Los helechos que crecieron hace 320 millones de años estaban fotosintetizando, absorbiendo agua del suelo, beneficiándose de la luz del sol y reproduciéndose a través de esporas tal como los que viven actualmente. Estas plantas que han tenido las mismas características por cientos de millones de años claramente no han evolucionado. Sin embargo, los darwinistas no logran reconocer este hecho obvio, debido a sus preocupaciones ideológicas.