La desesperanza, una enfermedad espiritual, es encuentra frecuentemente entre personas que viven lejos de la religión. Esto surge debido a su negación de la existencia de Allah o porque no lo reconocen ni lo admiten como se requiere. Falta de fe y de conocimiento del Corán, creen que todos los eventos son el resultado de una serie de coincidencias. No pueden entender que Allah ha creado todo dentro del contexto de un destino que Él ha determinado y que Él controla todo en cada instante.
Por esta razón, cada evento desfavorable que les suceda les lleva a la angustia y la desesperanza. De hecho, incluso no necesitan que suceda algo malo o un evento negativo, por las conjeturas, rumores, y preocupaciones que se crean por sí mismos son suficientes para hacerlos caer en una profunda depresión. Esas personas pueden interpretar todo negativamente o encontrar lo malo en lo que sea. Por cualquier evento, pueden llegar a una conclusión que les llevará a la depresión y la desesperanza, porque no tienen guía que les serva como marco de referencia. Lo que determinan su filosofía de vida y la perspectiva sobre los eventos se basa en la coincidencia, aleatoriedad y posibilidades. Esos conceptos no pueden darles esperanza o confianza, en su lugar, creyendo en estas ideas y basando la vida de uno en ellas los conducen a todo tipo de angustia o dolor.
Esta es la situación de los incrédulos; sin embargo, algunas personas que se llaman a sí mismos musulmanes están el mismo estado espiritual. Independientemente de su self-description, su reacción y respuesta a eventos no es todo lo que difiere de los incrédulos, porque ellos son tan lejos de los valores del Corán. Ellos consideran todos los eventos que el resultado de una serie de causas, las leyes de la naturaleza o el desarrollo social y no creen que Dios los creó. Por lo tanto no ven la sabiduría divina y la meta detrás de cada evento.