¿Ha pensado alguna vez que usted no existía antes de ser concebido y luego vino al mundo, pasando a existir, simplemente, de la nada?
¿Ha pensado alguna vez que esas flores coloridas y de buena fragancia que ve en su departamento todos los días provienen de un suelo barroso, oscuro?
¿Ha pensado alguna vez en los mosquitos que nos molestan a la noche y agitan las alas tan velozmente que no los podemos ver?
¿Ha pensado alguna vez en frutas como la banana, la sandía, el melón y la naranja, cuyas cáscaras cumplen el papel de envoltura de alta calidad para que mantengan su gusto y fragancia?
¿Ha pensado alguna vez en que, mientras duerme, un terremoto repentino puede destruir su vivienda, su oficina o su ciudad hasta los cimientos y de ese modo perder todas sus pertenencias en unos pocos segundos?
¿Ha pensado alguna vez en lo rápido que transcurre su vida y que en poco tiempo se convertirá en viejo y débil mientras va perdiendo la belleza, la salud y la fortaleza física día a día?
¿Ha pensado alguna vez que un día encontrará ante usted los ángeles de la muerte enviados por Dios y que entonces deberá abandonar este mundo?
Bien, ¿ha pensado alguna vez por qué la gente se liga tanto al mundo del que muy pronto partirá, cuando lo que en realidad y básicamente necesita es esforzarse por alcanzar lo que le favorecerá en la otra vida?