Través de toda la historia ha habido guerras, opresiones, matanzas y conflictos. Pero la razón por la que el número y escala de tales desastres resultaron tan grandes en el siglo pasado, es el falso velo de la justificación científica con que contribuyó el darwinismo para esas acciones. Debido a que la suposición totalmente errónea del darwinismo acerca de la naturaleza corre paralela a lo que expresan las diversas ideologías de los asesinos y dictadores, éstos pueden »demostrar« que están en lo correcto y que está justificado lo que hacen, pues dicen que sus políticas son la expresión de que »la ley de la naturaleza también se aplica a la sociedad«.
En nuestros días la teoría de la evolución sigue siendo defendida por razones ideológicas y filosóficas. El colonialismo —que se difundió o floreció con la teoría de la evolución en el siglo XIX—, así como la Alemania nazi y la Unión Soviética, son ahora cosas del pasado. Pero la filosofía darwinista-materialista, la cual era el fundamento último de los sistemas mencionados, es aún vigorosamente defendida por ciertos círculos y aún se siguen sintiendo en todo el mundo los efectos de la misma.
A pesar de que es evolucionista, Kenneth J. Hsü ha escrito acerca de los desastres a que ha conducido el darwinismo a la humanidad:
»Fuimos víctimas de una ideología social cruel que asume que la competencia entre los individuos, las clases, las naciones o las razas es la condición natural de la vida y que también es natural que la gente superior mande a la inferior... Sostendré y afirmaré siempre que la selección natural no es ciencia. Es una ideología, una ideología perversa...«136.
Las precauciones materiales y legales que se tomen contra esos criterios o ideologías sólo pueden atender las heridas que producen. La solución permanente yace en su tratamiento científico y cultural. Si el darwinismo colapsa en estos planos, también desaparecerán las filosofías que se hicieron fuertes con el mismo, lo cual significará la apertura del camino para liberarse de la opresión en todo el mundo.
Ese es el motivo por el que las personas con fe, conciencia y valores espirituales tienen una gran responsabilidad. No es correcto ignorar o subestimar los desastres que el darwinismo infligió al mundo, en particular en el siglo pasado, y los sufrimientos que padecieron y padecen los individuos y las sociedades. Cualquiera que entienda la urgencia de esto, debe hacer lo que pueda para que por medio de una contraofensiva cultural se ponga fin al engaño del darwinismo, el cual duró 150 años y aún persiste en ciertos sectores de la sociedad mundial.
La única manera de lograr esto último en un sentido verdadero, es decir, de modo que se solucione el problema fundamental por el que atraviesa la humanidad, es vivir la moral coránica. Esos desastres se terminarán y el pueblo volverá a la religión auténtica cuando la belleza, el amor, el afecto, la compasión, la justicia, la devoción, la cooperación y la tolerancia, a los que invita el Corán, sean vividos ampliamente. Como ha revelado uno de los versículos de Dios, »la verdad vendrá« y »la falsedad desaparecerá«:
Y di: “¡Ha venido la verdad y se ha disipado lo falso! ¡Lo falso tiene que disiparse!”. (Corán 17:81)l