Innumerables restos de hojas de secuoya que han sobrevivido como fósiles prueban que esta planta ha sobrevivido en lugares diferentes de la Tierra y que nunca ha cambiado. Gracias a esta evidencia importante, las especulaciones darwinistas sobre la evolución imaginaria de las plantas ya no existen. Esta hoja de secuoya de 50 millones de años es una de las pruebas que pone fin a estas especulaciones.