LA AFLICCION QUE SE SENTIRA EN EL INFIERNO

Cuando alcancen a ver
(el fuego del Infierno)
desde un lugar lejano, oirán su furor y bramido (Corán, 25:12)

El Remordimiento Que Sentirán Los Incrédulos Al Ver El Infierno

El Día del Juicio, luego de que los no creyentes rindan cuentas, serán reunidos y conducidos al Infierno en “grupos”. Entre esa multitud estarán todos los que negaron la religión y la existencia de Dios a lo largo de la historia y quienes se desviaron con arrogancia de los signos de El. También se encontrarán allí los que gozaron de riqueza y fama. Para su desengaño, se darán cuenta de que todas esas cosas a las que dieron importancia en la vida mundanal, no les salvarán del castigo eterno. Dios nos informa en el Corán que todos los incrédulos serán arrojados de manera denigrante al Infierno. Los guardianes les harán confesar sus crímenes por última vez frente a las puertas del Averno y luego les darán ingreso. A continuación se cerrarán las puertas detrás de ellos por toda la eternidad. Dios refiere en el Corán la manera en que los impíos son conducidos al Infierno:

Los infieles serán conducidos en grupo a la gehena. Hasta que, llegados a ella, se abrirán las puertas y sus guardianes les dirán: “¿No vinieron a vosotros enviados, salidos de vosotros, para recitaros los Signos (versículos) de vuestro Señor y preveniros contra el encuentro de éste vuestro Día?”. Dirán: “¡Claro que sí!”. Pero se cumplirá la sentencia del castigo contra los infieles. Se dirá: “¡Entrad por las puertas de la gehena, para estar en ella eternamente!”. ¡Qué mala es la morada de los soberbios! (Corán, 39:71-72).

“Eso es por haberos regocijado en la tierra sin razón y por haberos conducido insolentemente. ¡Entrad por las puertas de la gehena, para estar en ella eternamente! ¡Qué mala es la morada de los soberbios!” (Corán, 40:75-76).

Ninguna persona de esa multitud podrá decir que no fue advertida de la llegada de ese día. Porque Dios, Quien es Justo, ha enviado mensajeros a todos los individuos para recordarles Su existencia, el Día del Juicio, el Paraíso y el Infierno.

Es decir, quedará en claro que al advertírseles sobre lo que significaba el Día del Reconocimiento, se mostraron arrogantes y evitaron servir a Dios, el Uno Que los creó. El Corán nos informa que gente así será humillada en el Infierno:

Vuestro Señor ha dicho: “Invocadme y os escucharé. Los que, llevados de su altivez, no Me sirvan entrarán, humillados, en la gehena” (Corán, 40:60).

El Mensajero de Dios (BP) subraya en una tradición el mismo punto: “.…¿Quieren que les informe acerca de la gente del Fuego? Incluye a todas las personas crueles, violentas, orgullosas y engreídas” (Bujari)

Algunos de esos individuos, al considerarse superhombres en el mundo, se revelan con insolencia en contra de su Señor. Suponen que el poder con que cuentan les proveerá la salvación. Cuando se les recuerda la existencia del Paraíso, del Infierno y que Dios es al-Qahhar (El Que Somete), ofreciéndoseles la guía a Su camino preferido, contestan:

...“¿Cómo es que Dios no nos castiga por lo que decimos?”. Les bastará con la gehena, en la que arderán. ¡Qué mal fin...! (Corán, 58:8).

En respuesta a su rebelión serán llevados al Infierno, del que no se les permitirá salir nunca, a menos que Dios desee otra cosa. Debido a sus extravíos, al ver el Fuego sentirán una congoja insoportable. Dios revela que ese es el momento preciso en el que comprobarán que no hay ninguna manera de salir de allí:

Los pecadores verán el Fuego y creerán que se precipitan en él, sin encontrar modo de escapar (Corán, 18:53).

La comprensión será muy aguda en el Infierno. Todo lo que los incrédulos fingen ignorar en el mundo, se les presentará muy claramente. Comprobarán que se pasaron la vida tras propósitos vanos e intrascendentes. En definitiva entenderán que a cambio de beneficios pequeños y temporarios, logrados en unos pocos decenios transcurridos en el mundo sin pensar nunca en la otra vida, deberán permanecer en el tormento eternamente. Descubrirán que prefirieron este mundo donde la insatisfacción es permanente, antes que una vida dichosa donde no habrá ningún tipo de achaques físicos, como el hambre y la postración. Apenas pasen las puertas del Averno advertirán que no hay forma de escapar. Como último recurso, para evitar el tormento, buscarán la salvación ofreciendo rescate: querrán entregar todo lo que poseen en este mundo. Pero será un intento inútil que se describe así:

...A los que no Le escuchen, aunque posean todo lo que hay en la tierra y otro tanto y lo ofrezcan como rescate, les irá mal al ajustar cuentas. Su morada será la gehena. ¡Qué mal lecho...! (Corán, 13:18).

Dios remarca que ese empeño no les sirve de nada:

Hoy no se aceptará ningún rescate por parte vuestra ni por parte de los que no creyeron. Vuestra morada será el Fuego, que es vuestro lugar apropiado” ¡Qué mal fin...! (Corán, 57:15).

Existe una razón importante para que dicha pretensión sea rechazada: Dios les había advertido del Infierno cuando aún estaban en el mundo; les había explicado con claridad absolutamente todo; les había dicho que los condenados no podrían ayudarse uno al otro y que de nada valdría el rescate ofrecido porque no sería aceptado:

Temed un Día en que nadie puede satisfacer nada por otro, ni se acepte la intercesión ajena, compensación ni auxilio (Corán, 2:48).

Pero a pesar de todas esas advertencias insistirán en desmentir la realidad y se prepararán a conciencia para ese triste final. El día en que se los mande al Infierno reconocerán algo importante: fueron sus propias acciones las que los condujeron allí. A eso se debe que descubrirán algo significativo: si se hubiesen dedicado a ganarse el favor de Dios en vez de perseguir objetivos fútiles, no estarían a las puertas del Infierno sino en el Paraíso. Debido al fracaso en obrar en consonancia con el sendero recto, sufrirán pérdidas terribles.

Como comunica Dios en el versículo veinte del capítulo noventa, Se cerrará un Fuego sobre ellos. Una vez que atraviesen las puertas del Infierno, éstas se cerrarán a sus espaldas. Una vez allí adentro, padecerán los tormentos del fuego infernal permanentes, en tanto Dios quiera. No tendrán ninguna posibilidad de rehuir esa situación. A ese fuego Dios lo denomina “La Trituradora”, como lo leemos en el capítulo Humazah (“El Difamador”):

Y ¿cómo sabrás que es la hutama (la trituradora)? Es el Fuego de Dios, encendido, que se eleva hasta los corazones. Se cerrará sobre ellos en extensas columnas (de llamas) (Corán, 104:5-9)

El Tormento Al Que Harán Frente Los Incrédulos

Previo a seguir hablando de la aflicción que enfrentarán los incrédulos en la otra vida, será provechoso describir el tormento en el Infierno, porque si no se es consciente del mismo podría no llegar a comprenderse la dimensión de la congoja que se sufrirá allí.

Como dijimos antes, el pesar de los incrédulos comenzará en el mismo instante en que visualicen el Infierno y continuará luego eternamente. Sus moradores dialogarán así:

Quienes no hayan creído en su Señor tendrán el castigo de la gehena. ¡Qué mal fin...! Cuando sean arrojados a ella, oirán su fragor, en plena ebullición, a punto de estallar de furor. Siempre que se le arroje una oleada (de réprobos), sus guardianes les preguntarán: “¿Es que no vino a vosotros un monitor?”. “¡Claro que sí!”, dirán. “Vino a nosotros un monitor, pero desmentimos, y dijimos: ‘Dios no ha revelado nada. No estáis sino muy extraviados’ ”. Y dirán: “Si hubiéramos oído o comprendido, no moraríamos ahora en el fuego de la gehena”. Confesarán su pecado. ¡Que Dios aleje (de Su misericordia) a los Compañeros del Fuego! (Corán, 67:6-11).

Dios nos cuenta en los versículos que al ser arrojados al Infierno oirán un ruido terrible, al que describe como fragor, en plena ebullición. Ese sonido les producirá una zozobra y temor espantosos. Dios también describe el fuego del Infierno como una combustión a punto de estallar de furor. Cuando los que niegan todo eso sean testigos de dichos sucesos, se verán invadidos por la desesperación pues deducirán el castigo que afrontarán. Según comunicó nuestro Señor y vimos antes, hablarán acerca de la ansiedad y congoja que sienten debido a que no habían comprendido todo eso mientras estaban en el mundo.

Esa angustia es comprensible porque la penalidad que arrostrarán será extremadamente horrible y dolorosa. En los versículos que siguen se comunica que el Infierno es el peor lugar en donde permanecer:

...¡Qué mal fin...! (Corán, 3:162).

...¡Mal fin...! (Corán, 4:115).

...¡Qué mala es la mansión de los impíos! (Corán, 3:151).

...¡Qué mala morada...! (Corán, 14:29).

De modo similar se describe el Infierno en las tradiciones del Profeta (BP):

“De la gente del Infierno, algunas serán sumergidas en el fuego hasta los tobillos, algunas más hasta las rodillas, otras hasta la cintura y otras más hasta el cuello” (Muslim).

A ese mal refugio serán arrojados montones de seres humanos.Dios dice en un versículo, Ellos y los descarriados serán precipitados en él. (en el fuego del infierno) (Corán, 26:94). De aquí se comprende que todos los incrédulos, incluidos los altaneros, ricos y de reputación, serán arrojados al fuego como cosas inservibles. En respuesta a la arrogancia exhibida en este mundo, serán despreciados y humillados.

En el Infierno no merecerán ninguna estima y nunca recibirán misericordia. Vivirán la pesadumbre y el dolor eternamente. Dios lo revela así:

Vosotros y lo que servís en lugar de servir a Dios, seréis combustible para la gehena. Bajaréis a ella (Corán, 21:98).

...Esos servirán de combustible para el Fuego (Corán, 3:10).

El Corán nos informa de varios tipos de castigo en el Infierno. La mayoría de sus moradores estarán allí, como lo dice el versículo, “eternamente” (Corán, 21:99).

En otras palabras, el tormento será permanente. Algunos de esos castigos se pueden describir como sigue:

a) Cuando, atados unos a otros, sean precipitados en un lugar estrecho de él (de ése fuego)... (Corán, 25:13) Quienes son dejados en un espacio estrecho, aunque más no sea unos pocos minutos, quedan tiesos. Incluso el sólo pensar que se permanecerá rodeado por paredes elevadas resulta algo insoportable. Sin embargo, el tormento del Infierno es incomparablemente peor que cualquier situación sufrida y tortuosa en este mundo. Pero además de estar confinados en un espacio estrecho, también estarán sometidos al fuego. Y no podrán moverse ni escapar por estar amarrados entre ellos con cadenas. Resulta inaguantable el sólo pensar una escena así.

b) a la sombra de un humo negro, (Corán, 56:43) En general, la palabra “sombra” nos recuerda la “frescura”. Sin embargo, no es ese el caso en lo que respecta al Infierno, puesto que Dios nos informa que allí la “sombra” no es refrescante ni tibia.

c) Otra forma de castigo en el Infierno es la inmortalidad. Después de todo, el deceso es una forma de liberación. Por eso es que Dios no permite que la gente del Averno fallezca:

...La muerte vendrá a él por todas partes, sin que llegue a morir... (Corán, 14:17)

Experimentarán todo tipo de ataques que, en condiciones terrenales, les ocasionaría la muerte. Pero en la otra vida no perecerán sino que continuarán sufriendo más tormentos, tanto como Dios quiera.

El Profeta Muhammad (PB) también nos hizo saber que en el Más Allá no habrá otra muerte: “Cuando en el Jardín moren sus habitantes y en el Fuego los suyos, se llamará a la muerte y se la colocará entre el Paraíso y el Infierno. A continuación se anunciará lo siguiente: ‘¡Habitantes del Jardín! ¡No hay más muerte! ¡Habitantes del Fuego! ¡No hay más muerte!’ Lo oído aumentará el deleite de los habitantes del Jardín y la angustia de los habitantes del Fuego” (Muslim).

ch) En este mundo las quemaduras severas conducen en gran medida a la muerte en un tiempo breve. Es muy difícil resistir el fuego o calor muy intensos sin los medios necesarios. Y aunque alguien no se muera y sólo quede herido, la recuperación lleva un tiempo muy prolongado. Pero en el Infierno el tormento del fuego será inconmensurablemente mayor a las peores quemaduras que podamos recibir en la Tierra. En el Averno la piel se irá renovando a medida que se quema, de modo que el condenado experimentará una zozobra sin fin (Corán, 4:56). En resumen, el dolor que se sufrirá en el Infierno, causado por el fuego, no finalizará nunca, a menos que Dios desee otra cosa.

d) Otro tipo de tormento causado por la combustión se describe en el versículo 51:13, donde Dios dice que los Compañeros del Fuego serán torturados por éste. Es difícil comprender el dolor que causará esa situación. Si tenemos en cuenta el padecimiento que en este mundo motiva una pequeña quemadura, podríamos llegar a discernir el grado de sufrimiento que provocará ese tormento en la otra vida.

En tanto sucede todo lo antedicho, allí el ser humano conocerá también lo siguiente:

e) Sujetadle, luego, a una cadena de setenta codos (Corán, 69:32).

Para los infieles hemos preparado cadenas, argollas y fuego de gehena (Corán, 76:4).

se emplearán en ellos focinos de hierro (Corán, 22:21).

...y sus frentes, costados y espaldas sean marcados con ellos (con el oro y la plata que atesoraron en la vida de este mundo) (Corán, 9:35).

f) ...A los infieles se les cortarán trajes de fuego y se les derramará en la cabeza agua muy caliente (Corán, 22:19).

sus indumentos hechos de alquitrán, cubiertos de fuego sus rostros (Corán, 14:50).

g) sin probar frescor ni bebida, fuera de agua muy caliente ... (Corán, 78:24-25).

h) ni más alimento que de guisilin (sangre y pus) (Corán, 69:36).

i) Para alimentarse los habitantes del Averno dispondrán solamente de espinas amargas y del árbol de zaqqum. Dios nos informa que dicho árbol se convertirá en un tormento para ellos:

El árbol de az-Zaqqum es el alimento del pecador. Es como metal fundido, hierve (es decir, sus frutos hierven) en las entrañas como agua hirviente. “¡Agarradle y llevadle en medio del fuego de la gehena! Castigadle, luego, derramando en su cabeza agua muy caliente”. “¡Gusta! ¡Tú eres ‘el poderoso’, ‘el generoso’! Esto es aquello de que dudabais” (Corán, 44:43-50).

A partir de las descripciones que da el Corán, sabemos que los alimentos en el Infierno tendrán un efecto sofocante. Los condenados intentarán sorber la bebida purulenta a tragos, pero no podrán. Nunca serán capaces de tragarla. El pus, que es una de las cosas más repugnantes en este mundo debido a su apariencia, condición y olor, también estará entre las cosas que comerán la gente del Infierno. Esas cosas les infligirá una gran aflicción. Pero fuera de padecer hambre no tendrán ninguna alternativa más que comerlas. De todos modos, lo que coman no satisfará su hambre. Es decir, sufrirán el padecimiento del hambre eternamente:

No tendrán más alimento que de dari (planta espinosa y amarga del desierto), que no engorda ni sacia (Corán, 88:6-7).

Dios brinda en el Corán otras descripciones sobre los tormentos en el Infierno:

j) Gemirán en él (en el Infierno), pero no podrán oír en él(Corán, 21:100)

k) que permanecerán allí durante generaciones (Corán, 78:23).

l) Eternos en él (en el Infierno), no se les mitigará el castigo, ni les será dado esperar (Corán, 3:88).

m) Querrán salir del Fuego, pero no podrán... (Corán, 5:37).

Los tormentos mencionados infligirán a los incrédulos sufrimientos y congojas imposibles de imaginar. Rogarán por su salvación muchas veces e incluso aceptarán que se les saquen sus almas. Dios relata en el Corán la conversación de esas personas en el Averno:

Llamarán: “¡Malik! ¡Que tu Señor acabe con nosotros!” El dirá: “¡Os quedaréis ahí!”. “Os trajimos la Verdad, pero la mayoría sentisteis aversión a la Verdad” (Corán, 43:77-78).

Apartarse de la religión (din) y no prestar atención a las advertencias llevará a esa situación, como lo comunica el Corán. A la vez, Dios no responderá al llamado de esa gente, a la que mantendrá en el tormento tanto como desee.

Los mencionados son sólo algunos de los padecimientos que soportarán quienes negaron a Dios y la existencia del Más Allá e ignoraron las advertencias acerca del Paraíso y el Infierno. Además, hay otro tormento que siempre afligirá a los incrédulos. Se trata del sentimiento de arrepentimiento, del que no se podrán apartar en ningún momento. Incluso aumentará en intensidad debido a la aflicción que produce el ser enviado al Infierno, el lugar más terrible que se podrá llegar a ver. Como dijimos antes, mientras experimenten el sufrimiento recordarán que si hubiesen obrado de acuerdo con la orientación correcta no les habría acontecido ninguna desgracia. Les será imposible evitar esa compunción y pesar.

La Congoja Que Sentirán Los Incrédulos En El Infierno

Después de experimentar la severidad del castigo, los incrédulos se verán atrapados por la aflicción de no haber tenido fe en Dios mientras estaban en el mundo. Pero esa congoja no cambiará su situación. Habrán sido muchas las oportunidades ofrecidas y rechazadas en esta vida, por uno u otro motivo. Al comprender lo que hicieron se lamentarán por cada una y todas las cosas que en este mundo les distrajeron de Dios y del Más Allá y les llevó a los caprichos o irracionalidad en los asuntos mundanales.

Dios nos explica en el Corán que el lamento de los incrédulos estará lleno de cólera:

El Día que, en el Fuego, se desencajen sus rostros de dolor, dirán: “¡Ojalá hubiéramos obedecido a Dios! ¡Ojalá hubiéramos obedecido al Enviado!”. Y dirán: “¡Señor! ¡Hemos obedecido a nuestros señores y a nuestros grandes y nos han extraviado del Camino! ¡Dóblales, Señor, el castigo y échales una gran maldición!” (Corán, 33:66-88).

Hasta que, al comparecer ante Nosotros, diga (el infiel al demonio): “¡Ojalá nos hubiera separado, a mí y a ti, la misma distancia que separa al Oriente del Occidente!”. ¡Qué mal compañero...! Hoy no os aprovechará compartir el castigo por haber sido impíos (Corán, 43:38-39).

Como sugieren los versículos, esperan salvarse de la situación en que están por medio de condenar a quienes les desviaron del sendero recto. Pero Dios concede conciencia a todos los seres humanos para que puedan ser guiados en la dirección adecuada. También nos dotó con voluntad para llevar a cabo las decisiones pertinentes. Es decir, al ser humano se lo capacita con ambas cualidades como así también con el conocimiento de lo justo y lo injusto. En consecuencia, depende de cada persona la decisión a tomar. Además Dios sabe si en lo más profundo del corazón la persona cree o no en El y su doctrina. Por lo tanto, quienes conducen al Infierno y quienes los siguen serán debidamente castigados. Ese día nadie será responsable de los pecados de otros.

Mientras cierta gente se induce una a otra a cometer maldades, probablemente piensen muchas veces que tendrán que rendir cuentas en el Más Allá. Pero así y todo consideran algo menor, insignificante, las perversidades que cometen. Animan a otros a rechazar a Dios diciendo, por ejemplo, “Haz lo que te digo. Yo me hago cargo”. Satanás también hace promesas tentadoras con el objeto de llevar por el camino equivocado. Pero Dios, al decirnos, ...y vendrá, solo, a Nosotros (Corán, 19:80), nos informa que esas promesas no servirán para nada.

Ese día los incrédulos verán con toda claridad que están solos. Comprenderán algo importante: fuera de Dios no tienen amigo ni protector. Sus amigos y mentores en este mundo, les dejarán solo en el Averno. También Satanás —a quien Dios abandonó y los incrédulos toman como protector— les será desleal y les hablará así:

El Demonio dirá cuando se decida la cosa (mediante el Juicio): “Dios os hizo una promesa de verdad, pero yo os hice una que no he cumplido. No tenía más poder sobre vosotros que para llamaros y me escuchasteis. No me censuréis, pues, a mí, sino censuraros a vosotros mismos, Ni yo puedo socorreros, ni vosotros podéis socorrerme. Niego que me hayáis asociado antes a Dios”. Los impíos tendrán un castigo doloroso, (Corán, 14:22).

Otra fuente de pesar será ver la deslealtad de los que consideraban sus amigos. Comprenderán claramente que aparte de Dios no pueden protegerse en nadie más. Sin embargo, el comprobar todo eso no servirá de alivio a sus tribulaciones. Ese día reñirán entre sí, a la vez que confesarán sus pecados. Dios describe esa situación:

Ya en él (en el Infierno), dirán mientras disputan: “¡Por Dios, que estábamos, sí, evidentemente extraviados cuando os equiparábamos al Señor del universo! Nadie sino los pecadores nos extraviaron y, ahora, no tenemos a nadie que interceda, a ningún amigo ferviente. Si pudiéramos volver (a la Tierra) para ser creyentes...” (Corán, 26:96-102).

Como se relata en los versículos anteriores, al estar los incrédulos inmersos en una congoja profunda, desearán retornar al mundo con el objeto de realizar buenas obras que les serían provechosas en el Más Allá. Sin embargo, será un deseo inaceptable. Comprobarán que todo lo que persiguieron con tanto afán en este mundo —riqueza, títulos académicos, belleza, etc.—, no tiene ningún valor en la otra vida. Dios describe en el Corán algunas de sus expresiones de pesar:

Aquél que reciba su Escritura en la siniestra, dirá: “¡Ojalá no se me hubiera entregado mi Escritura y no hubiera conocido el resultado de mi juicio! ¡Ojalá hubiera sido definitiva (mi muerte)! De nada me ha servido mi hacienda. Mi poder me ha abandonado”. “¡Agarradle y ponedle una argolla al cuello! ¡Que arda, luego, en el fuego del Infierno! ¡Sujetadle, luego, a una cadena de setenta codos!”. No creía en Dios, el Grandioso, ni animaba a dar de comer al pobre. Hoy no tiene aquí amigo ferviente (Corán, 69:25-35).

Ese Día se traerá el Infierno, ese Día el hombre se dejará amonestar —y ¿de qué le servirá entonces la amonestación?— y dirá: “¡Ojalá hubiera enviado por delante (buenas obras) para mi (otra) vida!” (Corán, 89:23-24).

Además, el ser testigos del goce y felicidad de los Compañeros del Jardín profundizará su aflicción. Verán las notables diferencias entre la vida de los Compañeros del Jardín y la de ellos. Dios llama la atención sobre esa disparidad y describe en el Corán el aspecto de los Compañeros de Fuego:

Abatida la mirada, cubiertos de humillación, (Corán, 68:43).

mientras que otros, ese Día, estarán tristes, (Corán, 75:24).

Por otra parte, describe los rostros de los Compañeros del Jardín:

Ese Día, unos rostros estarán radiantes, risueños, alegres, (Corán, 80:38-39).

Los incrédulos, como dijimos, no encontrarán ningún otro alimento además de agua hirviente, pus, espinas amargas y el árbol de zaqqum. Los creyentes, en cambio, serán premiados con ríos de leche y miel, bebidas deliciosas servidas en copas, todo tipo de frutas y cualquier cosa que deseen. Dios describe el alimento de los Compañeros del Jardín:

Imagen del Jardín prometido a quienes temen a Dios: habrá en él arroyos de agua incorruptible, arroyos de leche de gusto inalterable, arroyos de vino, delicia de los bebedores, arroyos de depurada miel. Tendrán en él toda clase de frutas y perdón de su Señor. ¿Serán como quienes estén en el Fuego por toda la eternidad, a los que se dará de beber un agua muy caliente que les roerá las entrañas? (Corán, 47:15).

Por cierto, no hay ningún paralelo entre los favores que se les concederá a los creyentes y el alimento de los incrédulos, el cual de ninguna manera satisfará el hambre que sienten y se convertirá en una fuente más de suplicio permanente. Además, serán expuestos al fuego durante siglos. La piel les crecerá de nuevo luego de quemarse y ese proceso se repetirá una y otra vez. Pedirán a gritos algún alivio y frescor. Anhelarán los favores concedidos a los Compañeros del Jardín, quienes reposan a la sombra, y los pedirán para ellos. Dios narra esta situación en el Corán:

Los moradores del Fuego gritarán a los moradores del Jardín: “¡Derramad sobre nosotros algo de agua o algo de lo que Dios os ha proveído!”. Dirán: “Dios ha prohibido ambas cosas a los infieles, (Corán, 7:50).

El pedido de los incrédulos nunca será respondido. Dios afirma lo siguiente en un versículo:

...Hemos preparado para los impíos un fuego cuyas llamas les cercarán. Si piden socorro, se les socorrerá con un líquido como de metal fundido, que les abrasará el rostro. ¡Mala bebida! ¡Y mal lugar de descanso! (Corán, 18:29).

Además, Dios regalará a los Compañeros del Jardín ropa verde, fina seda, rico brocado y brazaletes de plata y oro. Los Compañeros del Fuego, en cambio, tendrán vestimenta de alquitrán especialmente preparada. Los creyentes morarán en agradables habitaciones y camas elevadas, reclinados sobre exquisitos tapetes y sofás forrados con rico brocado. Los incrédulos, por el contrario, tendrán el Infierno por lecho y, por encima, cobertores... (Corán, 7:41)

Dios nos informa que los creyentes tendrán todo lo que deseen y serán honrados con una vida pacífica y placentera en el Jardín:

...y tendrán junto a su Señor lo que deseen... (Corán, 42:22).

Dios les preservará del mal de ese Día y les llenará de esplendor y alegría (Corán, 76:11).

Si los incrédulos asumieran en el mundo una actitud sincera, honesta y consciente, obrando según las órdenes de Dios, no se verían sometidos a suplicios en el Infierno, donde la congoja se les multiplicará al pensar en la situación favorable de los Compañeros del Jardín. Dios define la desgracia del Infierno y el pesar que sentirán como “tribulación”, y dice que todos los intentos por escapar del mismo concluirán en otro castigo:

Siempre que, de atribulados, quieran salir de él (del Infierno), se les hará volver: “¡Gustad el castigo del Fuego!” (Corán, 22:22).

Es decir, el Infierno es un lugar del que no se sale, en donde la pena o remordimiento no sirve para nada al ser humano, no tiene sentido. En el instante en que los incrédulos mueren, los ángeles les dirán que nunca experimentarán algo bueno, a menos que Dios desee otra cosa:

El Día que vean a los ángeles, no habrá, ese Día, buenas nuevas para los pecadores. Dirán: “¡Límite infranqueable!” Corán, 25:22).

Debido a todo eso los incrédulos descubrirán que la única salida que les queda a esa situación es la destrucción total. Rogarán por la misma pero no les valdrá de nada. Será así porque vivieron lo suficiente como para recibir la amonestación pero prefirieron rechazarla a consciencia apartándose de la verdad. En respuesta a esa actitud Dios les dirá:

“¡No invoquéis hoy una sola destrucción sino muchas destrucciones!” (Corán, 25:14).

“¡Arde en él (en el Fuego)! Debe daros lo mismo que lo aguantéis o no. Sólo se os retribuye por vuestras obras” (Corán, 52:16).

En el versículo 7:40 Dios explica que es imposible que los incrédulos abandonen el Infierno y entren al Jardín al decir, ...ni entrarán en el Jardín hasta que entre un camello en el ojo de una aguja... También nos informa que por ser negligentes y descuidados en el mundo, se apartaron del sendero recto y no dieron ninguna importancia al encuentro el Día del Juicio. No recibirán ninguna respuesta o ayuda de Dios:

Dirá (Dios): “Igual que tú recibiste Nuestros Signos y los olvidaste, así hoy eres olvidado” (Corán, 20:126).

Se dirá: “Hoy os olvidamos Nosotros, como vosotros olvidasteis que os llegaría este día. Tendréis el Fuego por morada y no encontraréis quien os auxilie (Corán, 45:34).

que tomaron su religión a distracción y juego, a quienes la vida de acá engañó”. Hoy les olvidaremos, como ellos olvidaron que les llegaría este Día y negaron Nuestros Signos (Corán, 7:51).

Implorarán a Dios para salvarse del Fuego y El les responderá:

“¡Señor! ¡Sácanos de él (del Infierno)! Si reincidimos, seremos unos impíos”. Dirá (Dios): “¡Quedaos en él y no Me habléis!” (Corán, 23:107-108).

Los incrédulos sobrellevarán un castigo terrible consistente en suplicios y en no recibir ningún tipo de ayuda en ningún momento. Dios no derramará Su misericordia sobre ellos, no les protegerá, y no perdonará sus pecados y culpas. Si hubiesen buscado refugio en Dios cuando estaban en el mundo, habrían descubierto que El es el Perdonador y el Misericordiosísimo con los sinceros. No obstante, una vez que entren al Averno todo lo que piensen o razonen ya no les servirá de nada.

Después de todo lo dicho, habría que ponderar ciertos hechos: Dios es misericordioso y compasivísimo con Sus siervos y éstos deberían tomar a El como único amigo y protector. De no proceder así, arriesgan terminar en el Infierno. Y una vez que las puertas de éste se cierren ya no se abrirán y no tendrán posibilidades como las que tuvieron en este mundo, a menos que Dios desee otra cosa. Dios indica el camino de salvación:

salvo si se arrepienten, se enmiendan, se aferran a Dios y rinden a Dios un culto sincero. Estos estarán en compañía de los creyentes y Dios dará a los creyentes una magnífica recompensa. ¿Por qué va Dios a castigaros si sois agradecidos y creéis? Dios es agradecido, omnisciente (Corán, 4:146-147).

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  • Introduccion
  • El remordimiento que sienten los seres humanos en el mundo
  • El comienzo del lamento de los incredulos: La muerte
  • La afliccion que se sentira el dia del juicio universal
  • La afliccion que se sentira en el infierno
  • Para no tener que lamentarse en la otra vida