Hace unos días el darwinista David Attenborough se apareció con un descubrimiento sorprendente (!). Según él, ¡por fin había aparecido el “eslabón perdido” de la evolución humana! Pero la realidad es que ese fósil llamado Ida, al que se lo considera un hallazgo extraordinario y se le dio una cobertura especial, es sólo un tipo de lémur extinguido.
A través de una basta propaganda por los más distintos medios de comunicación (ABC, BBC, Science Daily, The Guardian, etc), se intentó presentar a Ida como “el ancestro del ser humano”. Todas las publicaciones darwinistas coincidieron en que se trataba del fósil nunca hallado que todos esperaban que apareciera. Pero lo que se encontró no pasa de ser el de un lémur excepcionalmente bien conservado. ¿Por qué provocaron un alboroto tan grande con este descubrimiento hecho en Alemania, al que se le calcula una antigüedad de 47 millones de años?
¡La única razón a la vista sería sostener una especulación QUE LA SABEN EQUIVOCADA! El fósil pertenece a un lémur, con muy leves diferencias en sus dientes y garras respecto a los actuales. Es decir, se trata de una especie extinta. Y aparentemente los darwinistas quisieron sacar partida de este hecho.
Con el 95% de su cuerpo bien conservado y con sus órganos internos fosilizados, se advierte que se trata de una forma de vida acabada. No tiene una sola estructura que indique un proceso de cambio, lo cual hace imposible considerarlo una forma transitoria. Sin embargo, los medios de comunicación darwinistas hicieron un gran barullo y lo describieron como una forma en transición. El Science Daily lo consideró algo "extraordinario." Sky News fue más allá y lo presentó como la "octava maravilla del mundo". David Attenborough dijo que "apareció el eslabón que hasta ahora estaba perdido… ya se lo encontró”. Aunque al manifestar eso estaba admitiendo, de hecho, la invalidez de los cráneos que durante muchos años se exhibieron como “eslabones perdidos” en la supuesta evolución del hombre. Y a la vez cae en el error de creer que este fósil de lémur, tan perfectamente conservado, es un antepasado del ser humano.
Incluso algunos que piensan como él se mantuvieron cautos ante semejante aseveración. Uno de ellos, Henry Gee, editor en jefe de la revista Nature, dijo de manera directa que no era correcto referirse a esta criatura como un "eslabón perdido". Y esa declaración figura en todas las páginas darwinistas que tratan del tema.
Todo lo actuado en la materia ha dejado en claro, frente a la sociedad humana, QUE LOS DARWINISTAS ESTAN EN UNA SITUACION MUY LAMENTABLE. Desesperados por la posición en la que se encontraban, agudizaron su lastimosa realidad al decir que el fósil de un lémur extinto representa “un ancestro del ser humano”.
LA VERDAD EN LA MATERIA ES LA SIGUIENTE:
El noventa por ciento de las especies que han vivido en la Tierra se han extinguido. DE LOS LEMURES DESAPARECIERON 16 VARIEDADES Y QUEDAN 83. Los nuevos descubrimientos sólo aumentan la cantidad de especies extintas. Asimismo, es muy posible que no haya quedado ningún tipo de rastro de muchas de ellas.
Y ESTE FOSIL LLAMADO “IDA” NO ES MAS QUE UNA DE LAS VARIEDADES DE LEMUR EXTINTA pero NO MANIFIESTA PARA NADA RASGOS DE TRANSICION. POR EL CONTRARIO, al igual que todos los fósiles de especies que no tuvieron descendencia, SE PRESENTA COMO UNA FORMA DE VIDA TOTALMENTE DEFINIDA. Y esta es una de las mayores pruebas DEL HECHO DE LA CREACION.
Por miedo a que todo esto –sobre lo que se ha tejido tantas especulaciones- se entienda como corresponde, los darwinistas nunca han mencionado los hechos que enumeramos a continuación:
1. El animal conserva el 95% de sus partes. Por lo tanto, ha sido posible examinarlo muy detalladamente, hasta en sus órganos internos. Dejando de lado las variaciones propias dentro de una misma especie, ES UN LEMUR PERFECTO EN TODO SENTIDO.
2. Las publicaciones darwinistas han afirmado que Ida tiene un pulgar opuesto y que se trata de algo que lo diferencia de otros mamíferos y le asemeja a los humanos. Pero la realidad es que todos los lémures de la actualidad tienen un pulgar así.
3. De la misma manera, los darwinistas han intentado presentar como prueba de sus aseveraciones las uñas de Ida. Pero otros primates también tienen uñas.
4. Los darwinistas sostienen que la estructura ósea del tobillo de Ida "es igual a la de los seres humanos". Pero las estructuras de los pies de humanos y lémures son totalmente diferentes. Comparar un solo hueso en una estructura es un subterfugio bastante regular en la propaganda darwinista.
5. Los darwinistas dicen que el fósil del lémur, perteneciente a una variedad distinta a las de hoy día, no tiene los dientes fusionados en la mitad de su mandíbula inferior ni una garra (desarrollada), lo cual probaría que es cierto lo que dicen. Pero la realidad es que sus dientes se asemejan a los de los monos, en tanto que su tipo de garra es propio de esa variedad. El hecho de que una variedad extinta exhiba características peculiares no es evidencia de que estuviese evolucionando ni de que pudiese ser “el ancestro del ser humano”. Sus dientes y pies son totalmente adecuados y no exhiben ningún rasgo de un proceso evolutivo, de ser elementos semidesarrollados o de presentarse deficientes o anormales por estar en una etapa de transición.
6. El fósil fue descubierto en 1983 y tuvieron que pasar 26 años para que tome cuerpo la sensación de haber descifrado algo extraordinario. Pero lo más posible es que ese fósil esté siendo usado ahora para vehiculizar las conjeturas darwinistas, debido a la imperiosa necesidad por la que se ven abrumados. Después de ser considerado durante mucho tiempo un lémur más, se transformó, repentinamente, en el más grande descubrimiento darwinista.
Todas las especulaciones evolucionistas en torno de este fósil, se basan en la idea no científica de que “sus características se asemejan a las humanas”. Por supuesto que las formas de vida se asemejan entre sí. Pero esto no les sirve de prueba para nada. Para ocultar el engaño en el que incurren y presentar, de alguna manera, un fósil en su supuesta “etapa de transición”, ocultan las similitudes que echan por tierra sus especulaciones e inventan criaturas anormales o semidesarrolladas. Pero todos sus intentos chocan con la más cruda realidad: este lémur -al igual que todas las demás formas de vida- fue creado por nuestro Señor Todopoderoso de la nada y perfectamente adecuado para cumplir con su cometido. Eso es lo que demuestran los fósiles.
Conclusión:
Ida es el ejemplo más patente de cómo los darwinistas distorsionan la realidad: ahora PRESENTAN ESTE FOSIL, mediante el fraude y el engaño, COMO EL ANTEPASADO DEL HOMBRE. Y el frenesí que ello desató no hace más que exhibir la desesperada y malísima situación en la que se encuentra la propaganda darwinista, de lo cual venimos hablando hace mucho tiempo. Los darwinistas siguen creyendo que pueden engañar y confundir a la gente con sus intempestivas especulaciones acerca de tal o cual fósil. Pero se equivocan, pues actualmente la gente es perfectamente consciente de las falsedades a las que recurrieron. Por eso mismo, la gran mayoría se dio cuenta enseguida de que el descrito ahora como el "precursor del hombre", es, simplemente, otro componente de la misma propaganda espuria.
La conclusión que se extrae de lo sucedido con Ida es que los darwinistas están terriblemente desperados: a pesar de que todos los fósiles que en algún momento fueron declarados “eslabones perdidos” tuvieron que ser eliminados de su literatura al descubrirse que eran inventos descarados, insisten, de manera desvergonzada, en ese tipo de invenciones. Según el darwinismo debería haber billones de formas transitorias, pero JAMAS pudieron presentar una. Hoy día nadie cree en sus fraudes, por lo que deberían admitir que su teoría perversa ha llegado al final del camino. Lo único que falta, es terminar de sepultarla.