo de la nada diseñándolo en la forma más perfecta, y conformó análogamente a todos los seres vivientes.

"Ellos dijeron: '¡Glorificado seas! No tenemos conocimiento salvo lo que Tú nos has enseñado. Tú eres el Omnisciente, el Sabio" (Corán 2:32).

DİPNOTLAR

1. Sidney Fox, Klaus Dose, Molecular Evolution and The Origin of Life, New York: Marcel Dekker, 1977, s. 2
2. Alexander I. Oparin, Origin of Life, (1936) New York, Dover Publications, 1953 (Reprint), s.196
3. "New Evidence on Evolution of Early Atmosphere and Life", Bulletin of the American Meteorological Society, c. 63, Kasım 1982, s. 1328-1330
4. Stanley Miller, Molecular Evolution of Life: Current Status of the Prebiotic Synthesis of Small Molecules, 1986, s. 7
5. Jeffrey Bada, Earth, Şubat 1998, s. 40
6. Leslie E. Orgel, The Origin of Life on Earth, Scientific American, c. 271, Ekim 1994, s. 78
7. Charles Darwin, The Origin of Species: A Facsimile of the First Edition, Harvard University Press, 1964, s. 189
8. Charles Darwin, The Origin of Species: A Facsimile of the First Edition, Harvard University Press, 1964, s. 184
9. B. G. Ranganathan, Origins?, Pennsylvania: The Banner Of Truth Trust, 1988.
10. Charles Darwin, The Origin of Species: A Facsimile of the First Edition, Harvard University Press, 1964, s. 179
11. Charles Darwin, The Origin of Species,
s. 172, 280
12. Derek A. Ager, "The Nature of the Fossil Record", Proceedings of the British Geological Association, c. 87, 1976, s. 133
13. Douglas J. Futuyma, Science on Trial, New York: Pantheon Books, 1983. s. 197
14. Solly Zuckerman, Beyond The Ivory Tower, New York: Toplinger Publications, 1970, s. 75-94; Charles E. Oxnard, "The Place of Australopithecines in Human Evolution: Grounds for Doubt", Nature, c. 258, s. 389
15. J. Rennie, "Darwin's Current Bulldog: Ernst Mayr", Scientific American, Aralık 1992
16. Alan Walker, Science, c. 207, 1980, s. 1103; A. J. Kelso, Physical Antropology, 1. baskı, New York: J. B. Lipincott Co., 1970, s. 221; M. D. Leakey, Olduvai Gorge, c. 3, Cambridge: Cambridge University Press, 1971, s. 272
17. Time, Kasım 1996
18. S. J. Gould, Natural History, c. 85, 1976, s. 30
19. Solly Zuckerman, Beyond The Ivory Tower, New York: Toplinger Publications, 1970, s. 19
20. Richard Lewontin, "The Demon-Haunted World", The New York Review of Books, 9 Ocak 1997, s. 28
21. Malcolm Muggeridge, The End of Christendom, Grand Rapids: Eerdmans, 1980, s.43