El siglo XX fue uno de los más tétricos y letales en toda la historia de la humanidad. Se derramó una impresionante cantidad de sangre y la gente fue sometida al más alto grado de terror y opresión.
Pero casi nadie comprende o tiene principalmente en cuenta la naturaleza de los fundamentos ideológicos que empujaron al siglo XX hacia la destrucción, el caos, las guerras, los conflictos, el odio generalizado y la enemistad entre los individuos.
Darwin buscó aplicar la filosofía individualista y ególatra a las ciencias naturales por medio de su teoría de la evolución. Desconoció los ejemplos de solidaridad y cooperación que Dios estableció en la naturaleza, sostuvo que todos los seres vivos estaban forzados a librar entre ellos una lucha despiadada por la subsistencia y aseguró, sin ningún fundamento científico, que las sociedades humanas exhibían ese mismo tipo de procedimiento. Es al momento de aceptarse semejantes criterios que aparece el socialdarwinismo.
Quienes aceptaron semejante cosa, abandonaron una forma de vida noble y pasaron a considerar la crueldad y el comportamiento vandálico, normales. Es decir, prefirieron ignorar las virtudes éticas y religiosas, entre las que encontramos la compasión, el autosacrificio y la solidaridad entre individuos y sociedades. Convencidos los perpetradores de crueldades de distintos tipos, en base a una falsa suposición, que lo que hacían tenía un fundamento científico, consideraron justificados todos los atropellos que cometían.
Los modelos de sociedades que implementan llevan a las catástrofes más horrorosas. Por el contrario, los valores morales que Dios ordena a la humanidad y revela en el Corán, siempre acarrean la paz y el bienestar.