El celacanto, un pez con 400 millones de años de antigüedad, representa un callejón sin salida para la teoría de la evolución, pues en todo ese tiempo no ha experimentado la más mínima modificación. El hecho de que haya preservado siempre las mismas estructuras fisiológicas –no obstante los desplazamientos continentales, los cambios climáticos y la modificación de las condiciones ambientales– contraría a los evolucionistas.Este espécimen, al igual que todos los demás, invalida la teoría que dice que los seres vivientes se fueron modificando y que pasaron por un proceso evolutivo constante. El celacanto que vemos aquí quedó separado en dos secciones al romperse la piedra dentro de la que se encontraba.