La religión está en consonancia con las inclinaciones naturales del ser humano.

30) Así pues, dirige tu rostro con firmeza hacia la fe [verdadera y perenne], apartándote de todo lo falso, conforme a la disposición natural que Dios ha infundido al hombre …
Sura 30: Ar-Rum (Los Bizantinos)

Sin duda, es Dios quien mejor conoce la naturaleza del hombre que ha creado. Siendo este el caso, es Él quien mejor sabe las necesidades de la gente y el modo de satisfacerlas. Desde cómo mantener una buena salud hasta cómo ser fuertes espiritualmente hablando, o cómo lograr una vida social plena, Dios está al corriente de todo. Por ejemplo, un ser humano, por naturaleza, se siente atraído por todas las formas de compasión, amor y conducta virtuosa. Espera ser tratado con misericordia e indulgencia; detesta y evita la injusticia, inmoralidad y cualquier forma de maldad. Todo esto lo siente por deseo expreso de Dios. Puesto que Dios inculca estos valores como parte de la naturaleza humana, al hombre le gusta el bien y evita el mal.

En el Corán hay ciertos valores básicos que Dios ordena que el hombre adopte: ser compasivo, misericordioso, de fiar, honesto y humilde y evitar la tiranía, la injusticia y la maldad. En otras palabras, lo que demanda la religión del Islam (que Dios ha revelado a la humanidad) y lo que el hombre está naturalmente inclinado a hacer son como la cerradura y la llave que la abre, están en perfecta armonía lo uno con lo otro. Dios nos informa sobre este hecho en el Corán:

(30) Así pues, dirige tu rostro con firmeza hacia la fe [verdadera y perenne], apartándote de todo lo falso, conforme a la disposición natural que Dios ha infundido al hombre: [pues,] no permitir que ningún cambio corrompa lo que Dios ha creado así --tal es [el propósito de] la fe verdadera y perenne; pero la mayoría de la gente no lo sabe.
Sura 30: Ar-Rum (Los Bizantinos)

A menos que la gente se mantenga dentro de los límites impuestos por Dios en el Corán, lo que están haciendo es perjudicar a sus propias almas porque no seguir los valores que están en consonancia con su creación hace que adopten actitudes contra su propia naturaleza lo cual no sólo les provoca ansiedad sino que los vuelve problemáticos para la sociedad. Como se afirma aquí:

(44) Ciertamente, Dios no es injusto en absoluto con los hombres, sino que los hombres son injustos consigo mismos.
Sura 10: Iunus (Jonás)

Necesitamos recordar que únicamente podemos vivir según los valores ensalzados por la religión del Islam si los sentimos con sinceridad, con un deseo profundo. Una religión que se impone por la fuerza es inaceptable para Dios y es la causa de que proliferen personas que no son sinceras (los llamados hipócritas en el Corán). Esto conduce a la formación de una estructura social nada deseable. Dios ordena que no se imponga nada a la gente en el nombre de la religión:

(256) No cabe coacción en asuntos de fe.
Ahora la guía recta se distingue claramente del extravío: por eso, quien rechaza a los poderes del mal y cree en Dios, ciertamente se ha aferrado al soporte más firme, al que nunca cede: pues Dios todo lo oye, es omnisciente.
Sura 2: Al-Baqara (La Vaca)

Consecuentemente, la religión del Islam no ejerce ninguna presión sobre la gente en ningún área; al contrario, proporciona la base sobre la cual se puede establecer la verdadera libertad de conciencia. Una persona que adopta los valores del Corán no puede, de ningún modo, estar obligada. Puesto que vive según su fe por propia convicción, y por medio del ejercicio de su razón, siempre se siente satisfecho y en paz.

Por otro lado, los que no se adhieren a estos valores religiosos nunca pueden lograr la libertad de la que disfrutan los creyentes debido a las incontables normas y tradiciones que prevalecen en la sociedad. Las sociedades que no viven según los valores del Islam formulan ellas mismas sus propios valores y criterios, adoptando tabúes y, por consiguiente, al hacer esto, nada más que limitan la libertad con que Dios les dotó. Siendo este el caso, los que están lejos de la religión permanecen privados de libertad espiritual a causa de las sanciones y reglas inapropiadas que la sociedad les ha impuesto, así como por los muchos e innecesarios principios que ellos mismos adoptan.

La principal fuerza que ata al hombre, mayor que ninguna ley de la sociedad, es la corrupción de su propia alma. Los deseos inmoderados le suponen una fuente de continua ansiedad. Éstos fomentan los sentimientos de inseguridad y miedo al futuro. A causa de estas tendencias negativas internas, se enzarza en una difícil lucha con sus pasiones y deseos. Su alma le ordena sin descanso que acumule más posesiones, más dinero o que logre la admiración de los demás. Con todo, se trata de deseos insaciables.

Desear riqueza es una pasión profundamente asentada y común a muchos. Sin embargo, lograr este deseo únicamente hace que surjan otros nuevos. En esencia, los deseos mundanos siempre tienden a formar parte de un círculo vicioso.

El ser humano sólo se puede librar de tal ignorancia gracias a la fe en Dios y su sometimiento a Él. Como dice el Corán:

(9) … pues, los que están a salvo de su propia codicia --¡ésos, precisamente, alcanzarán la felicidad! Sura 59: Al-Hashr (La Concentración)

El hombre alcanza su libertad cuando deja de ser esclavo de sus pasiones. Desde ese momento, satisfacer los interminables deseos mencionados con anterioridad deja de ser su propósito en la vida. Comienza una vida en la que su único fin es lograr el contento de Dios, el fin para el que Dios le creó.

En esto consiste la verdadera libertad: ser un siervo de Dios y liberarse así de cualquier otra cosa que no sea Él. Por esta razón la mujer de Imrán rezó así:

(35) cuando una mujer de [la Casa de] Imrán dijo: "¡Oh Sustentador mío! Hago el voto de ofrecerte lo que hay en mi vientre, para que se dedique exclusivamente a Tu servicio. ¡Acéptamelo! ¡Ciertamente, Tú eres quien todo lo oye, quien todo lo sabe!"
Sura 3: Al Imran (La Casa de Imrán)

Por el mismo motivo Abraham le dijo a su padre:

(42) cuando habló [así] a su padre: "¡Oh padre mío! ¿Por qué adoras a algo que no oye, ni ve, ni te sirve de nada? Sura 19: Mariam (María)

A lo largo de la historia, los mensajeros que Dios envió a los hombres les invitaron a salvarse de la corrupción de sus propias almas o, haciéndose sirvientes de los hombres, servir únicamente a Dios. Sólo cuando se liberan de tal desnaturalización, que va en contra del propósito de su creación, pueden encontrar alivio. Es por esta razón que el Mensajero de Dios (saas) se describe en el Corán como persona que: “les ordenará la conducta recta y les prohibirá la conducta inmoral, y les hará lícitas las cosas buenas de la vida y les prohibirá las malas, y les librará de las cargas y de las cadenas que [antes] pesaban sobre ellos”.

--(157) para aquellos que han de seguir al [último] Enviado, el Profeta iletrado a quien encontrarán descrito en la Tora que ya tienen, y [más tarde] en el Evangelio: [el Profeta] que les ordenará la conducta recta y les prohibirá la conducta inmoral, y les hará lícitas las cosas buenas de la vida y les prohibirá las malas, y les librará de las cargas y de las cadenas que [antes] pesaban sobre ellos. Quienes crean, pues, en él, le honren, le asistan y sigan la luz que se ha hecho descender a través de él --esos son quienes conseguirán la felicidad." Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento)

Otro factor que pone de relieve la conformidad del Islam con la naturaleza humana es su simplicidad. Dios también ha hecho la religión, que ha revelado como una religión conforme a la creación del ser humano, fácil de practicar. Este hecho se enfatiza en varias aleyas:

(28) Dios quiere haceros ligera vuestra carga: porque el hombre ha sido creado débil.
Sura 4: An-Nisa’ (Las Mujeres)

(185) … Dios quiere para vosotros la facilidad y no quiere la dificultad.
Sura 2: Al-Baqara (La Vaca)


(88) Pero quien crea y haga buenas obras, tendrá como recompensa el supremo bien [de la Otra Vida]; y [por nuestra parte,] le ordenaremos [sólo] lo que es fácil de cumplir."
Sura 18: Al-kahf (La Cueva)

(19) Lo crea de una gota de esperma, y luego determina su naturaleza, (20) luego le facilita su paso por la vida;
Sura 80: Abasa (Frunció el Ceño)

Esta simplicidad también se aplica a los actos de adoración. En lo que respecta al ayuno, una obligación religiosa que se lleva a cabo en el mes de Ramadán, Dios ordena lo siguiente:

(185) El mes de Ramadán, en el que se hizo descender [por vez primera] el Qur’an como guía para la humanidad y una prueba evidente de esa guía, y el criterio por el que discernir lo verdadero de lo falso. Así pues, quien de vosotros presencie la llegada de este mes, deberá ayunarlo todo; pero el que esté enfermo o de viaje, [ayunará igual] número de otros días. Dios quiere para vosotros la facilidad y no quiere la dificultad; pero [quiere] que completéis el número [requerido de días] y que ensalcéis a Dios por haberos guiado rectamente, y que [Le] deis gracias.
Sura 2: Al-Baqara (La Vaca)

En conclusión, el Islam es una religión en total consonancia con la naturaleza del ser humano, porque es a Dios a quien le agrada que el Islam sea la religión para el hombre y es Él quien la ha creado. Dios no desea la dificultad para Sus siervos sino la facilidad y determina como la religión a seguir esos valores que mejor se adaptan a sus necesidades, deseos y forma de vida. En una aleya del Corán, nuestro Señor nos manda lo siguiente:

(3) Os Está prohibido todo animal hallado muerto, la sangre, la carne de cerdo y aquello sobre lo que se ha invocado un nombre distinto del de Dios, y el animal muerto por asfixia, o apaleado, o de una caída, o de una cornada o devorado por una fiera, salvo si estando aún vivo lo sacrificáis [vosotros]; y [os está prohibido] todo aquello que haya sido sacrificado en altares idólatras.
Y [os está prohibido] que intentéis saber por medio de la adivinación lo que el futuro os depara: esto es una abominación.
Hoy quienes se empeñan en negar la verdad han perdido toda esperanza de [que abandonéis] vuestra religión: ¡no les temáis, pues, a ellos, sino temedme a Mí!
Hoy he perfeccionado para vosotros vuestra ley religiosa y os he otorgado la medida completa de Mis bendiciones, y he dispuesto que el autosometimiento a Mí sea vuestra religión.
Pero quien se vea empujado [a usar lo prohibido] por necesidad extrema y no con ánimo de transgredir ‑-ciertamente, Dios es indulgente, dispensador de gracia.
Sura 5: Al-Ma’ida (El Ágape)