IA la luz de lo que se ha revelado acerca del socialdarwinismo hasta ahora, no debe sorprender para nada que los nazis, arquitectos infames de uno de los actos de genocidio más terribles de la historia, estuviesen estrechamente ligados al mismo.
Al examinar los escritos, discursos y documentos de Hitler y otros ideólogos nacionalsocialistas, queda en claro que sus políticas se cimentaron en el darwinismo.
El Führer pensó que podía mejorar la “raza” humana de la misma manera que la de los animales. Sostuvo que quienes “polucionaban” la “raza aria” ―enfermos y débiles genéticamente― debían ser eliminados. Eso le llevó a ordenar el espantoso exterminio de millones de personas como si fuesen simplemente ganado en el matadero. Alexander Kimel, uno de los pocos sobrevivientes de ese genocidio, escribió el artículo “El Terror Nazi” y allí subraya que los verdugos actuaban sin ningún tipo de piedad porque estaban convencidos de los postulados socialdarwinistas:El nazismo fue la aceptación del socialdarwinismo, la igualación de humanos y animales, la anulación del libre albedrío y de pensar por sí mismo. Lo “normal” pasó a ser la brutalidad, el terror, el engaño, la explotación del hombre por el hombre. Si se ajusta al ser humano a las normas propias de los animales desconociendo en él la chispa divina que es la conciencia, entonces puede ser tratado como un ser irracional cualquiera.
Esto se vio reflejado cuando Hitler, al intentar enmendar la pérdida de gran cantidad de vidas debido a su temeraria conducta guerrera, se decidió a mejorar los métodos de reproducción y no a eliminar las causas de tantas muertes. En Auschwitz el doctor nazi, Mengele, condujo experimentos “científicos” con mellizos, matándolos y diseccionándolos, con el objeto de comprender cómo lograr esa meta, es decir, multiplicar los nacimientos y llevar la natalidad alemana al doble. En ese intento, los miembros del Schutzstaffel (se trata de los “SS”, abreviación en alemán de “escuadrón de defensa”, que actuaron como guardia personal de Hitler y como fuerza policial militarizada, de la cual dependía la GESTAPO o policía secreta del Tercer Reich) cumplieron el papel de vaqueros, en tanto que el conductor del régimen hacía de patrón de estancia. A los alemanes se les dio la categoría de ganado de exposición, a los individuos de otras nacionalidades la de bestias de trabajo y a los judíos la de gusanos84.
Esa forma de ver las cosas llevó a los nazis a concretar uno de los peores actos de genocidio. El engaño de la “raza superior”, raíz de las matanzas, se basaba en las falsas diferencias entre los grupos dentro de una especie. Según el Führer y sus sostenedores, algunos individuos o sectores dentro de una especie quedaban retrasados respecto a otros. Sugestivamente, ese supuesto perverso y fundamento del racismo, era un elemento básico de la teoría de Darwin. El profesor de historia Dr. Karl A. Schleunes habla de la supuesta “justificación científica” del racismo por parte del darwinismo en un libro sobre Auschwitz:
Los niños huérfanos y abandonados fueron los más afectados por la crueldad nazi.
La idea de lucha por la supervivencia de Darwin… justifica la concepción racista de pueblos y naciones superiores e inferiores y valida la lucha entre ellos85.
Los evolucionistas presentaron, exactamente, los planteos teóricos que encajaban a la perfección con los criterios nazis. De ahí que, por ejemplo, Konrad Lorenz, considerado el fundador de la etología moderna (la ciencia que se ocupa del comportamiento de los animales), aplicase en lo social formas de proceder que corresponden, digamos, al campo de las estructuras biológicas:
Así como frente al cáncer el mejor tratamiento es erradicar el crecimiento parásito (tumor) lo más pronto posible, frente a los efectos sociales disgénicos (características indeseables heredadas por las últimas generaciones) en las subpoblaciones atribuladas, es necesaria la defensa eugenésica… Si esos elementos inferiores no se eliminan de manera drástica de en medio de la población (sana), proliferan por todo el cuerpo como las células de un tumor maligno que no se extirpa. En ese caso, las células (anómalas) destruyen el cuerpo en el que se hospedan y a ellas mismas86.
Considerar a los diferentes o a los pobres y necesitados de una sociedad una clase de agobio que debe ser eliminado, es el colmo de lo primitivo y bárbaro. Los nazis buscaron ocultar su comportamiento salvaje tras una máscara pseudocientífica citando las mentiras darwinistas. Joseph Tenenbaum, autor de La Raza y el Reich: Historia de una Epoca, resume de qué manera se modelaron las políticas nacionalsocialistas:
…la lucha, la selección y la supervivencia del más apto, es decir, las ideas y los criterios a los que arribó Darwin… ya existían en germen en la filosofía social alemana del siglo XIX… Fue así que se desarrolló la doctrina del derecho inherente de los alemanes a gobernar el mundo por medio de una reciedumbre superior… de una relación tipo “yunque y martillo” entre el Reich y los más débiles asesinados o a asesinar…87.
Y más adelante dice:
Hitler en la reunión de Nuremberg.
Su diccionario político estaba repleto de términos como “espacio”, “combate”, “selección” y “extinción” (Ausmerzen). El silogismo de su lógica estaba claramente expresado: el mundo es una jungla en la que distintos pueblos luchan por el espacio. El más fuerte gana, el más débil debe morir o ser eliminado…88.
En la concentración de Nuremberg en 1933, Hitler proclamó que “la raza más elevada somete a la de menor nivel por peso propio… un derecho que observamos en la naturaleza y que” debido a su carácter científico “puede ser considerado como el único derecho imaginable”89. Por medio de esa suposición daba por cierta una de las peores falsedades de la historia.
Las palabras del caudillo nazi en el discurso “Sobre el Destino de la Nación” resumen los puntos de vista darwinistas:
La defensa y protección de las generaciones futuras son algunas de las cuestiones que se presentan con más fuerza en la vida. Los métodos políticos no son otra cosa que lucha por la supervivencia. El anhelo por mantenerse vivo es universal. El deseo por sobrevivir debe conducir a la lucha porque, además de ser una propensión incontenible, también es el fundamento de la existencia. El lugar donde habitar es limitado. En consecuencia, ¡ser inmisericorde es parte inseparable de la humanidad! El hombre se convirtió en el señor del planeta como resultado del enfrentamiento y combate permanentes. Pero no se trata de la superioridad del género humano sino de quienes tienen la fortaleza para obtener el poder y dominar. Entre las razas hay diferencias y el mundo adquiere la cultura de la clase distinguida. Todo lo que vemos hoy día es el resultado del trabajo y éxito ario. Sin embargo, el factor que en cada raza realmente conduce a logros, es la capacidad de los individuos que los lleva al crecimiento. No son las multitudes democráticas las que han modelado a la humanidad sino los individuos significativos90.
Una imagen de la Alemania de 1945.
Esa forma de hablar depravada influenció a muchos por cierto espacio de tiempo. Decenas de miles de cortos de vista adhirieron a esos disparates salidos de la mente de su jefe. Como ya remarcamos, es mentira que la lucha despiadada por la supervivencia proporcione el progreso de la sociedad. Por supuesto, toda persona en sus cabales se esfuerza por una vida más placentera y pletórica. Pero su logro, esencialmente, es directamente proporcional al compromiso con los valores morales y espirituales. Tratar de eliminar a otros por medio de una agresión sin fin, daña a todos. Las diferencias físicas o culturales no hacen a un linaje o grupo humano superior a otro. Por el contrario, en una situación de paz y de seguridad las diferencias son elementos valiosos que llevan al enriquecimiento cultural general.
Dios ha ordenado a la gente, independientemente de las circunstancias, que perdone, que nunca se aparte del sendero de la justicia y que trate a sus congéneres con afecto y compasión. Los creyentes saben que la creación de comunidades y naciones distintas encierra una inmensa sabiduría y por eso actúan con un espíritu fraterno y solidario. La arrogancia de pretender clasificar a las personas según la “raza” a la que pertenecen, carece de todo justificativo válido, es algo que caracteriza a los incrédulos y a quienes exaltan a otros distintos que Dios. Un versículo describe esto así:
Aunque desequilibrado mentalmente, Hitler vio una oportunidad para difundir sus puntos de vista, puesto que éstos iban en paralelo con la teoría de Darwin. Esa ligazón puede verse en Mein Kampf, publicado en 1925. Por ejemplo, en el capítulo cuatro dice que el darwinismo es el único fundamento de una Alemania exitosa. Robert Clark, autor de Darwin: Antes y Después, hace el siguiente comentario sobre la devoción que tenía Hitler por Darwin:
El libro de Hitler Mein Kampf contiene muchas expresiones darwinistas.
Las ideas evolutivas se encuentran, de manera franca, en todo lo peor de Mein Kampf y en sus discursos públicos… Hitler razonaba… que la raza superior siempre conquistaría a la inferior91.
Beate Wilder-Smith, la autora de El Día que Murió la Alemania Nazi, describe lo que es crucial en la doctrina del Führer:
Uno de los principios fundamentales de la tesis y doctrina (nazi) fue… la teoría evolutiva y.. que toda la biología había evolucionado de manera ascendente y que… los tipos menos desarrollados… debían ser erradicados de manera ejecutiva y… que la selección natural podía y debía ser ayudada de forma expeditiva. Por lo tanto, los nazis instituyeron medidas políticas para erradicar a negros y judíos, a los que consideraban “subdesarrollados”92.
El profesor George J. Stein escribió en American Scientist un artículo titulado “La Ciencia Biológica y las Raíces del Nazismo”:
"El tipo de socialdarwinismo alemán era conocido y aceptado en todo el país y… lo que es más importante, la mayoría de los alemanes, incluidos los científicos, lo consideraban valedero. Hace poco, estudiosos de Hitler y del nacionalsocialismo, han empezado a comprobar que… (el uso por parte de los mismos de la teoría de Darwin) fue la característica específica del nazismo. La “biopolítica” nacionalsocialista… se basaba en la creencia mística-biológica de la desigualdad radical… se basaba en la eterna lucha por la existencia y la supervivencia del más apto como ley natural y en el uso consecuente del poder estatal para la aplicación de una política pública de selección natural…93.
Dicho artículo deja en claro que la pretensión de que los seres humanos no se diferencian de los animales, subyace en el socialdarwinismo alemán. Continúa:
La premisa básica del socialdarwinismo alemán fue que… el hombre era, simplemente, una parte más de la naturaleza, carente de todo tipo de cualidad o bondad trascendente. Por otra parte, los alemanes resultaban ser miembros de una comunidad superior, biológicamente hablando… (y) los métodos políticos sólo eran la aplicación directa de las leyes de la biología. En esencia, Hitler y sus seguidores ―todos socialdarwinistas― adelantaron las ideas que se iban a transformar en el corazón de los supuestos nacionalsocialistas… La empresa del estado corporativo era eugenésica (es decir, de mejoramiento de la raza) o, lo que es lo mismo, de selección artificial…94.
Los conceptos equivocados del nacionalsocialismo, claramente señalados en el texto de Stein, constituyeron la cimiente de una guerra mundial en la que muchos países fueron forzados a participar. El nazismo, que creció y se desarrolló apoyado en las teorías engañosas de Darwin, fue el proyectista de un desastre pocas veces visto. Millones de personas perdieron la vida y ciudades enteras fueron barridas del mapa. El peor daño lo sufrió la propia sociedad alemana, a la que la propaganda nazi le auguraba el progreso y una fortaleza sin par. Una vez más se demostró que la brutalidad y el intento de eliminar a los “distintos” nunca puede aportar al avance de la sociedad.
Hitler y los suyos sostuvieron, mientras vivieron, los criterios que se resumen en esta manifestación: “¡Los nazis… somos bárbaros! Queremos serlo. Es un título honorable por medio del cual rejuveneceremos al mundo”95.
En palabras de Sir Arthur Keith, Hitler “buscó concientemente llevar a la práctica, en Alemania, la teoría de la evolución”96. Dice acerca de Hitler, de la teoría de la evolución y de la conflagración:
Si la guerra, como sostengo, es la condición (necesaria) establecida por el evolucionismo, entonces éste a “enloquecido”, llegando a tal grado de ferocidad que frustra el papel que debe cumplir en la vida… No hay ninguna manera de sacarse la guerra de encima, excepto una: desembarazar al ser humano de las imposiciones que le establece la teoría de la evolución97.
Peter Hoffmann discute en La Seguridad Personal de Hitler los puntos de vista darwinistas de éste:
Hitler creía que el principio darwinista de la vida humana, es decir, la lucha y el combate, era lo que forzaba a todos a querer dominar a los demás (y que) sin ese enfrentamiento las personas se echarían a perder y morirían. Incluso al ser derrotado en abril de 1945 manifestó su fe en la supervivencia del más fuerte y declaró que los pueblos eslavos habían demostrado ser los más enérgicos98.
En resumen, como se puede colegir de las opiniones de muchos historiadores e investigadores, como así también de los discursos y escritos del Führer, el nazismo mamó y se nutrió del darwinismo. Tanto él como otros de sus adictos, buscaron justificar su crueldad psicopática con argumentos supuestamente científicos. Pero es de advertir que el entorno cultural que alentó esa ideología también portaba virus darwinistas. Como veremos en las próximas páginas, el socialdarwinismo que infectó a Alemania en la primera mitad del siglo XX, gracias a darwinistas fanáticos como Ernst Haeckel, influenció profundamente todo el comportamiento social y constituyó el fundamento filosófico más importante del éxito del nazismo.
Según el oprobioso pensamiento socialdarwinista, la guerra permite el progreso de las sociedades, selecciona a los más aptos y elimina a los débiles. Por lo tanto, es considerada una fuerza positiva porque no sólo erradica las “razas pusilánimes” sino, asimismo, a las personas enclenques dentro de la “raza superior”. En consecuencia, el nazismo, al adherir a la lógica socialdarwinista, hizo del militarismo uno de sus ejes centrales. Robert Clark cita Mein Kampf como referencia en Darwin: Antes y Después y da la siguiente información acerca de su autor:
19 de Agosto de 1942: Habitantes de Dieppe, ciudad costera de Francia, asesinados por la guarnición nazi. En la foto de abajo vemos a alemanes transportando armas pesadas durante los fieros combates en el frente noruego. La lógica socialdarwinista ocasionó muchas muertes en las guerras del siglo pasado y muchos países quedaron en la ruina.
La actitud de Hitler tanto en la Liga de Naciones como frente a la guerra y la paz, se apoyaba en los mismos principios: “Un tribunal mundial… sería una broma… toda la Naturaleza es un combate espectacular entre el fuerte y el débil, con la eterna victoria del primero sobre el segundo. Si esto no fuese así, la naturaleza declinaría, se desmoronaría. Los estados que violen esta ley primordial caerán en desgracia… Quien vive, deberá combatir. Quien no desee hacerlo en un mundo en el que la ley de la vida es la conflagración permanente, no tiene derecho a existir”. Para él, pensar de otra manera es “insultar” a la naturaleza: “La angustia, la calamidad y la dolencia son la réplica a ello”99.
Con el socialdarwinismo se fortalecieron la ideología del combate y la histeria guerrera, pues sus conceptos actuaron como catalizadores que aceleraron dichas tendencias e hicieron que fuesen adoptadas por toda la sociedad. De esa manera, por primera vez, el racismo y el delirio que lleva al derramamiento de sangre encontraron un supuesto fundamento científico para ser presentados con el carácter de realidad irrefutable. Los escritos del doctor y teórico evolucionista de la era nazi, Albert Edgard Wiggam, reflejan uno de los “engaños” más frecuentes en el campo del pensamiento alemán de ese período:
… hubo un momento en el que el hombre tenía sólo un poco más de cerebro que sus primos antropoides, los simios. Pero por medio de patear, morder y combatir… y engañar a sus enemigos, así como por el hecho de que quienes no eran suficientemente avispados y fuertes para hacer lo mismo fueron sacados del medio o destruidos completamente, el cerebro del ser humano se agigantó considerablemente en sabiduría y agilidad, independientemente del tamaño…100.
Muchos ideólogos alemanes trastornados, creían que la guerra y el combate apuraban la evolución que llevaba al progreso de la humanidad. Los nazis, que sostienen la supuesta superioridad de la “raza aria”, dieron inicio a la II Guerra Mundial con el objeto de purificarla. Ello costó la vida a más de 40 millones de personas.
Gente que se muere o próxima a morir de hambre en el campo de concentración de Auschwitz, donde perdieron la vida entre tres y cuatro millones de personas. La obsesión de los nazis con la idea falsa de raza superior, promovida por el socialdarwinismo, llevó a millones de inocentes a perecer de esa manera.
La conclusión que los nazis extrajeron de esa imaginaria “historia evolutiva”, producto de una mentalidad trastornada, es la siguiente: la guerra aporta al desarrollo, en el largo plazo, porque los evolucionistas sostienen que los seres humanos avanzan únicamente a través de enfrentamientos letales. Hitler, Rosemberg y otros ideólogos del nazismo, al igual que una serie de los considerados científicos, afirmaban que las civilizaciones contemporáneas habían adquirido su estatus a través de la acción bélica permanente.
El profesor Haeckel de la Universidad de Berlín y conocido defensor del darwinismo, alababa al antiguo estado griego de Esparta y lo consideraba un pueblo elegido por su éxito y superioridad sobre otros. Sostuvo, justificando una práctica salvaje, que gracias a que eliminaban a todos los niños que no fueran “fuertes y con una salud perfecta”, poseían una sociedad “con un vigor y una pujanza excelentes”101. Pretendió que los alemanes imitasen a los espartanos puesto que pensaba que el infanticidio de los deformes y enfermos era “un método ventajoso tanto para los eliminados como para la sociedad”. Estas inconcebibles recomendaciones de Haeckel resultan importantes porque revelan la lógica de la estructura diseñada a partir de los supuestos no científicos del darwinismo. Según éstos, pensar que todas las vidas tienen el mismo valor y deben ser protegidas, no es más que un “dogma tradicional” y una violación de la verdad científica102. Ninguna persona medianamente razonable y de buen corazón podría aceptar semejante cosa. Pero, en un momento dado, alemanes eminentes adoptaron con vehemencia esas ideas.
No sólo en Alemania sino en muchas partes del mundo el socialdarwinismo rechazó (y rechaza) las virtudes y los valores morales enseñados por las religiones divinas, como la compasión, la solidaridad, la paciencia y la benevolencia. Por el contrario, sostuvo y sostiene que la matanza ―a través de la brutalidad sin límites y/o por los medios propios de Satanás, el gran descarriador de la humanidad― de quienes resultan “incompatibles con los intereses de la sociedad” es algo realmente digno de ser alabado. El desprecio que sienten los nazis hacia los judíos no es más que una de las manifestaciones de odio hacia las religiones divinas.
De todos modos, el neonazismo y su mentalidad enferma sobrevive en el mundo y ello representa un peligro. El estilo de vida que presenta el socialdarwinismo y que procede inevitablemente del darwinsimo ―independientemente de cómo se lo denomine―, se basa únicamente en el derramamiento de sangre, en el combate, en la guerra, en el sufrimiento y en el terror. Para desgracia de la humanidad, fue en Alemania en donde se lo hizo operativo sin tapujos como política oficial. Y en la medida en que siga manejando de una u otra manera las principales palancas de las potencias mundiales, los nuevos Auschwitz son inevitables.
El Führer y los demás líderes nazis se consideraban “héroes” y no sentían ningún tipo de remordimiento por el salvajismo con que trataban a otros. Se creían salvadores que aportaban al desarrollo evolutivo de la humanidad y opinaban que serían reconocidos en ese papel por las generaciones futuras.
Tres yugoeslavos asesinados por los alemanes en 1940 y exhibidos públicamente.
Es el socialdarwinismo el que influyó decididamente para que las ideas tan terribles provenientes de la mente perniciosa de Hitler, se expandiesen y fuesen llevadas a la práctica. Para ese cerebro enloquecido, los campos de concentración no eran prisiones donde se torturaba y exterminaba a gente inocente sino lugares de cuarentena en los que se aislaba a los débiles, a los enfermos y a los “indeseables”, para que la “raza superior” no se deteriore. En consecuencia, el darwinismo pasa a la historia como una ciencia falsa proveedora de la filosofía básica de una guerra y de un genocidio causantes de destrucciones, sufrimientos y situaciones de terror pocas veces vistos en la historia del planeta. Y Hitler fue el déspota que llevó a la práctica sus postulados.
UNA COALICION FASCISTA IGNOMINIOSA: DARWIN – HAECKEL - HITLER
Ernst Haeckel, el principal representante de Charles Darwin y del socialdarwinismo en Alemania, hizo el siguiente comentario después de leer El Origen de las Especies:En la grandiosa concepción unificada de la naturaleza elucubrada por Darwin, encontré la solución a todas las dudas que me venían preocupando desde el inicio de mis estudios de biología(1).
Haeckel imaginó que dicho libro despejaba todas las dudas. Pero, por supuesto, estaba equivocado. La teoría de la evolución, formulada en la época de una ciencia en pañales, no podía dar respuesta a muchas cosas de manera coherente y acabada. En especial explicar, desde el conocimiento erudito, cómo comenzó la vida. Y ese error se refleja en Las Maravillas de la Vida, en el que resume sus puntos de vista sobre las “razas favorecidas”:
Aunque se conocen las grandes diferencias mentales y de civilización que existen entre las razas superiores e inferiores, por lo general no son tenidas en cuenta. De ese modo, se hace una apreciación falsa del valor de la vida… Las razas inferiores (por ejemplo, los Wanniyala-Aetto o “gente del bosque”, nativos de Sri Lanka, más conocidos como “Veddas” o negros australianos) están más próximas a los mamíferos (monos y perros) que a los europeos civilizados. Por lo tanto, debemos asignarles una importancia totalmente distinta… el abismo que existe entre el pensamiento reflexivo del hombre civilizado y la esencia animal del salvaje, es enorme. Es mayor a la que separa a éste del perro(2).
Lo que aquí se transcribe, aunque mucha gente lo aceptó y consideró producto de un estudio serio, carece de todo fundamento científico. Su autor desarrolló también un tipo de creencia con raíces en la teoría de la evolución, a la que denominó “monismo” (el monismo haeckeliano tenía por objeto oponerse a lo que consideraba “dualismo”, es decir, un mundo dividido en “cuerpo” y “espíritu”, pues negaba absolutamente éste para imponer un ateísmo totalizador). Esa creencia rechaza la existencia del alma y reduce todo a la materia. También escribió:
…por primera vez estamos capacitados para comprender la unidad de la naturaleza… (de modo que podemos concebir) una explicación mecánico-causal de los fenómenos orgánicos más intrincados, (al punto tal) que desparecen las diferencias entre las representaciones animadas e inanimadas… (Todos los fenómenos naturales, se trate de) una piedra… arrojada al aire… o el azufre y el mercurio (uniéndose) para formar cinabrio… son una manifestación mecánica similar al crecimiento y floración de las plantas, a la procreación de los animales, a la actividad de los sentidos ―como la percepción― o a la formación del pensamiento en la mente humana(3).
En realidad, Haeckel cayó en el engaño de creer que había encontrado respuesta a muchas cosas desde una perspectiva materialista. Pero esa visión, que sostiene que no hay ninguna diferencia entre las realidades animadas e inanimadas, sufrió un severo golpe debido al progreso en las investigaciones y estudios llevados a cabo en el siglo actual: los supuestos aparentemente reales de los evolucionistas quedaron totalmente invalidados. Cada nuevo descubrimiento, cada nuevo avance, revela que el cosmos es el producto sin tacha de la creación. El universo no es eterno ni infinito como nos quisieron hacer creer los materialistas, ni pasó a existir debido a influencias y procesos mecánicos. Es Dios Quien lo creó y a todo lo que encierra. Y cuando llegue el momento, que El determinará, también desaparecerá con todo lo que contiene.
Los bebés minusválidos o enfermizos necesitan el amor y la protección de los demás seres humanos.
Sin embargo, el biólogo alemán, debido a su cerrado materialismo, rechazaba las religiones divinas así como la humanidad y compasión que ellas imparten. Alababa la “selección humana artificial”, practicada por los espartanos (ciudadanos del siglo IX antes de Cristo, que construyeron su sociedad sólo en función de la fuerza militar, rechazando el arte, la filosofía y la literatura) al defender el salvajismo eugenésico. Como se sabe, ese pueblo antiguo se ajustaba a una ley especial, que determinaba que los niños enfermos o físicamente defectuosos fueran asesinados sin contemplación alguna. Se permitía vivir sólo a los fuertes y perfectamente saludables(4).
Haeckel dijo a quienes les criticaban:
¿Qué tiene de bueno para la humanidad mantener y criar artificialmente a miles de lisiados, sordomudos, idiotas, etc., que nacen año tras año heredando enfermedades incurables?(5).
Sin duda, este tipo de discernimiento es inhumano. Pero según su propiciador, el sentimiento de amor y compasión solamente sería válido con quienes pueden beneficiarnos. Tal actitud egoísta florece bajo la influencia enlazada del materialismo y el darwinismo. Por el contrario, quienes reconocen los valores morales religiosos se muestran compasivos con el necesitado y se esfuerzan por protegerlo sin pretender ningún beneficio material por ello. Esta forma de proceder es la que corresponde al verdadero humanismo. Por ejemplo, en el Corán se revela que el creyente auténtico ofrece alimento al pobre, al cautivo y al necesitado antes que alimentarse él mismo. Y lo único que lo mueve a eso es obtener el contento de Dios:
Por mucho amor que tuvieran al alimento, se lo daban al pobre, al huérfano y al cautivo: Os damos de comer sólo por agradar a Dios. No queremos de vosotros retribución ni gratitud(Corán, 76:8-9)
Por otra parte, los monistas conducidos por Haeckel sostuvieron que no sólo los rasgos físicos sino también la personalidad podían originarse en anomalías genéticas, por lo que abogaban por la eliminación de todos los “defectuosos”.
El libro de Haeckel jugó un papel importante en la aceptación del programa eugenésico nazi. Su biógrafo, el estudiante Wilhelm Bölsche, transmitió directamente a Hitler las ideas socialdarwinistas de su maestro. Por otra parte, la publicación Archiv für Rassen und Gesellschaftsbiologie (Biosociedad y Archivo por Razas, editada desde 1904 hasta 1944), se convirtió en el principal órgano de diseminación de las falsedades eugenésicas y de la ciencia nazi. Allí se registraba regularmente extractos de los temerarios trabajos de Haeckel(6).
Dice el historiador Daniel Gasman:
Hitler consultó muchas fuentes antes de opinar sobre historia, asuntos políticos, religión, cristianismo, naturaleza, eugenesia, ciencia, arte y evolución. Si bien sus pareceres en la materia resultan eclécticos, coinciden en su mayor parte con los de Haeckel, a los que utilizó regularmente, prácticamente copiándole (7).
Haeckel, defensor del suicidio y la eutanasia, decía que un bebé es nada más que el producto de la relación sexual de sus progenitores. Entonces, si la vida se transforma en una carga pesada para alguien, debería ser eliminada:
En consecuencia, si las circunstancias de la vida ejercen una presión insoportable sobre quien se ha desarrollado normalmente a partir del óvulo fertilizado, es decir, si esa persona se ve ahogada por la necesidad, la inquietud, la enfermedad y la miseria de todo tipo, tiene el derecho incuestionable de quitarse la vida para poner fin a su sufrimiento… hacerlo por voluntad propia para acabar con algo inaguantable es, realmente, un acto de redención(8).
Sin embargo, nosotros no somos producto de la casualidad sino que Dios creó y crea a nuestra especie con un propósito:
No he creado a los genios y a los hombres sino para que Me sirvan(Corán, 51:56)
Como humanos, somos responsables de todas las acciones que realizamos en el curso de nuestras vidas y de ello tendremos que rendir cuentas en el Más Allá. Quienes, como el biólogo alemán, incitan a otros a suicidarse o a asesinar, asumen, sin duda, una responsabilidad gravosa que no podrán justificar frente al Creador.
Cadáveres esqueléticos transportados en camiones, eran parte de la vida diaria en la Alemania nazi. Millones de polacos, gitanos y judíos inocentes, que los nazis consideraban pertenecían a “razas inferiores”, eran asesinados o dejados morir en los campos de concentración. Libros como Un Gitano en Auschwitz, Tristezas Compartidas, Una Familia Gitana Recuerda el Holocausto y La Persecución Nazi a los Gitanos, son algunos de los trabajos que revelan a la que fue sometida esta gente por los nacionalsocialistas.
Haeckel, en su obra Las Maravillas de la Vida, sostuvo que si el recién nacido es sordo y está privado de la conciencia, no tiene alma. Basándose en esa patraña vindicó la destrucción de los que nacían anormales y consideró que tal proceder no puede ser calificado de asesinato: no cabe duda de que era un gran defensor del infanticidio. Además, tenía un corazón suficientemente duro pues también alentaba la eutanasia compulsiva. La oposición a la misma lo irritaba tanto que dijo: “cientos de miles de personas incurables ―lunáticos, leprosos, cancerosos, etc.― son mantenidos vivos artificialmente… sin el más mínimo beneficio para ellos o para la sociedad”(9). Y propuso la solución:
… la redención para este mal debería cumplirse a través de una dosis de algún veneno indoloro de acción rápida… bajo el control de una comisión competente(10).
Sus conceptos, determinaciones y actitudes vandálicos hicieron mucho daño a Alemania, pues condujeron a un programa de eutanasia conocido como T4, que llevó a que 300 mil disminuidos mentales, físicamente deformes, portadores de enfermedades, considerados incurables e “indeseables”, sean asesinados brutalmente.
La crueldad de Haeckel y las matanzas de Hitler se inspiran en la misma fuente: el socialdarwinismo.
Las prácticas eugenésicas, la eutanasia, la esterilización forzada, los campos de concentración, el mantenimiento de la “pureza racial” y las cámaras de gas, de mediados del siglo XX, aparecen como resultado de la coalición Darwin – Haeckel – Hitler. Y, sin duda, expresan una de las mayores inhumanidades de la historia.
1. Daniel Gasman, Scientific Origins, s. 6; Benjamin Wiker, Moral Darwinism: How We Became Hedonists, Intervarsity Press, 2002, s. 257
2. Ernst Haeckel, The Wonders of Life: Popular Study of Biological Philosophy, Çeviri: Joseph McCab (New York: Harper & Brothers, 1905), s.390-91; Daniel Gasman, The Scientific Origins of National Socialism: Social Darwinism in Ernst Haeckel and the German Monist League, (London: MacDonald, 1971), s.39-40
3. Ernst Haeckel, The History of Creation, s. 1.23
4. Ernst Haeckel, The History of Creation, s. 1.75-76
5. Benjamin Wiker, Moral Darwinism, s. 260
6. Robert Jay Lifton, The Nazi Doctors, New York: Basic Books, 1986, s.441, 161
7. Daniel Gasman, Scientific Origin, s. 161
8. Ernst Haeckel, Wonders of Life, s.112-14
9. Benjamin Wiker, Moral Darwinism, s. 262; Ian T. Taylor, In The Minds of Men: Darwin and the New World Order, 3. baskı, TFE Publishing, 1991, s.409
10. Ernst Haeckel, The Wonders of Life, New York: Harper, 1904, s. 119
84. http://www.kimel.net/terror.html
85. Karl A. Schleunes, The Twisted Road to Auschwitz, University of Illinois Press, Urbana, Illinois, 1970. s.30-32
86. A. Chase, The Legacy of Malthus; The Social Costs of the New Scientific Racism, Alfred Knopf, New York, 1980, s. 349
87. Arthur Keith, Evolution and Ethics, G.P. Putnam’s Sons, New York, 1946, s. 230
88. The Nuremberg Trials, Vol. 14, U.S. Government Printing Office, Washington, D.C., s. 279
89. J. Tenenbaum, Race and Reich, Twayne Pub., New York, 1956, s. 211
90. Adolf Hitler, Um das Schicksal der Nation', in B. Dusik (ed.), Hitler. Reden Schriften Anordnungen. Februar 1925 bis Januar 1933, vol. 2(2), Munich, 1992, Doc 245.
91. Robert Clark, Darwin: Before and After, Grand Rapids International Press, Grand Rapids, MI, 1958, s. 115
92. Beate Wilder-Smith, The Day Nazi Germany Died, Master Books, San Diego, CA, 1982, s. 27
93. George J. Stein, "Biological science and the roots of Nazism", American Scientist 76(1):50–58, 1988, s.51
94. George J. Stein, "Biological science and the roots of Nazism", American Scientist 76(1):50–58, 1988, s. 56
95. Rauschning, H., The Revolution of Nihilism, Alliance Book Corp., New York, 1939
96. Arthur Keith, Evolution and Ethics, G.P. Putnam’s Sons, New York, 1946, s. 230
97. Arthur Keith, Evolution and Ethics, G.P. Putnam’s Sons, New York, 1946, s. 105
98. Peter Hoffman, Hitler's Personal Security, London, Pergamon Press, 1979, s. 264
99. Robert Clark, Darwin: Before and After, Grand Rapids International Press, Grand Rapids, MI, 1958, s. 115-116
100. A. E. Wiggam, The New Dialogue of Science, Garden Publishing Co., Garden City, NY, 1922, s. 102
101. Ernst Haeckel, The History of Creation: Or the Development of the Earth and Its Inhabitants by the Action of Natural Causes, Appleton, New York, 1876, s. 170
102. George Stein, "Biological science and the roots of Nazism", American Scientist 76(1):50–58, 1988., s. 56; Ernst Haeckel, The Wonders of Life; A Popular Study of Biological Philosophy, Harper, New York, 1905, s. 116