Uno de los fósiles que revelan que los helechos siempre han permanecido iguales y no han sufrido ningún cambio —o sea, no han evolucionado— es ilustrado aquí. Este fósil muestra que los helechos que crecieron hace 320 millones de años no eran diferentes a los ejemplos actuales. Esto destruye todas las afirmaciones de los evolucionistas sobre la historia de la naturaleza.