Ahmad había ido de visita con su familia a casa de su abuelo. Antes de cenar, como de costumbre, éste lo llevó al parque. Cuando llegaron, Ahmad se puso muy contento al ver a los patos nadando en el estanque. Su abuelo sabía que le gustaban mucho estos animales, así que había traído algo para darles de comer. Se lo dio a Ahmad y se sentaron en un banco. Enseguida, Ahmad fue corriendo hacia los patos.
“Hola”, dijo, “Me llamo Ahmad y os he traído algo de comida.”
Uno de los patos contestó: “Hola, Ahmad, muchas gracias.”
“Estaba pensando”, dijo Ahmad, “si no os dan de comer, o si vivieseis en un sitio donde no hubiese personas, ¿cómo encontraríais la comida?”
El pato respondió: “Normalmente no abandonamos el agua cuando vivimos en estado salvaje. Es ahí donde nos alimentamos.”
“Pero no veo comida en el agua en que estáis nadando”, dijo Ahmad perplejo.
El pato le explicó: “Obtenemos la comida del agua de diferentes maneras. Algunos de nosotros permanecemos en la superficie y comemos plantas e insectos. Otros sumergen sus cabezas y pechos bajo el agua y buscan comida con la cola fuera de ella. Y hay otros que bucean para conseguir comida.”
Ahmad tenía otra pregunta: “¿Por qué estáis todo el tiempo en el agua? ¿Por qué no os paseáis por la tierra?”
“Somos palmípedos y nuestras patas nos permiten nadar muy rápido, pero nos resulta difícil andar en tierra firme”, le dijo el pato.
Entonces Ahmad le dijo: “Cuando me meto en el agua tengo que estar siempre moviéndome para permanecer a flote. Tengo que utilizar manguitos para no hundirme. ¿Cómo conseguís vosotros estar a flote durante tanto tiempo?”
“Al igual que tú no tienes que moverte cuando usas tus manguitos, el aire de nuestros cuerpos nos permite estar en la superficie del agua” respondió el pato.
Ahmad todavía estaba asombrado: “Pero cuando utilizo mis manguitos no puedo bucear. ¿Cómo lo consigues tú?”
“En el interior de nuestros cuerpos tenemos sacos de aire parecidos a globos pequeños”, dijo el pato. “Cuando estos sacos se llenan de aire, permanecemos a flote y, cuando queremos bucear bajo el agua, lo expulsamos.”
“Entonces podéis permanecer en la superficie del agua, podéis bucear bajo ella y podéis nadar estupendamente”, dijo Ahmad.
El pato continuó: “Es gracias a que somos palmípedos que podemos nadar tan fácilmente. Cuando movemos nuestras patas hacia delante y hacia atrás, las membranas que tenemos en ellas se expanden y nos permiten impulsarnos con más fuerza.”
“¡Igual que las aletas que los mayores se ponen en los pies cuando van a nadar en verano para ir más rápida y fácilmente!”, exclamó Ahmad.
“Eso es, Ahmad”, asintió el pato. Si vuestros pies fueran como las aletas no podríais caminar bien. Sin embargo, nosotros somos aves acuáticas y la forma que tienen nuestras patas nos permite nadar y alimentarnos con facilidad.”
“Todos los patos se parecen. ¿Cuáles son las diferencias?”, se preguntaba Ahmad.
“Sí, todos nos parecemos”, estuvo de acuerdo el pato, “pero existen algunas diferencias. Los machos tienen las plumas más brillantes que las hembras. Esto las protege cuando se sientan en el nido a incubar los huevos. Como tienen unos colores más apagados, sus enemigos no las pueden ver y así están más seguras. Los oscuros colores de las hembras, que se mezclan con el paisaje, hace difícil verlas incluso de cerca.”
“Entonces, ¿qué pasa cuando un depredador se acerca al nido?”, preguntó Ahmad.
El pato explicó: “Los machos atraen su atención con su colorido plumaje para evitar que se fije en la hembra que está en el nido. Cuando un enemigo se acerca a éste, inmediatamente, el macho sale volando haciendo mucho ruido y hace grandes esfuerzos para alejarlo de allí.”
En ese preciso instante, Ahmad vio unos patitos nadando en el agua. Le sorprendió que unos patos tan pequeños pudiesen nadar tan bien. Preguntó: “¿Cómo pueden esos patitos aprender a nadar tan rápidamente?”
“Los patitos pueden encontrar el camino hacia el agua y alimentarse solos a las pocas horas de haber salido del cascarón”, le informó el pato.
Ahmad se preguntó qué le pasaría si le hubiesen dejado en el agua a las pocas horas de nacer. Seguro que no habría sido capaz de nadar; habría tragado mucha agua y se habría ahogado. Reflexionó sobre lo perfectos que Dios había hecho a los patos para que pudieran vivir, nadar y alimentarse en el agua. Entonces su abuelo se levantó del banco y se acercó.
“Abuelo”, dijo Ahmad, “Los patos saben nadar muy bien, ¿verdad? ¡Y son tan bonitos!”
Su abuelo asintió: “Sí, Ahmad. Y una de sus cualidades consiste en mostrarnos lo bien que Dios ha hecho a todos los seres vivos. ¿Sabías que los patos también pueden volar? Cuando lo hacen, cambian continuamente de dirección para no ser presa de otros pájaros.”
“¿Cómo saben que tienen que actuar así para escapar de sus depredadores, abuelo?” preguntó.
Su abuelo le dijo: “Así como Dios ha dado unas características especiales a otros animales, les dio ésta a los patos para que se pudiesen proteger. Dios crea lo que quiere. Hay un versículo en el Corán que habla de esto:
Y es Dios quien ha creado del agua a todos los animales y [ha dispuesto] que algunos de ellos se arrastren sobre sus vientres, otros caminen sobre dos patas, y otros caminen sobre cuatro. Dios crea lo que quiere: pues, ciertamente, Dios tiene el poder para disponer cualquier cosa. (Surat an-Nur: 45)"
"Come on Ahmad," he said: "Dinner is almost ready. We'd better make our way back home."
“Venga, Ahmad”, dijo. “La cena estará casi lista. Será mejor que regresemos a casa.”
“Muy bien, abuelo. Te contaré por el camino lo que he aprendido sobre los patos.”
“¿De verdad?”, dijo su abuelo. “¿Dónde lo has aprendido?”
Ahmad guiñó un ojo a los patos que había en el estanque y les dijo adiós.
Cogió la mano de su abuelo y se alejaron. De camino a casa hablaron de lo perfecta que era la creación de Dios y le dieron gracias por ello.
LOS PATOSLos patos, cuando vuelan, pueden ir tan rápido como un coche (al igual que los guepardos). Y, cuando están en el aire, cambian continuamente de dirección para evitar ser atrapados por los depredadores. Cuando bucean bajo el agua, lo hacen tan deprisa que los cazadores no pueden acertar con sus disparos. |