Las moscas aparecen repentinamente en los registros fósiles. Una de sus características principales es su extraordinaria capacidad de maniobra. Los seres humanos no podemos levantar y bajar los brazos 10 veces por segundo. Pero las moscas aletean 500 veces por segundo, con ambas alas al mismo tiempo. La más mínima falta de sincronización entre las mismas, cosa que nunca ocurre, provocaría la pérdida del equilibrio en el insecto. Por supuesto, es imposible explicar la aparición repentina de una criatura con estructuras tan perfectas según los argumentos evolucionistas. Esto es una clara prueba de la creación de Dios.