Para empezar, no existirías. Piensa un poco, no estabas en ningún sitio antes de nacer. No eras nada. Dios te creó. Te hizo de la nada.
Entonces debemos estar agradecidos a Dios por cada minuto de nuestra vida. Debemos recordar a Dios con todo lo que disfrutaos y nos gusta, y decir: “Oh Dios, te estoy eternamente agradecido por todos tus regalos”. Si nos enfrentamos a una situación que no nos gusta, debemos rezar a Dios, porque es Él Quien puede hacer que las cosas cambien.