El Corán se refiere a Jesús (Isa, la paz sea con él) de la siguiente manera:
(45) … será conocido como el Ungido Jesús, hijo de María; de gran eminencia en este mundo y en la Otra Vida, y [será] de los allegados a Dios.(Sura 3: Al Imran (La Casa de Imrán), aleya 45)
En el Corán, los discípulos de Jesús le pidieron que Allah les proveyese con una mesa llena de alimentos. Este suceso, que se narra en la sura al-Ma'ida (Ma'ida significa "mesa" en árabe), es el siguiente:
(112) Y cuando en una ocasión dijeron los discípulos: "¡Oh Jesús, hijo de María! ¿Puede tu Sustentador hacer descender para nosotros un ágape del cielo?"
[Jesús] respondió: "¡Sed conscientes de Dios, si sois [realmente] creyentes!"
(113) Dijeron: "Queremos sólo participar de él, para que se tranquilicen nuestros corazones y saber así que nos has dicho la verdad, y para que seamos de los que dan testimonio."
(Sura 5: Al-Ma’ida (La mesa), aleyas 112 y 113)
En esta solicitud subyace el deseo de los discípulos de contemplar un acontecimiento milagroso. Jesús les dijo que éste era un deseo superfluo. Sin embargo, insistieron, diciendo que de esta manera sus corazones estarían en paz. Tras esto, Jesús se dirigió a Allah y, al hacerlo, le recordó con Sus bellos nombres. El Corán muestra esta oración de Jesús:
(114) Dijo Jesús, hijo de María: "¡Oh Dios, Señor nuestro! ¡Haz que descienda para nosotros un ágape del cielo que sea una fiesta conmemorativa para nosotros ‑-para los primeros y los últimos de nosotros-‑ y un signo procedente de Ti. Y provéenos de sustento, pues Tú eres el mejor de los que proveen!"
(Sura 5: Al-Ma’ida (La mesa), aleya 114)
Allah respondió al requerimiento de Jesús y le ordenó:
(115) Dios respondió: "¡En verdad, lo haré descender [siempre] para vosotros: pero, si alguno de vosotros niega luego [esta] verdad, ciertamente, haré recaer sobre él un castigo como el que [aún] no he impuesto jamás a nadie!"
(Sura 5: Al-Ma’ida (La mesa), aleya 115)
Otra oración de Jesús transmitida a través de la sura La mesa nos muestra cómo pidió el perdón y la protección para sus discípulos:
[Jesús] respondió: "¡Gloria a Ti! ¿Cómo habría de decir algo que no tengo derecho [a decir]? ¡Si lo hubiera dicho, ciertamente, Tú lo habrías sabido! Tú conoces todo lo que hay en mí, mientras que yo no conozco lo que hay en Ti. En verdad, sólo Tú conoces todo lo que está fuera del alcance de la percepción del ser humano. (117) No les dije sino lo que Tú me ordenaste [que dijera]: ‘¡Adorad a Dios, [que es] mi Señor y también vuestro Señor!’ Y fui testigo de sus acciones mientras permanecí entre ellos; pero desde que Tú me hiciste fallecer, sólo Tú has sido su supervisor: pues Tú eres testigo de todas las cosas. (118) Si les castigas ‑-en verdad, son Tus siervos; y si les perdonas-‑ ¡en verdad, sólo Tú eres poderoso, realmente sabio!"
(Sura 5: Al-Ma’ida (La mesa), aleyas 116-118)