Las hayas, de la familia Fagaceae, son nativas de las zonas templadas de Europa, Asia y América del Norte. Los registros fósiles proporcionan una de las pruebas más llamativas que demuestran que estos árboles nunca han sufrido una evolución. Las hayas, cuyos rastros siempre aparecen con los mismos rasgos en los registros fósiles, no han experimentado ni el más mínimo cambio por decenas de millones de años, lo cual demuestra que estos árboles no evolucionaron gradualmente de ninguna otra planta. Con Su sabiduría superior, nuestro Señor creó la haya perfectamente, así como lo hizo con todas las otras especies vivientes.