Los evolucionistas admiten que los registros fósiles no exhiben para nada que las tortugas hayan pasado por un proceso evolutivo. Robert Carroll dice, en su libro Paleontología y Evolución de los Vertebrados, que las tortugas más primitivas fueron encontradas en las formaciones Triásicas en Alemania y que se distinguen fácilmente de otras especies debido a su caparazón duro, muy similar a los especímenes de hoy día. Más adelante dice que no hay rastros de otras que les hayan antecedido, a pesar de que son fácilmente reconocidas aunque sólo se encuentre una pequeña parte de las mismas. (Robert Carroll, Paleontología y Evolución de los Vertebrados, p. 207),