"¿No se han enterado de lo que pasó a quienes les precedieron: el pueblo de Noé, los aditas, los tamudeos, el pueblo de Abraham, los madianitas y los de las vueltas (probablemente aquí se refiere a Sodoma y Gomorra) de arriba abajo? Sus enviados vinieron a ellos con las pruebas claras. No fue Dios quien fue injusto con ellos, sino que ellos lo fueron consigo mismos"
(C. 9:70)
El mensaje divino transmitido por Dios a través de Sus mensajeros, nos ha sido comunicado desde que el ser humano fue creado. Algunas sociedades aceptaron ese mensaje, en tanto que otras lo negaron, lo rechazaron. Ocasionalmente una minoría, en una sociedad que aceptó el mensaje, siguió al mensajero.
Pero la mayoría de las comunidades que recibieron el mensaje no lo han aceptado. Y no solamente no lo tuvieron en cuenta sino que también intentaron dañar, agredir al mensajero y a quienes lo seguían. Era algo común que se denigre a los mensajeros, acusándolos de "falsedad, magia, locura y engaño". Incluso los dirigentes de muchos de esos pueblos preferían verlos muertos, instigaban su asesinato.
Todo lo que querían los profetas era que la gente obedezca a Dios. No pedían dinero ni ningún otro beneficio mundanal a cambio de su mensaje. Tampoco presionaban a las personas para que acepten su palabra. Lo único que hacían era invitar a la gente a la religión verdadera y a que inicien una vida distinta de la que llevaban.
Lo que sucedió entre Suayb y el pueblo de los madianitas, a donde fue enviado, ilustra respecto a las relaciones entre el profeta y la comunidad. Es muy interesante apreciar la reacción que tienen con Suayb y como terminaron los miembros de su tribu, a quienes llamó a creer en Dios y renunciar a las injusticias que estaban cometiendo:
"Y a los madianitas (enviamos) su hermano Suayb. Dijo: '¡Pueblo! ¡Servid a Dios! No tenéis a otro Dios que El. ¡No defraudéis en la medida ni en el peso! Os veo con el bienestar, pero temo por vosotros el castigo de un día de alcance universal. Y, ¡pueblo!, ¡dad la medida y el peso equitativos! ¡No defraudéis a los demás en sus bienes! ¡No obréis mal en la tierra corrompiendo! Lo que Dios os deja es mejor para vosotros, si es que sois creyentes. Y yo no soy vuestro custodio'. Dijeron: '¡Suayb! ¿Acaso te ordena tu religión que dejemos lo que nuestros padres servían o que dejemos de utilizar libremente nuestra hacienda? Tú eres, ciertamente, el benigno, el honrado'. Dijo (Suayb): '¡Pueblo! ¿Qué os parece? Si yo me baso en una prueba clara venida de mi Señor y El me provee de un bello sustento venido de El… Yo no pretendo contrariaros cuando os prohibo algo. No pretendo sino reformaros en la medida de mis posibles (en la medida que yo pueda). Mi éxito no depende sino de Dios. En El confío y a El me vuelvo arrepentido. Y, ¡pueblo!, ¡que la oposición a mí no os cause los mismos males que alcanzaron al pueblo de Noé o al pueblo de Hud o al pueblo de Salih! Y el pueblo de Lot no está lejos de vosotros. ¡Pedid perdón a vuestro Señor! Luego, ¡volveos a El!. Mi Señor es misericordioso, lleno de amor'. Dijeron: '¡Suayb! No entendemos mucho de lo que dices. Entre nosotros se te tiene por débil. Si no hubiera sido por tu clan, te habríamos lapidado. No nos impresionas'. Dijo (Suayb): '¡Pueblo! ¿Os impresiona mi clan más que Dios, a Quien habéis pospuesto con desprecio? Mi Señor abarca todo lo que hacéis. ¡Pueblo! ¡Obrad según vuestra situación! Yo también obraré… Veréis quién va a recibir un castigo humillante y quién es el que miente… ¡Vigilad! Yo también vigilaré con vosotros'. Cuando vino Nuestra orden, salvamos por una misericordia venida de Nosotros a Suayb y a los que con él creían. El Grito (es decir, el Castigo) sorprendió a los que habían sido impíos y amanecieron muertos en sus casas, como si no hubieran habitado en ellas. ¡Sí! ¡Atrás los madianitas!, como también se había hecho a los tamudeos" (C. 11: 84-95).
El pueblo de Madián fue castigado por la cólera de Dios y pereció como se describe en los versículos arriba mencionados debido a que estaba maquinando "lapidar a Suayb", aunque lo que había hecho éste era llamar a la gente al bien. El ejemplo del pueblo de Madián no es el único. Por el contrario, como lo advirtió Suayb al hablar con su pueblo, muchas comunidades anteriores habían perecido por razones parecidas. Y después de lo sucedido al pueblo de Madián, muchas otras comunidades también fueron destruidas por la cólera de Dios.
En las páginas que siguen describiremos a esas comunidades que perecieron y los restos que de ellas quedaron. El Corán describe detalladamente a esas comunidades e invita a la gente a sopesar esos ejemplos y advertir el fin que tuvieron.
El Corán llama la atención sobre el hecho de que la mayoría de las comunidades que perecieron habían establecido civilizaciones de un alto nivel, característica que se enfatiza: "
¡A cuántas generaciones hemos hecho antes perecer, más temibles que ellos y que recorrieron el país en busca de escape (del castigo divino)" (C. 50:36).
Y en particular se subrayan dos características. La primera es que se trata de las comunidades "más temibles", es decir, que fueron destruidas cuando contaban con un sistema administrativo y militar muy fuerte y disciplinado, mediante el cual conquistaron por la fuerza el territorio en donde vivían. La segunda característica es que fundaron grandes ciudades que se distinguían por sus particularidades arquitectónicas.
Vale la pena tener en cuenta que ambas características se encuentran también en las actuales civilizaciones --logradas por medio de la ciencia y de la tecnología-- que, asimismo, niegan e ignoran a Dios, olvidándose que todo se hace posible por Su potestad, es decir, porque El lo permite. Pero como se señala en los versículos mencionados, las civilizaciones con que contaban esos pueblos no pudieron salvarlos de la destrucción porque se basaban en la negación de Dios. El fin de la actual civilización no será distinto en tanto se base en la negación de Dios y en el mal obrar sobre la tierra.
Una considerable cantidad de eventos que llevaron a esas destrucciones, algunos de los cuales son relatados en el Corán, han sido confirmados por investigaciones arqueológicas hechas en tiempos modernos. Dichos hallazgos, que prueban definidamente que han ocurrido los incidentes a que hace referencia el Corán, explica la necesidad de estar "prevenido", lo cual es un rasgo distintivo en las anécdotas coránicas. Dios nos dice en el Corán que es necesario "viajar a lo largo de la tierra" y ver "cómo terminaron sus antecesores".
"Antes de ti, no enviamos más que a hombres de las ciudades, a los que hicimos revelaciones. ¿No han ido por la tierra y mirado como terminaron sus antecesores? Sí, la Morada de la otra vida es mejor para los que temen a Dios. ¿Es que no razonáis…? Cuando ya los enviados desesperaban y pensaban que se les había mentido, les llegó Nuestro auxilio y fue salvado el que quisimos. Pero Nuestro rigor no respetará a la gente pecadora. Hay en sus historias motivo de reflexión para los dotados de intelecto… No es un relato inventado, sino confirmación de los mensajes anteriores, explicación detallada de todo, dirección y misericordia para gente que cree" (C. 12:109-111).
En realidad, hay ejemplos en la historia de las comunidades pasadas para aquellos dotados de intelecto. Las comunidades mencionadas, al haber perecido por la rebeldía frente a Dios y por el rechazo de Sus órdenes, nos revelan lo débil e impotente que es el género humano respecto a El. En las páginas que siguen examinaremos esos ejemplos en un orden cronológico.