Los evolucionistas, luego de señalar algunas similitudes anatómicas entre los osos y los perros, afirman que ambos evolucionaron a partir de un ancestro común. Pero los registros fósiles revelan que eso no es así. Nunca se ha encontrado un fósil semioso, semiperro, a la vez que miles de otros restos comprueban que los osos siempre fueron osos y los perros siempre perros. El fósil de cráneo de oso que vemos aquí, es una evidencia de que no sufrió evolución alguna.