El hecho de que este pez, que vivió hace 35 millones de años, sea idéntico a los que viven hoy día, es la prueba más significativa de que el evolucionismo es una tremenda falsedad. En 150 años de excavaciones paleontológicas, jamás se ha encontrado un fósil que sirva de evidencia del llamado proceso evolutivo. Todos los desenterrados exhiben que los seres vivientes nunca evolucionaron.