Los seres vivientes son extremadamente complejos, y tienen características perfectas. Incluso un solo pelo en un solo insecto tiene una función y es esencial para su supervivencia. Las estructuras de todos los seres vivientes tienen un elemento en común: complejidad irreducible. Los sistemas perfectos que Dios creó funcionan como un todo viviente, en integridad. Es imposible encontrar rasgos más primitivos en un cotorrita de 50 millones de años de edad que en su homólogo que vive hoy. Dios Todopoderoso, el Creador de este escarabajo en su forma perfecta hace 50 millones de años, tiene el poder de crearlo de la misma manera hoy. Los registros fósiles siguen mostrando este hecho a los darwinistas, constantemente y con nuevos ejemplos.