Los darwinistas creen que si distintas casualidades ocurren durante millones de años, pueden dar lugar a un milagro. Imaginan que el ciego azar transforma substancias inanimadas, como la tierra, en seres vivientes y distintas especies en otras, como ser, peces en cocodrilos, cocodrilos en dinosaurios, dinosaurios en aves u osos en ballenas. Pero, la realidad es que ni zorros, cocodrilos, lagartos, algas o flores han sufrido cambio alguno. Los fósiles de hace cientos de millones de años prueban que los seres vivientes no atravesaron transformaciones o modificaciones en todo ese tiempo. Al igual que el cráneo de zorro de 95 millones de años que vemos aquí, todos los fósiles revelan la invalidez del darwinismo.