En contra de lo que afirman los evolucionistas, estos insectos, varias especies de las cuales son encontrados fósiles del período Carbonífero (hace 354 a 292 millones de años), no tienen antepasados evolutivos. Cada especie aparece abruptamente en los registros fósiles con sus propias estructuras y características, y permanecen iguales durante su existencia. Este hecho hace que sea imposible para los darwinistas defender su panorama de la evolución.