Las oraciones del profeta Moisés (Musa, la paz sea con él).
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Las oraciones del profeta Moisés (Musa, la paz sea con él).

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Allah envió al profeta Moisés (Musa, la paz sea con él) como mensajero a los hijos de Israel. Cuando todavía era un bebé, su vida fue puesta en peligro. Faraón ordenó asesinar a todos los niños varones y que se destinara a las hembras a la esclavitud. Allah inspiró a su madre para salvarlo. Ella siguió lo que se le reveló y lo puso en una cesta y lo dejó flotando en el Nilo. Faraón y su familia encontraron Moisés y lo adoptaron como hijo.

(7) Y así, [cuando él nació,] inspiramos [esto] a la madre de Moisés: "¡Dale de mamar [por un tiempo], y luego, si temes por él, ponlo en el río, y no temas ni estés triste --porque te lo devolveremos, y haremos de él uno de Nuestros mensajeros!"

(8) Y [alguien de] la familia de Faraón lo encontró [y le dio protección]: ¡porque [quisimos que] fuera para ellos un enemigo y una [fuente de] aflicción

(Sura 28: Al-Qasas (La Historia), aleyas 7 y 8)

Cuando Moisés llegó a la madurez en el palacio de Faraón, Allah le concedió "la habilidad de juzgar [entre el bien y el mal] y también conocimiento [innato]." (Sura 28: Al-Qasas (La Historia), aleya 14)

El Corán relata un acontecimiento que hizo que el profeta Moisés rezase a Allah:

(15) Y [un día] entró en la ciudad mientras [la mayoría de] sus habitantes estaban [descansando en sus casas] ajenos a lo que pasaba [en las calles]; y encontró allí a dos hombres peleándose --uno era de su gente, y el otro de sus enemigos. Y el que era de su gente le pidió ayuda contra el que era de sus enemigos --y entonces Moisés le dio un puñetazo, causándole [con ello] la muerte.

[Pero luego] dijo [para sí]: "¡Esto es obra de Satán! Ciertamente, es un enemigo declarado, que extravía [al hombre]."

(Sura 28: Al-Qasas (La Historia), aleya 15)

Tras este incidente, el Profeta Moisés pidió perdón a Allah y le prometió que no estaría nunca más de parte de los malhechores:

(16) [Y] oró: "¡Oh Sustentador mío! ¡Ciertamente, he pecado contra mí mismo! ¡Concédeme, pues, Tu perdón!"

Y Él le perdonó --pues, ciertamente, sólo Él es realmente indulgente, dispensador de gracia.

(17) Dijo: "¡Oh Sustentador mío! ¡[Hago voto,] por todas las bendiciones que me has concedido, que jamás asistiré a quienes están hundidos en el pecado!"

(Sura 28: Al-Qasas (La Historia), aleyas 16 y 17)

Cuando las personas prominentes de la ciudad tuvieron noticia de este incidente, planearon matar al profeta Moisés. En esta situación, el profeta Moisés de nuevo oró a Allah:

(21) Salió, pues, de allí, temeroso y vigilante, y oró: "¡Oh Sustentador mío! ¡Sálvame de la gente malhechora!"

(Sura 28: Al-Qasas (La Historia), aleya 21)

Allah respondió a la oración del profeta Moisés y lo condujo a un lugar seguro. Pero nunca perdió su vínculo con Allah y le rezaba:

(22) Y volviendo el rostro hacia Madián, dijo [para sí]: "¡Puede que mi Sustentador me guíe [así] al camino recto!"

(23) Y cuando llegó a los pozos de Madián, encontró allí a un grupo numeroso de hombres que abrevaban [sus rebaños]; y encontró a cierta distancia de ellos a dos mujeres que mantenían alejado a su rebaño.

[Les] preguntó: "¿Qué os pasa?"

Respondieron: "No podemos abrevar [nuestros animales] hasta que los pastores se hayan ido [con los suyos] --pues [somos débiles y] nuestro padre es un hombre muy anciano."

(24) Abrevó, entonces, por ellas [su rebaño]; y luego se retiró a la sombra y oró: "¡Oh Sustentador mío! ¡En verdad, estoy necesitado de cualquier bien que hagas descender para mí!"

(25) [Poco] después, una de las dos [jóvenes] se acercó a él con paso recatado, y dijo: "Mi padre te invita para recompensarte por haber abrevado por nosotras [el rebaño]."

Y cuando [Moisés] llegó ante él y le contó la historia [de su vida], dijo: "¡No temas! ¡Ya estás a salvo de esa gente malhechora!"

(Sura 28: Al-Qasas (La Historia), aleyas 22-25)

Esta secuencia de acontecimientos llevó al Profeta Moisés a instalarse en Madián, donde fundó una familia. Después de unos 8 o 10 años, Moisés y su familia salieron de Madián. En su camino hacia el valle de Tuwa, donde estaba destinado a recibir la primera revelación de Allah: le ordenó ir a Faraón para transmitirle Su mensaje. Sin embargo, el profeta Moisés se mostró preocupado y le dijo a Allah con franqueza que tenía miedo, que dudaba y se sentía inseguro:

(33) [Moisés] dijo: "¡Oh Sustentador mío! He matado a uno de ellos, y temo que me maten.... (34) Y mi hermano Aarón --él es de lengua más elocuente que yo.  Envíale conmigo, como ayudante, para que dé [elocuente] testimonio de que digo la verdad: pues, temo en verdad que me desmientan."

(Sura 28: Al-Qasas (La Historia), aleyas 33 y 34)

Como sabemos por el Corán, Moisés se inquietaba por naturaleza y temía que esta característica de su personalidad le impidiese cumplir con su deber de transmitir el mensaje. Por ello, rezó a Allah:

(25) [Moisés] dijo: "¡Oh Sustentador mío! Abre mi corazón [a Tu luz], (26) y facilítame mi misión, (27) y suelta el nudo de mi lengua (28) para que puedan entender bien mis palabras, (29) y nombra, de entre mi gente, a uno que me ayude a llevar mi carga: (30) Aarón, mi hermano. (31) ¡Refuérzame con él, (32) y hazle partícipe de mi misión, (33) para que [juntos] alabemos mucho Tu infinita gloria (34) y Te recordemos sin cesar! (35) ¡Ciertamente, Tú ves dentro de Nosotros!"

(Sura 20: Ta Ha (Oh Hombre), aleyas 25-35)

A cambio de la sinceridad que el profeta Moisés mostraba en su oración, Allah lo tomó bajo Su protección y le dijo:

(35) Dijo Él: "Fortaleceremos tu brazo con tu hermano, y os dotaremos a ambos de poder, de forma que no podrán tocaros: ¡gracias a Nuestros mensajes, vosotros dos y quienes os sigan seréis los vencedores!"

(Sura 28: Al-Qasas (La Historia), aleya 35)

Los milagros del profeta Moisés hicieron que algunos de los magos de Faraón y un pequeño grupo de jóvenes abrazaran la fe. Sin embargo, Faraón y la mayoría de su pueblo insistió en su negativa. El Profeta Moisés oró como sigue:

(88) Y Moisés oró: "¡Oh Sustentador nuestro! En verdad, Tú has concedido a Faraón y a sus dignatarios esplendor y riquezas en la vida de este mundo --y como resultado, Oh Sustentador nuestro, extravían [a otros] de Tu camino. ¡Oh Sustentador nuestro! ¡Destruye sus riquezas y endurece sus corazones, de modo que no lleguen a creer antes de que vean el doloroso castigo [que les espera]!"

(89) [Dios] respondió: "¡Vuestra plegaria ha sido aceptada! Perseverad ambos, pues, en el camino recto, y no sigáis el camino de quienes no tienen conocimiento [del bien y del mal]."

(Sura 10: Iunus (Jonás), aleyas 88 y 89)

Después de la súplica del profeta Moisés, Faraón y toda la gente incrédula que tenía a su alrededor fueron destruidos y los hijos de Israel salieron de Egipto. Después de un tiempo, dejando a su tribu bajo el cuidado de Aarón (Harun), Moisés se fue al monte Sinaí, donde iba a recibir la revelación de Allah. Al recibir la revelación, pidió a Allah:

(143) …"¡Sustentador mío! ¡Muéstrate a mí, para que pueda verte!"

(Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento), aleya 143)

Allah contestó al deseo del profeta Moisés de la siguiente manera:

(143) Y cuando Moisés acudió a Nuestra cita, y su Sustentador le hubo hablado, dijo: "¡Sustentador mío! ¡Muéstrate a mí, para que pueda verte!"

[Dios] dijo: "Tú no puedes verme. Pero mira a esa montaña: si sigue firme en su lugar, entonces --sólo entonces-- podrás verme."

Y tan pronto como Dios hubo revelado Su gloria a la montaña, hizo que esta se desmoronase; y Moisés cayó al suelo desmayado. Y cuando volvió en sí, dijo: "¡Gloria a Ti! ¡Me vuelvo a Ti arrepentido; y seré [siempre] el primero en creer en Ti!"

(144) [Dios] dijo: "¡Moisés! Ciertamente, te he enaltecido sobre todas las gentes al entregarte Mis mensajes, y por haber[-te] hablado: ¡coge, pues, lo que te he entregado y sé de los agradecidos!"

(Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento), aleyas 143 y 144)

Durante la ausencia de Moisés, Aarón condujo a los hijos de Israel. Mientras tanto, los incrédulos del pueblo de Moisés se aprovecharon de su ausencia. Rebelándose a Aarón, construyeron una estatua de un becerro y lo adoraron. Ante esto, Moisés eligió a los creyentes de entre su tribu y, junto con ellos, partió hacia un lugar determinado que Allah le había revelado con anterioridad. Sin embargo, antes de llegar allí, fueron presa de un violento temblor. Moisés pidió perdón para él y para los creyentes que viajaban con él:

(156) Y dispón para nosotros lo bueno en esta vida y también en la Otra Vida: ¡ciertamente, nos hemos vuelto a Ti arrepentidos!"

[Dios] respondió: "Inflijo Mi castigo a quien quiero --pero Mi misericordia abarca todas las cosas: y la decretaré para aquellos que sean conscientes de Mí, que gasten en limosnas y que crean en Nuestros mensajes --(157) para aquellos que han de seguir al [último] Enviado, el Profeta iletrado a quien encontrarán descrito en la Tora que ya tienen, y [más tarde] en el Evangelio: [el Profeta] que les ordenará la conducta recta y les prohibirá la conducta inmoral, y les hará lícitas las cosas buenas de la vida y les prohibirá las malas, y les librará de las cargas y de las cadenas que [antes] pesaban sobre ellos. Quienes crean, pues, en él, le honren, le asistan y sigan la luz que se ha hecho descender a través de él --esos son quienes conseguirán la felicidad."

(Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento), aleyas 155 y 156)

Las características más destacadas de las oraciones del profeta Moisés que se relatan en el Corán son su sinceridad y franqueza. Él oró a Allah con sinceridad y pidió Su ayuda y, según Su voluntad, lo que le sucedió le hizo convertirse en un profeta que ostentaba un gran poder.

Una de las características más importantes de la oración es la sinceridad y que sea de corazón. En este punto, uno de los obstáculos que pueden inducirnos a error, originado por la vergüenza que sentimos ante Allah, es la reticencia a confesarle nuestros pecados y defectos. Esta actitud puede hacer que algunas personas oren muy "formalmente" y, ya sea por vergüenza u orgullo, les impide revelar sus problemas a Allah, aunque Él conoce cada uno de nuestros pecados, errores y actitudes o pensamientos irracionales o erróneos.

Siendo este el caso, lo que tenemos que hacer es dirigirnos a Allah con sinceridad y franqueza y compartir todos nuestros secretos con Él. El respeto que interiormente sentimos hacia Allah no es en absoluto un obstáculo que convierta la relación entre Allah y Su siervo en "formal", sino un estímulo que lo acerque más a su Señor y que lo vuelva más sumiso y sincero con Él.


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