Uno de los primeros en darse cuenta que los hallazgos de la paleontología argumentarían en contra de la teoría de la evolución fue el mismo Charles Darwin. Esta es la manera en la que Darwin advirtió que los fósiles representarían la más grande dificultad que enfrenta esta teoría:Pero, como de acuerdo a esta teoría innumerables fósiles transitivos deberían haber existido, ¿Por qué no los encontramos incrustados en grandes números en la corteza de la Tierra? . . . ¿Por qué entonces cada formación geológica y cada estrato no está lleno de tales eslabones intermedios? La geología seguramente no revela ninguna cadena orgánica tan finamente graduada; y esto, quizás es la objeción más obvia y seria, la cual puede ser presentada en contra de mi teoría. (Charles Darwin, El Origen de las Especies)Las investigaciones realizadas durante los 150 años que transcurrieron desde la época de Darwin han transformado su temor en una realidad, y todos los descubrimientos siguientes han probado que su teoría no está para nada relacionada con la verdadera historia natural. Una de estas pruebas es la mosquita del hongo aquí ilustrado, que demuestra que estos insectos han permanecido iguales por millones de años y nunca han sufrido ninguna etapa intermedia.