ese día se traerá el Infierno, ese día el hombre recordará; pero ¿de qué le servirá entonces el recordar? Y dirá: “¡Ojalá hubiera enviado por delante (buenas obras) para mi (otra) vida!” (Corán, 89:23-24)
¿Ha pensado alguna vez que usted no existía antes de ser concebido y luego vino al mundo, pasando a existir, simplemente, de la nada?
¿Ha pensado alguna vez que esas flores coloridas y de buena fragancia que ve en su departamento todos los días provienen de un suelo sucio, oscuro?
¿Ha pensado alguna vez en los mosquitos que nos molestan a la noche y agitan las alas tan velozmente que no las podemos ver?
¿Ha pensado alguna vez en frutas como la banana, la sandía, el melón y la naranja, cuyas cáscaras cumplen el papel de envoltura de alta calidad para que mantengan su gusto y fragancia?
¿Ha pensado alguna vez en que, mientras duerme, un terremoto repentino puede destruir su vivienda, su oficina o su ciudad hasta los cimientos y de ese modo perder todas sus pertenencias en pocos segundos?
¿Ha pensado alguna vez en lo rápido que transcurre su vida y que en poco tiempo se convertirá en viejo y débil mientras va perdiendo la belleza, la salud y la fortaleza física día a día?
¿Ha pensado alguna vez que un día encontrará ante usted los ángeles de la muerte enviados por Dios y que entonces deberá abandonar este mundo?
Bien, ¿ha pensado alguna vez por qué la gente se liga tanto al mundo del que muy pronto partirá, cuando lo que en realidad y básicamente necesita es esforzarse por alcanzar lo que le favorecerá en la otra vida?
Dios provee al ser humano con la facultad de pensar. No obstante, la mayoría de las personas no la usan como deberían. En realidad, la mayoría casi nunca piensan.
Todos los seres humanos poseen una capacidad de reflexión de la que la mayoría es inconsciente. Al empezar a usarla se presentan hechos que hasta ese momento no se habían tenido en cuenta. Cuanto más se reflexiona más se desarrolla la capacidad de razonamiento. Esta posibilidad la tienen todos las personas. Hace falta darse cuenta de que es necesario reflexionar y luego esforzarse en tal sentido.
El propósito de este libro es invitar a la gente a pensar “de la manera apropiada” y mostrarle la forma de hacerlo. Quienes no reflexionen permanecerán totalmente alejados de la verdad y conducirán su vida por el camino del autoengaño y el error. En consecuencia, no comprenderán el propósito que hay en la creación de nuestro planeta y la razón de ser de todo lo que existe en él. Dios ha creado todo con un propósito, como lo comunica el Corán:
No hemos creado los cielos, la tierra y lo que entre ellos está por puro juego. No lo creamos sino con un fin, pero la mayoría no saben(Corán, 44:38-39)
¿Os figurabais que os habíamos creado para pasar el rato y que no ibais a ser devueltos a Nosotros? (Corán, 23:115)
Por lo tanto, cada persona necesita ponderar el propósito de la creación, primero en lo que le atañe a sí mismo y luego en relación con todo lo que ve en el mundo y todo lo que experimenta a lo largo de la vida. Quien no reflexiona comprenderá esto sólo después de morir, cuando rinda cuentas frente a Dios. Pero ya no le servirá de nada. Dios dice en el Corán que el día del Ajuste de Cuentas todos reflexionarán y verán la verdad: ese día se traerá el Infierno, ese día el hombre recordará; pero ¿de qué le servirá entonces el recordar? Y dirá:“¡Ojalá hubiera enviado por delante (buenas obras) para mi (otra) vida!” (Corán, 89:23-24).
Dios nos da la posibilidad de que meditemos sobre la vida de este mundo y derivemos de ello las conclusiones correctas. Si lo hacemos, obtendremos un gran beneficio en el otra vida. Este es el motivo por el que Dios ha convocado a todos los seres humanos a través de Sus profetas y Libros a que reflexionen sobre su creación y la creación del universo:
¿Es que no reflexionan en su interior? Dios no ha creado los cielos, la tierra y lo que entre ellos está sino con un fin y por un período determinado. Pero muchos hombres se niegan, sí, a creer en el encuentro de su Señor. (Corán, 30:8)