La araña fosilizada más antigua que se conoce data de hace algunos 300 millones de años. La página web del Museo de Australia, por ejemplo, afirma que ejemplares de 380 millones de años de edad de la especie Attercopus fimbriungus poseían órganos productores de seda incluso en esa época. Las arañas, las cuales por cientos de millones de años no han sufrido ningún cambio en sus características físicas, en sus órganos productores de seda o en la seda que producen, causan la total desesperación de los darwinistas. Los registros fósiles muestran que las arañas no emergieron de la evolución, sino que lo hicieron súbita y completamente formadas. En otras palabras, no evolucionaron, sino que fueron creados y se mantuvieron iguales por millones de años.