Los registros fósiles son uno de los principales hallazgos que destruyen la teoría de la evolución —y la mayoría de los científicos están conscientes de esto. Por ejemplo, N. Eldredge e I. Tattershall hace el siguiente comentario:El hecho que clases individuales de fósiles permanezcan visiblemente iguales a través de su existencia en los registros fósiles ha sido conocido por los paleontólogos mucho antes de que Darwin publicara su Orígenes. El mismo Darwin . . . . profetizó que las generaciones futuras de paleontólogos llenarían estos huecos con investigación exhaustiva . . . . Ciento veinte años de investigaciones paleontológicas más tarde, se ha vuelto abundantemente claro que los registros fósiles no confirmarían esta parte de las predicciones de Darwin [énfasis agregado]. Tampoco es el problema un registro pobre. Los registros fósiles muestran que las predicciones son erróneas. (N. Eldredge and I. Tattersall, The Myths of Human Evolution, New York: Columbia University Press, 1982, pp. 45-46.)Uno de los fósiles que revelan que Darwin estaba equivocado es esta hoja de castaño de indias fosilizada.