Todo lo relatado hasta ahora demuestra que el "espacio tridimensional" no existe en realidad, que se trata de un prejuicio sustentado completamente con las percepciones y que transcurrimos la vida "fuera de todo espacio". Para afirmar lo contrario debería tenerse una creencia supersticiosa muy alejada de la razón y de la verdad científica, porque no hay ninguna prueba válida de la existencia de un mundo material tridimensional.
Esto refuta el primer supuesto de la filosofía materialista, en la cual se basa la teoría de la evolución, es decir, que la materia es absoluta y eterna. El segundo supuesto sobre el que descansa la filosofía materialista es que el tiempo es absoluto y eterno, lo cual es una superstición igual que el primero.
Lo que percibimos como “el tiempo” se realiza por medio de un método que consiste en comparar un momento con otro. Expliquemos esto con un ejemplo. Cuando una persona perfora un objeto, oye un ruido particular.Cuando vuelve a perforar el mismo objeto cinco minutos después, oye otro sonido. La persona percibe que hay un intervalo entre el primero y el segundo sonido, a ese intervalo lo llama "tiempo". Pero al oír el segundo sonido, el primero no es más que un recuerdo en la mente. Es, simplemente, un elemento de información en la memoria. La persona formula el concepto de "tiempo" comparando el momento que está viviendo con el que tiene en el recuerdo. Si no se hace esta comparación, no puede existir ningún concepto de tiempo.
En otras palabras, la percepción del tiempo se produce cuando se comparan en el cerebro distintos momentos e informaciones: alguien pasa por la puerta, entra a una sala y se sienta en un sillón.
En resumen, el tiempo pasa a existir como resultado de la confrontación hecha entre algunas ilusiones o espejismos almacenados en el cerebro. Si el observador del caso careciese de memoria, el cerebro no haría esas interpretaciones y por lo tanto nunca podría formarse el concepto de tiempo. La única razón por la que alguien se determina a tener treinta años de edad, es porque en la mente acumuló información de todo ese lapso de tiempo. Si no existiese la memoria no se acordaría del período anterior y experimentaría solamente el "momento" que vive.
Intentemos aclarar este asunto citando las explicaciones sobre la materia dadas por distintos eruditos y científicos. Respecto del tema del tiempo que retrocede, el conocido intelectual y profesor de genética laureado con el premio Nobel, François Jacob, dice lo siguiente, en su libro Le Jeu des Possibles (Lo Potencial y lo Real):
Las películas que se rebobinan nos permiten imaginar un mundo en el que el tiempo retrocede. Un mundo en el que la leche se separa del café y se sale de la taza para llegar a la lechera; un mundo en el que los rayos de luz son emitidos desde las paredes para juntarse en un lazo (centro de gravedad) en vez de fluir desde un centro de luz; un mundo en el que una piedra se desliza a la palma de la mano por medio de la colaboración asombrosa de innumerables gotas que posibilitan que salte fuera del agua. Además, en un mundo en el que el tiempo tuviese esos rasgos opuestos, los procesos del cerebro y la forma en que la memoria compilaría la información estarían funcionando también hacia atrás. Lo mismo es cierto para el pasado y para el futuro, y el mundo se nos presentará exactamente como aparece de manera corriente.31
Dado que nuestro cerebro está acostumbrado a una cierta secuencia de los sucesos, el mundo no opera para nosotros como se relata arriba y asumimos que el tiempo fluye siempre hacia adelante. Pero esta es una decisión a la que se llega en el cerebro y es relativa. En realidad, nunca sabemos cómo fluye el tiempo, o si fluye o no. Este es un indicio de que el tiempo no es una realidad absoluta sino un tipo de percepción.
La relatividad del tiempo es un hecho también comprobado por Alberto Einstein, uno de los más importantes físicos del siglo XX. Escribe Lincoln Barnett en El Universo y el Dr. Einstein:
Junto con (la existencia) del espacio absoluto, Einstein descartó el concepto de tiempo absoluto, es decir, de un fluir del tiempo universal, de manera invariable, inexorable, estable, yendo del pasado infinito al futuro infinito. Mucho de la oscuridad que ha rodeado a la Teoría de la Relatividad surge de la renuencia del ser humano a reconocer que el sentido del tiempo, al igual que el sentido del color, es una forma de percepción. Así como el espacio es simplemente un posible orden de objetos materiales, así el tiempo es simplemente un posible orden de los sucesos. La subjetividad del tiempo se explica mejor en las propias palabras de Einstein. "Las experiencias de un individuo", dice el sabio, "se nos presentan ordenadas en una serie de sucesos; en esta serie, los acontecimientos singulares que recordamos aparecen ordenados según el criterio de 'anterior y posterior'. Por lo tanto para el individuo existe un yo-tiempo o tiempo subjetivo. Este no es mensurable en sí. En realidad, lo que puedo hacer es asociar los números con los sucesos de manera que el número mayor se asocie con el último suceso antes que con uno anterior".32
Einstein mismo señaló, como se cita en el libro de Barnett: el espacio y el tiempo son formas de la intuición, lo cual no puede estar más divorciado de la conciencia que lo que pueden estar nuestros conceptos del color, de la forma o de la medida. Según la Teoría General de la Relatividad, el tiempo no tiene ninguna existencia independiente si dejamos a un lado el orden de los sucesos, por medio del cual lo medimos.33
Puesto que el tiempo consiste en percepciones, depende totalmente de quien lo percibe y por lo tanto es relativo.
La velocidad con que fluye el tiempo difiere de acuerdo a la referencia que usemos para medirlo, porque en el cuerpo humano no hay ningún reloj natural que indique con precisión la rapidez de su paso. Como escribió Lincoln Barnett: Así como no hay nada que pueda denominarse color sin un ojo que lo discierna, de la misma manera, un instante, una hora o un día no son nada, sin un suceso que los marque.34
La relatividad del tiempo es claramente experimentada en los sueños. Aunque lo que vemos en nuestros sueños parece que dura muchas horas, en realidad ocupa solamente unos minutos e incluso unos pocos segundos.
Vayamos a un ejemplo para aclarar el tema. Supongamos que estamos en una sala con una ventana diseñada específicamente y que nos quedamos allí cierto tiempo. Concedamos que en la sala hay un reloj por medio del cual controlamos la cantidad de tiempo que transcurre. Admitamos que desde la ventana de la sala vemos la salida y puesta del sol en ciertos momentos. Si después de un período determinado se nos pregunta cuánto tiempo pasamos en la sala, la respuesta que daremos se basará en las informaciones que reunimos por medio de la observación del reloj y por el cómputo de las veces que salió y se puso el sol. Por ejemplo, podemos estimar que pasamos tres días en la sala. Sin embargo, si la persona que nos llevó allí dice que estuvimos solamente dos días, que el sol que vimos desde la ventana fue una imagen producida artificialmente con una máquina simuladora y que el reloj de la sala fue regulado especialmente para que marche más de prisa, entonces el cálculo que hicimos nosotros pierde sentido.
Este ejemplo confirma que la información que tenemos acerca de la velocidad del paso del tiempo, se basa en referencias relativas. La relatividad del tiempo es un hecho científico probado también por la metodología científica. La Teoría de la Relatividad General de Einstein sostiene que el cambio de la velocidad del tiempo depende de la velocidad del objeto y de su posición en el campo gravitatorio. Mientras la velocidad aumenta, el tiempo se acorta y se comprime: va disminuyendo como si se dirigiese al punto de "detención".
Expliquemos esto con un ejemplo dado por Einstein. Imaginemos dos mellizos, uno de los cuales permanece en la Tierra, en tanto que el otro viaja por el espacio a una velocidad cercana a la de la luz. Cuando éste vuelva a la Tierra verá que el hermano envejeció mucho más que él. La razón es que el tiempo pasa mucho más lentamente para la persona que viaja a velocidades cercanas a la de la luz. Consideremos un padre viajero del espacio y su hijo terráqueo. Si el padre tuviese veintisiete años cuando dejó al hijo de tres años en la Tierra, al regresar a ésta treinta años más tarde (tiempo de la Tierra), el hijo tendrá treinta y tres años mientras que él solamente treinta años.35 Esta relatividad del tiempo no es causada por la aceleración o desaceleración de un dimanar mecánico. Más bien es el resultado de los períodos modificados de las operaciones de todo el sistema de la existencia material, que alcanzan hasta las partículas subatómicas. En otras palabras, para la persona que lo experimenta, la reducción del tiempo no se advierte como si actuara en una película en cámara lenta. En una situación donde el tiempo se acortara, la replicación de las células, los latidos del corazón, las funciones del cerebro, etc., operarían todos más lentamente que los movimientos más lentos en la Tierra. Con todo, la persona del caso continuaría su vida regular sin advertir para nada el acortamiento del tiempo. En realidad, esa reducción ni siquiera se haría aparente hasta que se realizaran las comparaciones.
La conclusión a la que nos vemos conducidos por los descubrimientos de la ciencia moderna, es que el tiempo no es una realidad absoluta como suponen los materialistas, sino solamente una percepción relativa. Lo más interesante es que esta realidad, no descubierta por la ciencia hasta el siglo XX, fue revelada al género humano en el Corán hace catorce siglos. En el Corán hay varias referencias a la relatividad del tiempo.
En muchos versículos coránicos es posible ver el hecho, probado científicamente, de que el tiempo es una percepción psicológica que depende de los sucesos, del medio circundante y de las situaciones. Por ejemplo, toda la vida de una persona es muy breve en el tiempo, como se nos informa en el Corán:
El día que os llame, responderéis alabándole y creeréis no haber permanecido sino poco tiempo. (Corán, 17:52)
Y el día que les congregue, será como si no hubieran permanecido más de una hora del día. Se reconocerán…(Corán, 10:45)
Algunos versículos indican que hay gente que percibe el tiempo de manera distinta, y que a veces las personas pueden percibir un tiempo muy corto como si fuese muy largo. Lo que conversa la gente durante el juicio en el otro mundo es un buen ejemplo de esto:
Dirá: "¿Cuántos años habéis permanecido en la tierra?". Dirán: "Hemos permanecido un día o parte de un día. ¡Interroga a los encargados de contar!". Dirá: "No habéis permanecido sino poco tiempo. Si hubierais sabido... (Corán, 23:112-114)
En otros versículos Dios dice que el tiempo puede fluir a un paso distinto en medios circundantes diferentes:
Te piden que adelantes la hora del castigo, pero Dios no faltará a su promesa. Un día junto a tu Señor vale por mil años de los vuestros. (Corán, 22:47)
Los ángeles y el Espíritu ascienden a El en un día que equivale a cincuenta mil años. (Corán, 70:4)
El dispone todos los asuntos desde el cielo a la tierra. Luego, todo ascenderá a El en un día equivalente en duración a mil años de los vuestros. (Corán, 32:5)
Estos versículos, que expresan claramente la relatividad del tiempo ―conclusión a la que llegaron los científicos solamente en el siglo XX―, fue comunicada a los seres humanos hace mil cuatrocientos años por el Corán, como una señal de su revelación, por parte de Dios, Quien abarca todo el tiempo y el espacio.
Muchos otros versículos coránicos revelan que el tiempo es una percepción, particularmente en los relatos. Por ejemplo, Dios ha mantenido a los Compañeros de la Cueva ―un grupo de creyentes mencionados en el Corán― en un sueño profundo durante más de tres siglos. Esas personas, cuando despertaron, pensaron que habían estado dormidas durante un tiempo breve y no podían darse cuenta de la duración del sueño en el que permanecieron:
Y les hicimos dormir en la caverna durante muchos años. Luego, les despertamos para saber cuál de los dos grupos calculaba mejor cuánto tiempo habían permanecido. (Corán, 18:11-12)
Así estaban cuando les despertamos para que se preguntaran unos a otros. Uno de ellos dijo:"¿Cuánto tiempo habéis permanecido?". Dijeron: "Permanecimos un día o menos". Dijeron: "Vuestro Señor sabe bien cuánto tiempo habéis permanecido... (Corán, 18:19)
La situación que se relata en el versículo que sigue sirve también de evidencia de que el tiempo es en verdad una percepción psicológica:
O como quien pasó por una ciudad en ruinas. Dijo:"¿Cómo va Dios a devolver la vida a ésta después de muerta?". Dios le hizo morir y quedar así durante cien años. Luego, le resucitó y dijo: "¿Cuánto tiempo has permanecido así?". Dijo: "He permanecido un día o parte de un día". Dijo: "No, que has permanecido así cien años. ¡Mira tu alimento y tu bebida! No se han echado a perder. ¡Mira a tu asno! Para hacer de ti un signo para los hombres. ¡Mira los huesos, cómo los componemos y los cubrimos de carne!". Cuando lo vio claro, dijo: "Ahora sé que Dios es omnipotente". (Corán, 2:259)
Este versículo enfatiza claramente que Dios, Quien creó el tiempo, no está sujeto al mismo. El ser humano, sin embargo, resulta ligado al tiempo, lo cual está dispuesto por Dios. Como en el versículo, el ser humano incluso es incapaz de saber cuánto ha dormido. Por lo tanto, asegurar que el tiempo es absoluto (como lo hacen los materialistas con su pensamiento distorsionado) es muy irrazonable.
La relatividad del tiempo aclara un tema muy importante: es tan variable, que un período que para nosotros abarca billones de años, dura solamente un segundo en otra perspectiva. Por otra parte, un enorme lapso de tiempo, que va desde el inicio del mundo a su término, puede no durar siquiera un segundo, sino apenas un instante en otra dimensión.
Esta es la esencia del concepto de destino, concepto que no es bien comprendido por la gente y en especial por los materialistas, quienes lo niegan completamente. El destino es el conocimiento perfecto que tiene Dios de todos los sucesos pasados y futuros. Muchas personas cuestionan cómo puede ser que Dios ya conozca sucesos que aún no se experimentaron, y eso no les permite comprender la legitimidad del destino. Pero los "sucesos aún no experimentados" son solamente así para nosotros (se ubican dentro del ámbito del ser humano). Dios no está constreñido por el tiempo y el espacio porque El los creó. Por esta razón, pasado, presente y futuro son lo mismo para Dios; para El todas las cosas ya han ocurrido y finalizado.
En El Universo y el Dr. Einstein, Lincoln Barnett explica cómo la Teoría de la Relatividad General conduce a esa conclusión. Según Barnett, el universo puede ser abarcado en toda su majestad solamente por un intelecto cósmico.36 La voluntad que Barnett llama "intelecto cósmico", es la sabiduría y conocimiento de Dios, Quien reina sobre todo el universo. Como podemos ver fácilmente, así como nos es dable observar el inicio, transcurso y final de un gobernante, incluido todo lo que acontece en ese período, Dios conoce el tiempo al que estamos sujetos, desde el inicio hasta el final, como si se tratase de un solo momento o período. De todos modos, las personas experimentan los incidentes solamente cuando llega el momento en que ocurren, y entonces somos testigos del destino que Dios creó para ellas.
También es importante llamar la atención sobre la superficialidad que prevalece en nuestra sociedad sobre la comprensión del destino, la cual es distorsionada. Se cree erróneamente que Dios ha determinado un "destino" para cada persona y que el mismo puede ser modificado por el individuo. Por ejemplo, la gente comenta acerca de un enfermo que escapó de la muerte, diciendo "derrotó a su destino". Nadie es capaz de cambiar su destino. Quien escapó de la muerte, no murió, precisamente, porque todavía no era su momento. Irónicamente, el destino de esos que se autoengañan diciendo "escapé de mi destino", es que tienen que decir eso y mantener esa disposición o inclinación.
El destino es el conocimiento eterno de Dios y para El, Quien conoce el tiempo como un solo momento y Quien prevalece sobre el conjunto del tiempo y del espacio. En el destino todo está determinado y concluido. También comprendemos, de lo que El relata, que el tiempo es uno para Dios: algunos incidentes que nos parecen sucederán en el futuro, en el Corán son tratados de tal manera como si ya hubieran tenido lugar mucho antes. Por ejemplo, los versículos que describen las explicaciones que la gente debe dar a Dios en el más allá, se relatan como sucesos que ocurrieron hace tiempo (o como si ocurrieran cuando se reveló el Corán) (Nota del traductor: Se usaron los tiempos verbales que aparecen en el Corán árabe, aunque en la traducción de Cortés están en futuro):
Se toca la trompeta y los que están en los cielos y en la tierra caen fulminados, excepto los que Dios quiera. Se toca la trompeta otra vez y he aquí que se ponen en pie, mirando. La tierra brilla con la luz de su Señor. Se saca la Escritura. Se hace venir a los profetas y a los testigos. Se decide entre ellos según justicia y no son tratados injustamente... Se dice (a los infieles): “¡Entrad por las puertas del Infierno...! Pero los que hayan temido a su Señor son conducidos en grupos al Paraíso... (Corán, 39:68-73)
Otros versículos sobre el tema son:
Cada uno vino acompañado de un conductor y de un testigo. (Corán, 50:21)
El cielo se hendió, pues ese día está quebradizo. (Corán, 69:16)
Les retribuyó, por haber tenido paciencia, con un Jardín y con vestiduras de seda. Reclinados allí en sofás, están resguardados allí del calor y del frío excesivo. (Corán, 76:12-13)
Y se hace aparecer el fuego del Infierno a quien pueda ver. (Corán, 79:36)
Ese día los creyentes se ríen de los infieles, (Corán, 83:34)
Los pecadores vieron el Fuego y creyeron que se precipitaban en él, sin encontrar modo de escapar.(Corán, 18:53)
Como se puede ver, lo que va a ocurrir después de nuestra muerte (desde nuestro punto de vista) se relata en el Corán como sucesos pasados ya experimentados. Dios no está atado a la relatividad del tiempo en el que estamos confinados nosotros. Dios ha dispuesto estas cosas en la intemporalidad: (Para El) las personas ya las han cumplido y todos los sucesos han sido vividos y han terminado. Dios comunica en el versículo que sigue que todo suceso, grande o pequeño, está dentro de Su conocimiento y registrado en un Libro:
En cualquier situación en que te encuentres, cualquiera sea el pasaje que recites del Corán, cualquier cosa que hagáis, Nosotros somos testigos de vosotros desde su principio. A tu Señor no se Le pasa desapercibido el peso de un átomo en la tierra ni en el cielo. No hay nada, menor o mayor que eso, que no esté en una Escritura clara. (Corán, 10:61)
Las cuestiones discutidas en este capítulo, es decir, la verdad subyacente a la materia, la inexistencia del tiempo y del espacio, resultan extraordinariamente claras. Como expresamos antes, no se trata, definidamente, de ningún tipo de filosofía o forma de pensar, sino de resultados científicos imposibles de negar. Además de ser una realidad técnica, la evidencia tampoco admite ninguna otra alternativa lógica o racional en este tema: el universo es una entidad ilusoria con toda la materia que lo compone y con todas las criaturas que viven en él. Se trata de un conjunto de percepciones.
A los materialistas les es difícil comprender esto. Verbigracia, retomemos el ejemplo del bus de Politzer: aunque éste sabía que técnicamente no podía salirse de sus percepciones, las admitía solamente en ciertos casos. Es decir, para él los sucesos tienen lugar en el cerebro hasta que el bus choca, momento en que las cosas salen del cerebro y ganan realidad física. El defecto lógico de este razonamiento resulta clarísimo. Politzer ha cometido el mismo error que el materialista Johnson, quien dijo: Golpeo la piedra, el pie se lastima, por lo tanto existe. Politzer no podía comprender que la conmoción que sintió después del impacto del bus era también, simplemente, una percepción.
La razón subliminal por la que los materialistas no pueden comprender este asunto, es el temor que enfrentarán cuando lo entiendan. Lincoln Barnett nos dice que algunos científicos "percibieron" esto:
Junto con la reducción, por parte de los filósofos, de todas las realidades científicas a un mundo de percepciones de imágenes reflejas, los científicos se han vuelto conscientes de las alarmantes limitaciones de los sentidos del ser humano".37
Cualquier referencia hecha a la verdad que la materia y el tiempo son percepciones, provoca gran temor en el materialista, porque son las únicas ideas en las que se apoya y considera existencias absolutas. En un sentido, las toma como ídolos a adorar porque piensa que la materia y el tiempo (a través de la evolución) lo crearon como persona.
Cuando siente que el universo en el que piensa que vive, que el mundo, que su propio cuerpo, que otras personas, que otros filósofos materialistas que lo influencian, en resumen, que todo lo que experimenta es percepción, se ve afectado por un horror agobiante en todos los campos. Todo en lo que cree, de todo lo que depende y a todo lo que apela, desaparece repentinamente. Prueba el sabor de la desesperación que experimentará realmente el Día del Juicio, como se describe en un versículo: Y, entonces, ofrecerán a Dios someterse. Pero sus invenciones se esfumarán. (Corán, 16:87).
Desde ahí en adelante este materialista intenta autoconvencerse de la realidad de la materia e inventa "evidencias" al efecto. Golpea la pared con el puño, patea piedras, vocifera, pero no puede escaparse de la realidad.
Así como quiere sacarse esta verdad de la mente, también quiere que otras personas hagan lo mismo. Es consciente de que si otros conocen en términos generales la auténtica naturaleza de la materia, la índole primitiva de su propia filosofía y la ignorancia que encierra su visión del mundo, sus especulaciones quedarán al desnudo para todos y ya no tendrá argumentos para sostenerlas. Son los hechos relatados aquí los que motivan los temores causantes del desasosiego que le invade.
Dios dice que los temores de los incrédulos se intensificarán en el Más Allá. El Día del Juicio serán arengados así:
El Día que les congreguemos a todos, diremos a los que hayan asociado:"¿Dónde están vuestros pretendidos asociados?". (Corán, 6:22)
Después de eso, los incrédulos serán testigos de que sus posesiones, hijos y seres más cercanos, a quienes habían asumido como reales e imputado como socios, los abandonan y desaparecen. Dios nos informa de esto: ¡Mira cómo mienten contra sí mismos y cómo se han esfumado sus invenciones! (Corán, 6:24).
Mientras que la realidad del tiempo y de la materia son percepciones que alarman a los materialistas, para los creyentes es cierto lo opuesto. La gente de fe se pone muy contenta cuando percibe el secreto de la materia, porque esa realidad es la clave para todas las cosas. Con esta clave se develan todos los secretos. Se pasa a comprender con facilidad muchas cuestiones que antes se presentaban difíciles de discernir.
Como se dijo antes, cuestiones como las del Paraíso, la muerte, el Infierno, el Más Allá, las dimensiones cambiantes, y preguntas como, "¿Dónde está Dios?", "¿Qué había antes de Dios?", "¿Quién creó a Dios?", "¿Cuánto durará la vida en la tumba?", "¿Dónde están el Cielo y el Infierno?", se pueden responder entonces fácilmente. Se comprenderá con qué tipo de orden Dios creó todo el universo de la nada, al punto que las preguntas de "¿cuándo?" y "¿dónde?" se vuelven sin sentido, porque el tiempo y el espacio desaparecen. Cuando se entienda el concepto de inexistencia del espacio, se comprenderá que el Infierno, el Cielo y la Tierra ocupan todos el mismo lugar. Si se entiende la intemporalidad, se comprenderá que todo ocurre en un solo momento: el tiempo no pasa, no transcurre, porque todo ya ha sucedido y finalizado.
Después de penetrar en este secreto, el mundo se vuelve como el Cielo para el creyente. Desaparecen todas las ansiedades materiales. La persona capta que el universo tiene un soberano singular que modifica el mundo físico como Le place y que todas las cosas tienen que retornar a El. Entonces el creyente se somete voluntaria y totalmente a Dios: …a Tu exclusivo servicio… (Corán, 3:35).
Comprender este secreto es el mayor logro en el mundo en que vivimos, pues se descubre otra realidad muy importante mencionada en el Corán: …Estamos más cerca de él que su propia vena yugular. (Corán, 50:16). Como todos saben, la yugular está dentro del cuerpo. ¿Qué podría estar más cerca de la persona que su interior? Esta situación se puede explicar fácilmente por medio de la realidad de la inexistencia del espacio. La comprensión del secreto mencionado permite entender mucho mejor el versículo antedicho.
Esta es la plena verdad. Debería quedar bien establecido que no hay ningún otro auxiliar o proveedor del ser humano que no sea Dios. No hay nada excepto Dios. El es la única existencia absoluta en Quien uno puede buscar refugio, a Quien uno puede llamar por ayuda y en Quien confiar por la gratificación.
A donde quiera que nos volvamos, ahí está la presencia de Dios.
31. François Jacob, Le Jeu des Posibles, University of Washington Press, 1982, p. 111.
32. Lincoln Barnett, The Universe and Dr. Einstein, William Sloane Associate, New York, 1948, pp. 39-40.
33. Lincoln Barnett, The Universe and Dr. Einstein, p. 12.
34. Lincoln Barnett, The Universe and Dr. Einstein, p. 40.
35. Paul Strathern, The Big Idea: Einstein and Relativity, Arrow Books, 1997, p. 57.