Al examinar la historia y estructura fósil de nuestros vegetales, nos encontramos con que son incompatibles con lo que afirma la teoría de la evolución. En casi todos los libros de biología no hay ningún registro fósil que verifique el supuesto proceso evolutivo. La mayoría de las especies dejaron sus huellas petrificadas y ninguna permite confirmar la transición de una a otra. Todas fueron creadas con sus rasgos distintivos y no presentan ninguna conexión de transitoriedad, para desgracia de los darwinistas. El paleontólogo evolucionista E. C. Olson admite que la mayoría de los grupos vegetales emergieron juntos y repentinamente, sin antecesores. (E. C. Olson, La Evolución de la Vida, N. York, The New American Library, 1965, p. 9). La hoja fósil de sicómoro de la foto verifica la realidad mencionada.