La vida de este mundo es una prueba para la humanidad. Aunque Dios ha creado innumerables atractivos para el hombre en este mundo, también le ha advertido sobre preocuparse demasiado por ellos olvidando así a Dios y Su religión. En una aleya del Corán, Dios dice que el boato de este mundo es temporal y que el verdadero deleite se encuentra en el Paraíso, la recompensa para los que Le han contentado:
(7) En verdad, hemos dispuesto que toda la belleza que hay sobre la tierra sea un medio por el que ponemos a prueba a los hombres, [para poner de manifiesto] quienes se comportan mejor;
Sura 18: Al-kahf (La Cueva)
(20) ¡Sabed [Oh hombres] que esta vida es sólo juego y distracción, y un hermoso espectáculo, y [motivo para] vuestra jactanciosa rivalidad unos con otros, y [vuestro] afán por más riqueza e hijos!
Su parábola es la de la lluvia [vivificante]: la vegetación que hace crecer complace a los labradores; pero luego se marchita y la ves amarillear, y al final queda convertida en paja.
Pero [la realidad permanente de la condición humana se hará patente] en la Otra Vida: [ya sea] el castigo severo, o el perdón de Dios y Su complacencia: pues esta vida no es más que el disfrute pasajero de un engaño.
Sura 57: Al-Hadid (El Hierro)
Aunque el creyente también goza de las bendiciones que se describen como los placeres de este mundo, a diferencia de los incrédulos, no los considera el objetivo de esta vida. Puede desear disfrutar de ellas, pero sólo con el propósito de dar gracias a Dios y de utilizarlas para lograr Su contento. No las persigue por codicia, porque sabe que lo que pertenece a este mundo es de corta duración, como su propia vida. Sabe que, después de su muerte, nada de todo ello le será útil. Además, es consciente de que si sólo persigue las cosas de este mundo, a expensas de objetivos más nobles, sacrificará por ellas el más allá. En una aleya del Corán se relata así esta importante verdad:
(14) Engalanado aparece a los hombres el amor por lo apetecible: las mujeres, los hijos, arcas colmadas de oro y plata, caballos de raza, ganados y tierras. En eso consiste el disfrute de esta vida --pero la más hermosa de las metas está junto a Dios.
Sura 3: Al Imran (La Casa de Imrán
El atractivo de las cosas de este mundo es un factor esencial del examen que debe pasar el ser humano. Satanás recurre sin descanso a dichos atractivos para intentar engañarle. Sin embargo, los creyentes son aquellos que, aunque puede que se sientan atraídos por estos encantos, conocen su verdadero valor. Conocedores de que se trata de bendiciones temporales y de que con ellas se les somete a examen, su ilusoria atracción no les engaña. Por este motivo, Satanás no les confunde y son capaces de ponerse a salvo del tormento eterno. En el Corán, Dios nos advierte de este modo:
(5) ¡Oh gentes! ¡Ciertamente, la promesa de Dios [de la resurrección] es verdadera: no dejéis, pues, que esta vida os engañe, ni dejéis que os engañen [vuestra propias] nociones engañosas acerca de Dios!
Sura 35: Al-Fatir (El Originador)
Por otro lado, aquellos que no tienen fe y, por tanto, carecen de sabiduría, tienen un gran apego a este mundo. Bajo la influencia de Satanás, hacen de la consecución de los bienes temporales de este mundo el fin último de sus vidas. La condición de tales personas se describe como sigue:
(20) ¡No, sino que [la mayoría de] vosotros amáis esta vida pasajera, (21) y os desentendéis de la Otra Vida!
Sura 75: Al-Qiyama (La Resurrección)