Evidentemente se ha vuelto un hábito de los darwinistas alterar los cráneos de especies extintas de monos para luego presentarlos como prueba de la supuesta evolución humana. Aunque sus engaños han sido puestos al descubierto una y otra vez, el hecho de que persistan en esa práctica indica la desesperación por la que se ven invadidos. Y no es para menos, pues la inmensa cantidad de cráneos fosilizados de distintas formas de vida hacen patente que ni las criaturas de la actualidad ni esas que vivieron en el pasado pasaron por algún tipo de evolución.Los fósiles documentan que los tigres siempre fueron tigres, los lobos siempre fueron lobos, los rinocerontes siempre fueron rinocerontes y los orangutanes siempre fueron orangutanes.El fósil que vemos aquí, con 88 millones de años de antigüedad, es un ejemplo de lo que afirmamos. Entre este cráneo y el de un tigre de la actualidad, no hay ninguna diferencia.