Todos los profetas, como se relata en el Corán, fueron enviados a una sociedad que era conocida por una determinada característica. Estas sociedades negaron a los mensajeros que les enviaron y se volvieron cada vez más insolentes. A los mensajeros se les asignó la misión de llevar a estas sociedades no creyentes hacia la verdadera religión, el camino recto de Allah, y dirigir su atención hacia el más allá.
Ésta fue realmente una tarea difícil. Consciente de que la gente iba a reaccionar negativamente, el mensajero enviado a esa comunidad inicialmente estaba solo para asumir la noble tarea de convocarles a la verdadera religión, una religión que hasta entonces era desconocida o, si se reconoció, no se aceptó. Esta tarea también incluía riesgos que ponían la vida del mensajero en peligro. Por hablar de Allah, le torturarían, traicionarían, odiarían más que a nadie, intentarían matarle. El mensajero no podía estar seguro de quién lo escucharía, incluso podría ser que su propia familia no confiase en él. Pero él era responsable sólo ante Allah y esto era una gran responsabilidad que tenía que ser cumplida bajo cualquier circunstancia ... Si la gente abrazaba la religión de Allah y se convertían así en personas dignas del Paraíso no era la responsabilidad final del mensajero sino de Allah: la única misión del mensajero era transmitir el mensaje, una misión que no tiene ningún paralelismo con ninguna otra cosa que conozcamos. Llevar a cabo esta tarea, en contra de una sociedad que es ajena a la idea misma de tal misión, es sin duda algo serio.
En realidad, Allah ejerce un control absoluto sobre todo en este mundo, por lo que los mensajeros no se desanimaron o asustaron por el número de incrédulos ni el poder que tenían, conscientes de que eran insignificantes comparados con el poder de Allah. Así, gracias a la confianza depositada en Él, cada mensajero cumplió su misión. Allah alaba en el Corán este rasgo que muestra el elevado carácter de Sus mensajeros. El Corán nos recuerda que la ayuda de Allah está siempre a mano y que Él protege a Sus profetas de la crueldad de la gente. En el Corán, Allah llama nuestra atención sobre este hecho cuando narra el peligro que el Profeta Muhammad (saaw) atravesó durante su migración desde Meca a Medina:
(40) Si no ayudáis al Enviado, entonces [sabed que Dios lo hará --como] Dios le ayudó cuando los que insistían en negar la verdad le expulsaron, [y era tan sólo] uno de dos: y estando esos dos [ocultos] en la cueva, el Enviado le dijo a su compañero: "No te aflijas, pues en verdad Dios está con nosotros." Y entonces Dios hizo descender sobre él Su [don de] paz interior, le asistió con fuerzas que no podéis ver, y echó por tierra la causa de aquellos que insistían en negar la verdad, mientras que la causa de Dios siguió siendo suprema: pues Dios es todopoderoso, sabio. (Sura 9: At-Tauba (El Arrepentimiento), aleya 40)
En el Corán, Allah alaba lo cerca que el Profeta (saaw) estaba de Él en cualquier circunstancia:
(21) Verdaderamente, en el Enviado de Dios tenéis un buen ejemplo para todo aquel que tiene puesta su esperanza [con anhelo y temor] en Dios y en el Último Día, y que recuerda mucho a Dios. (Sura 33: Al-Ahsab (La Coalición), aleya 21)
Los profetas sólo piden ayuda a Allah. Desde el momento en que se les asigna la misión, el único propósito de los profetas consiste en el cumplimiento de su deber y llamar a sus pueblos al camino recto de Allah. Sus aspiraciones sin duda se correspondían con su fin, por lo que vemos los mejores ejemplos de oraciones puras y sinceras en sus súplicas.
Ejemplos de algunas de las oraciones de los profetas, que han quedado registradas en el Corán, se describen en las páginas siguientes.
En el Corán, Allah alaba la paciencia del profeta Noé (la paz sea con él) mientras llama a su pueblo a la religión de Allah. El Profeta Noé llevó a cabo una lucha decidida contra su gente, que se acercó a él con odio. El que se dirigiera a Allah por medio de la oración en cualquier tipo de circunstancia proporciona un modelo ejemplar para los creyentes. El Profeta Noé describió su situación a Allah y rezaba como sigue:
(10) Invocó, entonces, a su Sustentador: "¡Realmente, estoy vencido; acude, pues, en mi ayuda!" (Sura 54: Al-Qamar (La Luna), aleya 10)
En otra aleya, la oración del Profeta Noé es la siguiente:
(26) Y Noé dijo: "¡Oh Sustentador mío! ¡No dejes sobre la tierra a uno sólo de esos que niegan la verdad: (27) pues, ciertamente, si les dejas, [intentarán por todos los medios] extraviar a los que Te adoran, y no engendrarán sino maldad y terca ingratitud.
(28) "¡Oh Sustentador mío! ¡Perdónanos, a mí y a mis padres, y a todo aquel que entre en mi casa como creyente, y a todos los creyentes y las creyentes [de la posteridad]; y haz que los malhechores no encuentren sino destrucción!"(Sura 71: Nuh (Noé), aleyas 26- 28)
Allah respondió a la oración del Profeta Noé y le ordenó prepararse para el diluvio que estaba por venir. A pesar de que no había ningún mar ni lago cerca, se dispuso a construir un arca porque Allah así se lo ordenó.
Mientras que él estaba construyendo el arca, su pueblo continuó burlándose de él. El Profeta Noé no les hizo caso y siguió construyendo el arca. Allah relata esto en el Corán como sigue:
(38) Y [así Noé] se puso a construir el arca; y siempre que los dignatarios de entre su gente pasaban junto a él, se burlaban de él. [Entonces les] dijo: "¡Si os burláis de nosotros --ciertamente, nosotros no burlamos de vosotros [y de vuestra ignorancia] tal como vosotros os burláis!(Sura 11: (Hud), aleya 38)
Al final, la promesa de Allah se hizo realidad y comenzó el diluvio:
(11) Abrimos entonces las puertas del cielo a un agua torrencial, (12) e hicimos que la tierra reventara en manantiales, de forma que las aguas se encontraran para un fin prescrito: (13) pero a él lo transportamos en aquella [nave] hecha de [simples] tablas y clavos, (14) que navegó bajo Nuestra mirada: recompensa para aquel que había sido rechazado con ingratitud. (Sura 54: Al-Qamar (La Luna), aleyas 11-14)
(43) [Pero el hijo] respondió: "Me refugiaré en una montaña que me proteja de las aguas." [Noé] dijo: "¡Hoy no hay protección [para nadie] del decreto de Dios, salvo [para] aquellos que hayan merecido [Su] misericordia!" Y una ola se interpuso entre ellos, y [el hijo] fue de los que se ahogaron. (Sura 11: (Hud), aleya 43)
En el Corán, Allah nos relata la petición del Profeta Noé acerca de la muerte de su hijo:
(45) Y Noé invocó a su Sustentador, y dijo: "¡Oh Sustentador mío! ¡En verdad, mi hijo era parte de mi familia; y, en verdad, Tu promesa se cumple siempre, y Tú eres el más justo de los jueces!"
(46) [Dios] respondió: "¡Oh Noé, ciertamente, él no era de tu familia, pues era, en verdad, de conducta inmoral! Y no deberás pedirme algo de lo que no tienes conocimiento:] En verdad, te prevengo para que no seas de los que ignoran [qué es lo correcto]." (Sura 11: (Hud), aleyas 45 y 46)
El Profeta Noé había pedido a Allah la destrucción de su pueblo, pero también quería que Él protegiera a los creyentes. Sin embargo, su hijo no era un creyente. Al darse cuenta de su error, el Profeta Noé se arrepintió y pidió perdón a Allah:
(47) [Noé] dijo: "¡Oh Sustentador mío! ¡En verdad, busco refugio en Ti de pedirte [nunca más] algo de lo que no tenga conocimiento! ¡Y si no me otorgas Tu perdón y me concedes Tu misericordia, seré uno de los perdidos!" (Sura 11: (Hud), aleya 47)
El profeta Abraham (la paz sea con él), que construyó la Kaaba, donde hoy millones de musulmanes hacen la peregrinación (Hayy), se menciona en el Corán como: "Abraham fue un líder ejemplar, (cuya dedicación al bien de su comunidad hizo que fuera) como una comunidad." (Sura 16: An-Nahl (La Abeja), aleya 120) En cumplimiento de las órdenes de Allah, junto con el profeta Ismael (Ismail, la paz sea con él), su hijo, el profeta Abraham construyó una casa para que los creyentes pudieran reunirse en determinadas épocas del año y recordar Allah. El Corán se refiere a esta casa como la Kaaba. Estos dos hombres nobles construyeron esta casa como un acto de adoración y al mismo tiempo pedían a Allah de la siguiente manera:
(127) Y cuando Abraham e Ismail levantaban los cimientos del Templo, [imploraron]: "¡Oh Sustentador nuestro! ¡Acéptanos esto: pues, ciertamente, sólo Tú eres quien todo lo oye, quien todo lo sabe! (Sura 2: Al-Baqara (La Vaca), aleya 127)S
El lugar donde se construyó la Kaaba se ha convertido en la actualidad en una ciudad (La Meca). Para esta casa, el profeta Abraham oró de la siguiente manera:
(126)Y, he ahí, que Abraham imploró: "¡Oh Sustentador mío! Haz de esta una tierra segura y provee de frutos a aquellos de sus habitantes que crean en Dios y en el Último Día."[Dios] respondió: "Y a quien rechace la verdad, le dejaré disfrutar por un tiempo breve --pero al final le arrastraré al sufrimiento del fuego: ¡que mal fin!" (Sura 2: Al-Baqara (La Vaca), aleya 126)
Las oraciones del profeta Abraham no estaban orientadas sólo hacia su propio tiempo, sino también destinadas a las generaciones venideras:
(128) "¡Oh Sustentador nuestro! ¡Haz que estemos sometidos a Ti, haz de nuestra descendencia una comunidad sometida a Ti, muéstranos nuestros ritos de adoración y acepta nuestro arrepentimiento: pues, ciertamente, sólo Tú eres el Aceptador de Arrepentimiento, el Dispensador de Gracia!
(129) "¡Oh Sustentador nuestro! ¡Suscita en nuestra descendencia a un profeta de entre ellos, que les transmita Tus mensajes, les imparta la revelación y la sabiduría, y les haga crecer en pureza: pues, ciertamente, solo Tú eres todopoderoso, sabio!" (Sura 2: Al-Baqara (La Vaca), aleyas 128 y 129)
Otra de las oraciones del Profeta Abraham muestra cómo buscó la manera de acercarse a Allah:
(260) Y, he ahí, que Abraham dijo: "¡Oh Sustentador mío! ¡Muéstrame cómo devuelves la vida a los muertos!"
Dijo: "¿Es que acaso no crees?"
[Abraham] respondió: "Ciertamente [creo], pero [déjame verlo] para que mi corazón quede tranquilo."
Dijo: "Coge, pues, cuatro pájaros y enséñales a obedecerte; luego, colócalos separados en las colinas [a tu alrededor]; después llámalos: acudirán a ti volando. Y sabe que Dios es poderoso, sabio." (Sura 2: Al-Baqara (La Vaca), aleya 260)
El profeta Abraham quiere ser testigo de cómo Allah resucita a los muertos no porque tenga poca fe. Al contrario, era un hombre de una fe perfecta, sin embargo, aspiraba a comprender del todo la verdad en la que tenía fe. De una manera muy sincera, quería ver milagro de Allah y Allah le concedió este deseo sincero.
El padre del profeta Abraham era pagano. El profeta Abraham le transmitió el mensaje de Allah, pero su padre lo rechazó. A pesar de ello, el profeta Abraham pidió a Allah que perdonara a su padre:
(47) [Abraham] respondió: "¡La paz sea contigo! Pediré a mi Sustentador perdón por ti: pues, ciertamente, Él siempre ha sido benigno conmigo. (48) Pero me apartaré de todos vosotros y de lo que invocáis en vez de Dios, e invocaré [sólo] a mi Sustentador: pudiera ser que mi oración [por ti] a mi Sustentador no quede sin contestar." (Sura 19: Mariam (María), aleyas 47 y 48)
Puede parecer extraño que un profeta pida a Allah que perdone a un incrédulo, por lo que el Corán nos dice por qué el profeta Abraham hizo esta petición:
(113) No es propio que el Profeta y quienes han llegado a creer pidan perdón [a Dios] por aquellos que atribuyen divinidad a otros junto con Él --aunque sean [sus] parientes próximos-- una vez que se les ha hecho saber que esos [pecadores muertos] están destinados al fuego abrasador. (114) Y la petición de perdón que Abraham hizo en favor de su padre fue sólo por una promesa que le había hecho [mientras vivía]; pero cuando le fue hecho saber que había sido un enemigo de Dios, [Abraham] renegó de él --[si bien,] ciertamente, Abraham era sumamente tierno de corazón, benigno. (Sura 9: At-Tauba (El Arrepentimiento), aleyas 113 y 114)
El profeta Abraham, el constructor de la Kaaba, lugar que millones de creyentes visitan hoy, oró por sus hijos, Ismael, Isaac y todos los creyentes:
(37) ¡Oh Sustentador nuestro! ¡En verdad, he asentado a parte de mi descendencia en un valle sin tierras de cultivo, junto a Tu sagrado Templo, para que, Oh Sustentador nuestro, se consagren a la oración: haz, pues, que se inclinen hacia ellos los corazones de los hombres, y provéeles de frutos, para que [esto] les mueva a ser agradecidos!
(38) ¡Oh Sustentador nuestro! Tú conoces lo que escondemos en nuestros corazones, así como lo que manifestamos. No hay nada, sea en la tierra o en el cielo, que pase desapercibido para Dios.
(39) "¡Toda alabanza pertenece a Dios, que me ha concedido en mi vejez a Ismael y a Isaac! Ciertamente, mi Sustentador escucha en verdad todas las plegarias: (40) ¡Oh Sustentador mío, haz que yo y [parte de] mi descendencia seamos constantes en la oración!
"Y, Oh Sustentador nuestro, acepta esta oración mía: (41) ¡Concédenos Tu perdón, a mí, a mis padres y a todos los creyentes, en el Día en que tenga lugar el ajuste de cuentas!" (Sura 14: Ibrahim (Abraham), aleyas 37-41)
Como se observa, en su oración, el Profeta Abraham recordó los atributos de Allah y también le dio gracias. Lo que pidió a Allah eran esas cosas que lo acercaran a Él y le ayudaran a ser perdonado en el más allá.
El Profeta Lot (la paz sea con él), que se menciona en el Corán como un profeta al que se le concedió "… un criterio justo y conocimiento [del bien y el mal]", (Sura 21: Al-Anbiya’ (Los Profetas), aleya 74) transmitió el mensaje de Allah a su pueblo durante muchos años. Sin embargo, su pueblo, que transgredió los límites de Allah y practicó la homosexualidad, siempre reaccionó negativamente hacia él:
(80) Y [recordad] a Lot, cuando dijo a su pueblo: "¿Os entregáis a una abominación que nadie en el mundo ha cometido antes? (81) Vais a los hombres con deseo, en vez de a las mujeres: ¡sois, realmente, una gente desaforada!"
(82) Pero la única respuesta de su gente fue decir: "¡Expulsadles de vuestra tierra! ¡Son, en verdad, una gente que se hacen pasar por puros!" (Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento), aleyas 80-82)
El pueblo del profeta Lot no sólo negó al mensajero de Allah, sino que también lo desafió abiertamente. Durante años, el Profeta Lot llamó a la religión de Allah pero, en vista de su intransigencia, pidió a Allah de esta manera:
(30) [Y] oró: "¡Oh Sustentador mío! ¡Auxíliame contra estas gentes que siembran la corrupción!" (Sura 29: Al-Aankabut (La Araña), aleya 30)
Allah respondió a la llamada del profeta Lot y el pueblo insolente que le rodeaba pereció:
(34) ¡En verdad, haremos caer sobre la gente de esta tierra un horrible castigo del cielo en retribución por su iniquidad!"
(35) Y [así fue: y] de ella hemos dejado, en verdad, un signo claro para gente que hace uso de la razón. (Sura 29: Al-Aankabut (La Araña), aleyas 34 y 35)
Como revela este ejemplo, la oración puede no ser siempre para el bien de los individuos o la felicidad en este mundo y el siguiente. Como en el ejemplo del Profeta Lot, muchos profetas también rezaron por la destrucción de los infieles.
En cuatro partes del Corán se hace referencia al Profeta Job (la paz sea con él), que muestra una paciencia ejemplar que sirve de ejemplo a todos los creyentes. El profeta Job, que era un siervo escogido del que Allah dijo: “… te hemos inspirado [Oh Profeta]” (Sura 4: An-Nisa’ (Las Mujeres), aleya 163), estaba aquejado de una grave enfermedad. Sin embargo, su paciencia y confianza en Allah nunca disminuyeron. Con una actitud tan noble, es un modelo a seguir para todos los creyentes:
(44) … –pues, en verdad, le hallamos paciente en la adversidad: ¡qué excelente siervo [Nuestro]! ¡Ciertamente, se volvía a Nosotros continuamente! (Sura 38: (Sad), aleya 44)
Además de la enfermedad que le afligía, el profeta Job también fue objeto de las murmuraciones de Satanás. Sin embargo, se dirigió a Allah sinceramente y buscó Su ayuda:
(41) Y recuerda a Nuestro siervo Job, cuando invocó a su Sustentador: "¡Ciertamente, Satán me aflige con [gran] fatiga y sufrimiento!" (Sura 38: (Sad), aleya 41)
Otra aleya narra así la súplica sincera del profeta Job:
(83) Y [recuerda a] Job, cuando invocó a su Sustentador: "¡La desgracia ha hecho presa en mí: pero Tú eres el más misericordioso de los misericordiosos!"(Sura 21: Al-Anbiya’ (Los Profetas), aleya 83)
Allah respondió a la llamada del profeta Job. Como podemos leer en la sura Los Profetas: (84) y entonces le respondimos, apartando de él la desgracia que le afligía; y le dimos una nueva descendencia, doblando su número como misericordia Nuestra, y como recordatorio para todos los que Nos adoran. (Sura 21: Al-Anbiya’ (Los Profetas), aleya 84)
Allah pone a prueba a los creyentes de diversas maneras. El profeta Job, que era un verdadero siervo de Allah, también fue probado con un grave problema. En esta vida, también pueden ocurrir problemas similares a otros creyentes. Por lo tanto, un creyente que se encuentra con dicha situación siempre debe ser consciente de que Allah no pone una carga más grande de la que un alma pueda soportar, no importa lo grave que pueda ser o la duración de ese problema.
La historia del Profeta José transmite muchos buenos ejemplos acerca de la oración. El Profeta José exhibe todos los signos de una fe fuerte por medio de la confianza, sumisión y lealtad que mostró a Allah ante todos los problemas por los que tuvo que pasar.
Las dificultades del Profeta José (y de su padre, el Profeta Jacob (Ya'qub, la paz sea con él) comenzaron cuando los envidiosos de sus hermanos lo arrojaron a un pozo. Su padre, el Profeta Jacob, mantuvo su sumisión a Allah a pesar de la preocupante pérdida de su hijo José:
--(18) y presentaron su túnica manchada de sangre falsa. [Pero Jacob] exclamó: "¡No, son vuestras [propias] mentes las que han hecho que un suceso [tan terrible] os parezca algo de poca importancia! Pero [en cuanto a mí,] la paciencia en la adversidad es algo excelente [a los ojos de Dios]; y sólo a Dios pido que me dé fuerzas para llevar la desgracia que me habéis descrito."(Sura 12: Iusuf (José), aleya 18)
Como muestra la aleya, el Profeta Jacob, al ver la camisa ensangrentada de su hijo, dijo que él debía tener "paciencia" y con ello mostró una actitud y paciencia exclusiva de los musulmanes. Mientras tanto, el Profeta José, que abandonaron en el fondo de un pozo para que muriese, fue milagrosamente rescatado por una caravana que pasaba cerca. Lo rescataron con el pensamiento de que podrían venderlo, considerándolo una mercancía.
Cuando el Profeta José, que fue comprado como esclavo por un rey egipcio, llegó a la madurez, Allah le concedió " la habilidad de juzgar [entre el bien y el mal], y también conocimiento [innato]". (Sura 12: Iusuf (José), aleya 22)
El Corán relata cómo la esposa del rey quiso seducir a José y, cuando él rechazó sus insinuaciones, ella lo amenazó con la cárcel. Acto seguido, el Profeta José rezó:
(33) Dijo él: "¡Oh Sustentador mío! ¡Prefiero antes la prisión que [acceder a] lo que estas mujeres me proponen: porque, si no apartas de mí su malicia, podría ceder a sus encantos y sería [entonces] de los que viven ignorantes [del bien y el mal]!" (Sura 12: Iusuf (José), aleya 33)
Como se observa en la aleya, en su oración, el Profeta José expuso sinceramente su situación a Allah. El Profeta José, que fue encarcelado, luego comenzó a transmitir el mensaje de Allah a sus compañeros de cárcel:
(39) "¡Oh compañeros míos de prisión! ¿Qué es más razonable: [creer en la existencia de numerosos] señores [divinos], distintos todos entre sí --o bien [en] el Dios Único, que tiene el dominio sobre todo lo que existe?
(40) "Todo lo que adoráis en vez de Dios no son sino nombres [vacíos] que habéis inventado] --vosotros y vuestros antepasados-- [y] para los cuales Dios no ha hecho descender autorización alguna. El dictamen [de qué es cierto y qué falso] pertenece sólo a Dios --[y] Él ha ordenado que no adoréis a nada excepto a Él; esta es la [única] fe verdadera; pero la mayoría de la gente no lo sabe. (Sura 12: Iusuf (José), aleyas 39 y 40)
Después de pasar muchos años en la cárcel, la esposa del rey confesó que el profeta José era inocente, y fue liberado:
(51) [Entonces, el rey mandó llamar a esas mujeres; y cuando acudieron,] preguntó: "¿Qué esperabais conseguir cuando quisisteis hacer que José accediera a vuestros deseos?"
Las mujeres respondieron: "¡Santo Dios! ¡No percibimos ningún mal [propósito] de su parte!"
[Y] la mujer del antiguo amo de José exclamó: "¡Ahora ha salido a la luz la verdad! ¡Fui yo quien quiso hacer que accediera a mis deseos --mientras que él, ciertamente, decía la verdad!"
(52) [Cuando José supo lo ocurrido, dijo: "Pedí] esto, para que [mi antiguo amo] supiera que no le traicioné a escondidas, y que Dios no bendice con su guía los planes arteros de quienes traicionan sus compromisos. (53) Aún así, no pretendo exculparme a mí mismo: pues, ciertamente, el corazón del hombre [le] incita sin duda al mal, y sólo se salvan aquellos sobre los que su Sustentador derrama Su gracia. ¡Ciertamente, mi Sustentador es indulgente, dispensador de gracia!"
(54) Y el rey dijo: "Traédmelo para que lo destine a mi servicio personal."
Y una vez que hubo hablado con él, [el rey] dijo: "¡En verdad, [desde] hoy tienes entre nosotros una posición de autoridad, depositario de toda confianza!" (Sura 12: Iusuf (José), aleyas 51-54)
Después de todo lo que había pasado, la oración del Profeta José fue aceptada y la secuencia de eventos que comenzaron al ser arrojado a un pozo acabó con un puesto de autoridad sobre los tesoros de Egipto:
(56) Y así fue como dimos a José una posición de autoridad en la tierra [de Egipto]: tenía pleno dominio sobre ella, donde y como quisiera … (Sura 12: Iusuf (José), aleya 56)
De esta manera, el Profeta José, que detentaba el poder en el país, dio gracias y rezó a Allah, que lo liberó de la prisión. Su deseo era morir como musulmán y ser uno de Sus verdaderos siervos en el más allá:
(101) "¡Oh Sustentador mío! Tú me has concedido algo del poder y me has impartido cierta comprensión del significado profundo de los acontecimientos.¡Creador del cielo y de la tierra! Tú eres mi protector en este mundo y en la Otra Vida: ¡haz que muera estando sometido a Ti, y reúneme con los justos!" (Sura 12: Iusuf (José), aleya 101)
(85) Y a [la gente de] Madian [enviamos a] su hermano Shuaaib. Dijo: ¡Pueblo mío! Adorad sólo a Dios: no tenéis más deidad que Él. …(Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento), aleya 85)
La reacción de los madianitas ante el profeta Shuaaib (la paz sea con él) no fue diferente de la de los pueblos de los profetas Noé o Lot (la paz sea con ellos). Estas personas, que rechazaron el mensaje transmitido por el profeta Shuaaib, lo amenazaron a él y a sus seguidores con el exilio:
(88) Y los dignatarios de entre su gente, los que se mostraban altivos, dijeron: "¡Ten por cierto, Shuaaib, que te expulsaremos de nuestra tierra, a ti y a los que contigo creen, si no volvéis a nuestro camino!" … (Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento), aleya 88)
Ante la actitud insensible e intimidatoria de su pueblo, el profeta Shuaaib pone su confianza en Allah y se vuelve a Él en oración:
(89) ¡Seríamos culpables de blasfemia contra Dios si volviéramos a vuestro camino una vez que Dios nos ha salvado de él! Es algo inconcebible que volvamos a él --salvo si Dios, nuestro Sustentador, así lo dispone. ¡Expón la verdad entre nosotros y nuestra gente --pues Tú eres quien mejor expone la verdad!" (Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento), aleya 89)
Al final, lo que ocurrió a los pueblos de los profetas Lot y Noé (la paz sea con ellos) también pasó a los madianitas. El profeta Shuaaib pidió a Allah y, como Él ordenó, la gente que rechazó al mensajero de Allah pereció:
(91) Entonces les sorprendió un terremoto: y quedaron muertos en el suelo, en sus propias casas --(92) los que habían desmentido a Shuaaib-- como si nunca hubieran vivido en ellas: los que habían desmentido a Shuaaib --¡ellos fueron los perdedores! (Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento), aleyas 91 y 92)
Uno de los atributos más reveladores del profeta Salomón (la paz sea con él) fue el gran poder que tenía. Allah le concedió muchos talentos sobresalientes. Ejercer un control sobre los genios e incluso hablar con los animales se encontraban entre dichas habilidades. Su comprensión del lenguaje de los animales se relata en el Corán como sigue:
(16) Y [en esta perspicacia] Salomón fue [verdaderamente] heredero de David; y decía: "¡Oh gentes! Nos ha sido enseñado el lenguaje de los pájaros, y se nos ha dado [en abundancia] de todo [lo bueno]: ¡ciertamente, esto es en verdad un claro favor [de Dios]!"(Sura 27: An-Naml (Las Hormigas), aleya 16)
El Profeta Salomón, que dio gracias a Allah por la superioridad que le otorgó, se dirigió a Él con la oración:
(19) … "¡Oh Sustentador mío! ¡Inspira en mí un agradecimiento continuo por esas bendiciones Tuyas con las que me has agraciado a mí y a mis padres, y para que obre rectamente [en una forma] que sea de Tu agrado; e inclúyeme, por Tu gracia, entre Tus siervos justos!" (Sura 27: An-Naml (Las Hormigas), aleya 19)
Aparte de estos talentos especiales, al Profeta Salomón se le concedió una generosa riqueza material. A cambio de esto, daba gracias a Allah y rezaba así:
(35) “… ¡Oh Sustentador mío! ¡Perdóname mis pecados, y concédeme el regalo de un reino que nadie pueda heredar después de mí: en verdad, sólo Tú eres el [verdadero] Dador!" (Sura 38: (Sad), aleya 35)
En las páginas anteriores, hicimos hincapié en que los creyentes deben evitar limitar sus oraciones a los deseos personales o mundanos. De hecho, la petición del Profeta Salomón de " un reino que nadie pueda heredar después de mí" está lejos de ser un deseo mundano: es, en realidad, un deseo pensando en el más allá. Esto se sobreentiende en la aleya:
(32) "…¡En verdad, he llegado a amar el gusto por lo bueno porque me hace recordar a mi Sustentador!" (Sura 38: (Sad), aleya 32)
Si una persona utiliza sus recursos materiales para agradar a Allah y si esta riqueza lo acerca más a Él y le hace recordarlo, entonces no hay razón para que dude en pedir bendiciones mundanas, puesto que son el medio para acercarle a la otra vida.
Tres suras del Corán se refieren a las oraciones del profeta Zacarías (la paz sea con él). Cuando se hizo viejo, le pidió a Allah un sucesor que mantuviese la fe de su pueblo después de su muerte. Como era demasiado viejo para tener un hijo y su esposa era estéril, pidió a Allah de la siguiente manera:
(3) Cuando invocó a su Sustentador en la intimidad de su corazón, (4) diciendo: "¡Oh Sustentador mío! Mis huesos se han debilitado y mi cabello ha encanecido. Pero mis oraciones a Ti, Oh Sustentador mío, nunca han quedado sin respuesta.
(5) "Temo, en verdad, por [lo que será de] mis parientes cuando yo no esté, pues mi mujer siempre ha sido estéril. ¡Concédeme, pues, de Tu gracia, el regalo de un sucesor (6) que sea mi heredero y también heredero de la Casa de Jacob; y haz que sea, Oh Sustentador mío, grato a Ti!" (Sura 19: Mariam (María), aleyas 3-6)
(38) En ese mismo lugar, Zacarías invocó a su Sustentador, diciendo: "¡Oh Sustentador mío! Otórgame [también a mí], de Tu gracia, el regalo de una descendencia buena; pues, ciertamente, Tú escuchas todas las plegarias." (Sura 3: Al Imran (La Casa de Imrán), aleya 38)
(89) Y [así salvamos a] Zacarías cuando invocó a su Sustentador: "¡Oh Sustentador mío! ¡No me dejes sin descendencia! ¡Pero [aun si me dejas sin herederos, sé que] Tú permanecerás cuando todo lo demás haya desaparecido!" (Sura 21: Al-Anbiya’ (Los Profetas), aleya 89)
Como ponen de relieve las aleyas precedentes, el profeta Zacarías invocó a Allah en privado. Éste es uno de los signos más evidentes de sinceridad. De hecho, Allah respondió a su oración, que era realmente sincera:
(90) Y le respondimos, concediéndole como regalo a Juan, después de haber hecho a su mujer capaz de concebir: [y,] en verdad, estos [tres] competían entre sí en hacer buenas obras, y nos invocaban con anhelo y temor; y eran siempre humildes ante Nosotros.(Sura 21: Al-Anbiya’ (Los Profetas), aleya 90)
(7) [Entonces le llamaron los ángeles:] "¡Oh Zacarías! Te traemos la buena nueva [del nacimiento de un hijo cuyo nombre será Juan. [Y Dios dice,] ‘No hemos dado este nombre a nadie antes que a él.’"(Sura 19: Mariam (María), aleya 7)
(39) En eso, cuando rezaba de pie en el santuario, le llamaron los ángeles: "Dios te anuncia la buena nueva [del nacimiento] de Juan, que confirmará la verdad de una palabra procedente de Dios, y [será] excepcional entre los hombres, abstinente y un profeta de entre los justos."(Sura 3: Al Imran (La Casa de Imrán), aleya 39)
Según otra aleya, el profeta Zacarías sintió temor ante la idea de que se hubiese concedido un hijo a pesar de su avanzada edad. El ángel que Allah envió para darle la buena noticia de que iba a tener un hijo le recordó Su poder:
(8) [Zacarías] exclamó: "¡Oh Sustentador mío! ¿Cómo podré tener un hijo si mi mujer siempre ha sido estéril y yo he llegado ya a la vejez extrema?"
(9) [El ángel] respondió: "Así ha de ser; [pues] tu Sustentador dice; ‘Eso es fácil para Mí --tal como antes te creé de la nada.’"(Sura 19: Mariam (María), aleyas 8 y 9)
Con anterioridad, hicimos hincapié en que Allah responde a las oraciones de Sus siervos y que Él es el único amigo y socorredor de las personas que le invocan de todo corazón. Así las cosas, Allah concedió un hijo al profeta Zacarías, a pesar de que parecía algo imposible.
En el Corán, Dios se refiere al profeta Jonás (Yunus, la paz sea con él) de la siguiente manera:
(139) Y, CIERTAMENTE, Jonás era en verdad uno de Nuestros mensajeros (140) cuando huyó como un esclavo fugitivo hacia el barco cargado.
(141) Y entonces echaron suertes, y él fue quien perdió; (142) [y le arrojaron al mar,] donde se lo tragó un gran pez, pues se había hecho culpable.(Sura 37: As-Saffat (Los Alineados en Filas), aleyas 139-142)
El Profeta Jonás abandonó a su pueblo a quien Allah había enviado como profeta. Como transmiten estas aleyas, se subió a un barco, donde se " echaron suertes, y él fue quien perdió." Como sabemos por el Corán, el Profeta Jonás, que no pudo perseverar en la tarea que Allah le había encomendado y abandonó a su pueblo, fue arrojado al mar, donde se lo tragó un pez. Arrepentido, el profeta Jonás oró a Allah:
(87) … "¡No hay deidad sino Tú! ¡Infinita es Tu gloria! ¡Ciertamente, he obrado mal!" (Sura 21: Al-Anbiya’ (Los Profetas), aleya 87)
A cambio de su oración sincera, Allah lo rescató milagrosamente:
(88) Y entonces le respondimos, salvándole de [su] aflicción: pues así es como salvamos a los que tienen fe. (Sura 21: Al-Anbiya’ (Los Profetas), aleya 88)
Entonces, Allah envió al profeta Jonás a una sociedad obediente:
(147) Y [luego] le enviamos [una vez más] a [su pueblo,] unas cien mil [personas] o más: (148) y [esta vez] creyeron [en él]–y por ello les dejamos disfrutar de sus vidas por el tiempo que tenían asignado. (Sura 37: As-Saffat (Los Alineados en Filas), aleyas 147 y 148)
En páginas anteriores, dijimos que Allah puede responder a una oración en forma de "causa - efecto" o, si Él quiere, puede responder con un milagro. Esto es fácil para el Señor de los cielos y la tierra y todo lo demás que hay entre ellos. En el caso del profeta Jonás, Allah eliminó todos los obstáculos aparentes y lo rescató del estómago de un pez. Éste es un claro ejemplo que muestra que no debemos desesperar del perdón de Allah y tenemos que ser constantes en nuestras oraciones. Siempre y cuando nos dirijamos a Allah de todo corazón, encontraremos una respuesta clara.
Allah envió al profeta Moisés (Musa, la paz sea con él) como mensajero a los hijos de Israel. Cuando todavía era un bebé, su vida fue puesta en peligro. Faraón ordenó asesinar a todos los niños varones y que se destinara a las hembras a la esclavitud. Allah inspiró a su madre para salvarlo. Ella siguió lo que se le reveló y lo puso en una cesta y lo dejó flotando en el Nilo. Faraón y su familia encontraron Moisés y lo adoptaron como hijo.
(7) Y así, [cuando él nació,] inspiramos [esto] a la madre de Moisés: "¡Dale de mamar [por un tiempo], y luego, si temes por él, ponlo en el río, y no temas ni estés triste --porque te lo devolveremos, y haremos de él uno de Nuestros mensajeros!"
(8) Y [alguien de] la familia de Faraón lo encontró [y le dio protección]: ¡porque [quisimos que] fuera para ellos un enemigo y una [fuente de] aflicción (Sura 28: Al-Qasas (La Historia), aleyas 7 y 8)
Cuando Moisés llegó a la madurez en el palacio de Faraón, Allah le concedió "la habilidad de juzgar [entre el bien y el mal] y también conocimiento [innato]." (Sura 28: Al-Qasas (La Historia), aleya 14)
El Corán relata un acontecimiento que hizo que el profeta Moisés rezase a Allah:
(15) Y [un día] entró en la ciudad mientras [la mayoría de] sus habitantes estaban [descansando en sus casas] ajenos a lo que pasaba [en las calles]; y encontró allí a dos hombres peleándose --uno era de su gente, y el otro de sus enemigos. Y el que era de su gente le pidió ayuda contra el que era de sus enemigos --y entonces Moisés le dio un puñetazo, causándole [con ello] la muerte.
[Pero luego] dijo [para sí]: "¡Esto es obra de Satán! Ciertamente, es un enemigo declarado, que extravía [al hombre]." (Sura 28: Al-Qasas (La Historia), aleya 15)
Tras este incidente, el Profeta Moisés pidió perdón a Allah y le prometió que no estaría nunca más de parte de los malhechores:
(16) [Y] oró: "¡Oh Sustentador mío! ¡Ciertamente, he pecado contra mí mismo! ¡Concédeme, pues, Tu perdón!" Y Él le perdonó --pues, ciertamente, sólo Él es realmente indulgente, dispensador de gracia.
(17) Dijo: "¡Oh Sustentador mío! ¡[Hago voto,] por todas las bendiciones que me has concedido, que jamás asistiré a quienes están hundidos en el pecado!" (Sura 28: Al-Qasas (La Historia), aleyas 16 y 17)
Cuando las personas prominentes de la ciudad tuvieron noticia de este incidente, planearon matar al profeta Moisés. En esta situación, el profeta Moisés de nuevo oró a Allah:
(21) Salió, pues, de allí, temeroso y vigilante, y oró: "¡Oh Sustentador mío! ¡Sálvame de la gente malhechora!" (Sura 28: Al-Qasas (La Historia), aleya 21)
Allah respondió a la oración del profeta Moisés y lo condujo a un lugar seguro. Pero nunca perdió su vínculo con Allah y le rezaba:
(22) Y volviendo el rostro hacia Madián, dijo [para sí]: "¡Puede que mi Sustentador me guíe [así] al camino recto!"
(23) Y cuando llegó a los pozos de Madián, encontró allí a un grupo numeroso de hombres que abrevaban [sus rebaños]; y encontró a cierta distancia de ellos a dos mujeres que mantenían alejado a su rebaño.
[Les] preguntó: "¿Qué os pasa?"
Respondieron: "No podemos abrevar [nuestros animales] hasta que los pastores se hayan ido [con los suyos] --pues [somos débiles y] nuestro padre es un hombre muy anciano."
(24) Abrevó, entonces, por ellas [su rebaño]; y luego se retiró a la sombra y oró: "¡Oh Sustentador mío! ¡En verdad, estoy necesitado de cualquier bien que hagas descender para mí!"
(25) [Poco] después, una de las dos [jóvenes] se acercó a él con paso recatado, y dijo: "Mi padre te invita para recompensarte por haber abrevado por nosotras [el rebaño]."
Y cuando [Moisés] llegó ante él y le contó la historia [de su vida], dijo: "¡No temas! ¡Ya estás a salvo de esa gente malhechora!" (Sura 28: Al-Qasas (La Historia), aleyas 22-25)
Esta secuencia de acontecimientos llevó al Profeta Moisés a instalarse en Madián, donde fundó una familia. Después de unos 8 o 10 años, Moisés y su familia salieron de Madián. En su camino hacia el valle de Tuwa, donde estaba destinado a recibir la primera revelación de Allah: le ordenó ir a Faraón para transmitirle Su mensaje. Sin embargo, el profeta Moisés se mostró preocupado y le dijo a Allah con franqueza que tenía miedo, que dudaba y se sentía inseguro:
(33) [Moisés] dijo: "¡Oh Sustentador mío! He matado a uno de ellos, y temo que me maten.... (34) Y mi hermano Aarón --él es de lengua más elocuente que yo. Envíale conmigo, como ayudante, para que dé [elocuente] testimonio de que digo la verdad: pues, temo en verdad que me desmientan." (Sura 28: Al-Qasas (La Historia), aleyas 33 y 34)
Como sabemos por el Corán, Moisés se inquietaba por naturaleza y temía que esta característica de su personalidad le impidiese cumplir con su deber de transmitir el mensaje. Por ello, rezó a Allah:
(25) [Moisés] dijo: "¡Oh Sustentador mío! Abre mi corazón [a Tu luz], (26) y facilítame mi misión, (27) y suelta el nudo de mi lengua (28) para que puedan entender bien mis palabras, (29) y nombra, de entre mi gente, a uno que me ayude a llevar mi carga: (30) Aarón, mi hermano. (31) ¡Refuérzame con él, (32) y hazle partícipe de mi misión, (33) para que [juntos] alabemos mucho Tu infinita gloria (34) y Te recordemos sin cesar! (35) ¡Ciertamente, Tú ves dentro de Nosotros!" (Sura 20: Ta Ha (Oh Hombre), aleyas 25-35)
A cambio de la sinceridad que el profeta Moisés mostraba en su oración, Allah lo tomó bajo Su protección y le dijo:
(35) Dijo Él: "Fortaleceremos tu brazo con tu hermano, y os dotaremos a ambos de poder, de forma que no podrán tocaros: ¡gracias a Nuestros mensajes, vosotros dos y quienes os sigan seréis los vencedores!" (Sura 28: Al-Qasas (La Historia), aleya 35)
Los milagros del profeta Moisés hicieron que algunos de los magos de Faraón y un pequeño grupo de jóvenes abrazaran la fe. Sin embargo, Faraón y la mayoría de su pueblo insistió en su negativa. El Profeta Moisés oró como sigue:
(88) Y Moisés oró: "¡Oh Sustentador nuestro! En verdad, Tú has concedido a Faraón y a sus dignatarios esplendor y riquezas en la vida de este mundo --y como resultado, Oh Sustentador nuestro, extravían [a otros] de Tu camino. ¡Oh Sustentador nuestro! ¡Destruye sus riquezas y endurece sus corazones, de modo que no lleguen a creer antes de que vean el doloroso castigo [que les espera]!"
(89) [Dios] respondió: "¡Vuestra plegaria ha sido aceptada! Perseverad ambos, pues, en el camino recto, y no sigáis el camino de quienes no tienen conocimiento [del bien y del mal]."(Sura 10: Iunus (Jonás), aleyas 88 y 89)
Después de la súplica del profeta Moisés, Faraón y toda la gente incrédula que tenía a su alrededor fueron destruidos y los hijos de Israel salieron de Egipto. Después de un tiempo, dejando a su tribu bajo el cuidado de Aarón (Harun), Moisés se fue al monte Sinaí, donde iba a recibir la revelación de Allah. Al recibir la revelación, pidió a Allah:(143) …"¡Sustentador mío! ¡Muéstrate a mí, para que pueda verte!" (Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento), aleya 143)
Allah contestó al deseo del profeta Moisés de la siguiente manera:
(143) Y cuando Moisés acudió a Nuestra cita, y su Sustentador le hubo hablado, dijo: "¡Sustentador mío! ¡Muéstrate a mí, para que pueda verte!"
[Dios] dijo: "Tú no puedes verme. Pero mira a esa montaña: si sigue firme en su lugar, entonces --sólo entonces-- podrás verme."
Y tan pronto como Dios hubo revelado Su gloria a la montaña, hizo que esta se desmoronase; y Moisés cayó al suelo desmayado. Y cuando volvió en sí, dijo: "¡Gloria a Ti! ¡Me vuelvo a Ti arrepentido; y seré [siempre] el primero en creer en Ti!"
(144) [Dios] dijo: "¡Moisés! Ciertamente, te he enaltecido sobre todas las gentes al entregarte Mis mensajes, y por haber[-te] hablado: ¡coge, pues, lo que te he entregado y sé de los agradecidos!" (Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento), aleyas 143 y 144)
Durante la ausencia de Moisés, Aarón condujo a los hijos de Israel. Mientras tanto, los incrédulos del pueblo de Moisés se aprovecharon de su ausencia. Rebelándose a Aarón, construyeron una estatua de un becerro y lo adoraron. Ante esto, Moisés eligió a los creyentes de entre su tribu y, junto con ellos, partió hacia un lugar determinado que Allah le había revelado con anterioridad. Sin embargo, antes de llegar allí, fueron presa de un violento temblor. Moisés pidió perdón para él y para los creyentes que viajaban con él:
(156) Y dispón para nosotros lo bueno en esta vida y también en la Otra Vida: ¡ciertamente, nos hemos vuelto a Ti arrepentidos!"
[Dios] respondió: "Inflijo Mi castigo a quien quiero --pero Mi misericordia abarca todas las cosas: y la decretaré para aquellos que sean conscientes de Mí, que gasten en limosnas y que crean en Nuestros mensajes --(157) para aquellos que han de seguir al [último] Enviado, el Profeta iletrado a quien encontrarán descrito en la Tora que ya tienen, y [más tarde] en el Evangelio: [el Profeta] que les ordenará la conducta recta y les prohibirá la conducta inmoral, y les hará lícitas las cosas buenas de la vida y les prohibirá las malas, y les librará de las cargas y de las cadenas que [antes] pesaban sobre ellos. Quienes crean, pues, en él, le honren, le asistan y sigan la luz que se ha hecho descender a través de él --esos son quienes conseguirán la felicidad." (Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento), aleyas 155 y 156)
Las características más destacadas de las oraciones del profeta Moisés que se relatan en el Corán son su sinceridad y franqueza. Él oró a Allah con sinceridad y pidió Su ayuda y, según Su voluntad, lo que le sucedió le hizo convertirse en un profeta que ostentaba un gran poder.
Una de las características más importantes de la oración es la sinceridad y que sea de corazón. En este punto, uno de los obstáculos que pueden inducirnos a error, originado por la vergüenza que sentimos ante Allah, es la reticencia a confesarle nuestros pecados y defectos. Esta actitud puede hacer que algunas personas oren muy "formalmente" y, ya sea por vergüenza u orgullo, les impide revelar sus problemas a Allah, aunque Él conoce cada uno de nuestros pecados, errores y actitudes o pensamientos irracionales o erróneos.
Siendo este el caso, lo que tenemos que hacer es dirigirnos a Allah con sinceridad y franqueza y compartir todos nuestros secretos con Él. El respeto que interiormente sentimos hacia Allah no es en absoluto un obstáculo que convierta la relación entre Allah y Su siervo en "formal", sino un estímulo que lo acerque más a su Señor y que lo vuelva más sumiso y sincero con Él.
El Corán se refiere a Jesús (Isa, la paz sea con él) de la siguiente manera:
(45) … será conocido como el Ungido Jesús, hijo de María; de gran eminencia en este mundo y en la Otra Vida, y [será] de los allegados a Dios.(Sura 3: Al Imran (La Casa de Imrán), aleya 45)
En el Corán, los discípulos de Jesús le pidieron que Allah les proveyese con una mesa llena de alimentos. Este suceso, que se narra en la sura al-Ma'ida (Ma'ida significa "mesa" en árabe), es el siguiente:
(112) Y cuando en una ocasión dijeron los discípulos: "¡Oh Jesús, hijo de María! ¿Puede tu Sustentador hacer descender para nosotros un ágape del cielo?"
[Jesús] respondió: "¡Sed conscientes de Dios, si sois [realmente] creyentes!"
(113) Dijeron: "Queremos sólo participar de él, para que se tranquilicen nuestros corazones y saber así que nos has dicho la verdad, y para que seamos de los que dan testimonio." (Sura 5: Al-Ma’ida (La mesa), aleyas 112 y 113)
En esta solicitud subyace el deseo de los discípulos de contemplar un acontecimiento milagroso. Jesús les dijo que éste era un deseo superfluo. Sin embargo, insistieron, diciendo que de esta manera sus corazones estarían en paz. Tras esto, Jesús se dirigió a Allah y, al hacerlo, le recordó con Sus bellos nombres. El Corán muestra esta oración de Jesús:
(114) Dijo Jesús, hijo de María: "¡Oh Dios, Señor nuestro! ¡Haz que descienda para nosotros un ágape del cielo que sea una fiesta conmemorativa para nosotros ‑-para los primeros y los últimos de nosotros-‑ y un signo procedente de Ti. Y provéenos de sustento, pues Tú eres el mejor de los que proveen!" (Sura 5: Al-Ma’ida (La mesa), aleya 114)
Allah respondió al requerimiento de Jesús y le ordenó:
(115) Dios respondió: "¡En verdad, lo haré descender [siempre] para vosotros: pero, si alguno de vosotros niega luego [esta] verdad, ciertamente, haré recaer sobre él un castigo como el que [aún] no he impuesto jamás a nadie!" (Sura 5: Al-Ma’ida (La mesa), aleya 115)
Otra oración de Jesús transmitida a través de la sura La mesa nos muestra cómo pidió el perdón y la protección para sus discípulos:
[Jesús] respondió: "¡Gloria a Ti! ¿Cómo habría de decir algo que no tengo derecho [a decir]? ¡Si lo hubiera dicho, ciertamente, Tú lo habrías sabido! Tú conoces todo lo que hay en mí, mientras que yo no conozco lo que hay en Ti. En verdad, sólo Tú conoces todo lo que está fuera del alcance de la percepción del ser humano. (117) No les dije sino lo que Tú me ordenaste [que dijera]: ‘¡Adorad a Dios, [que es] mi Señor y también vuestro Señor!’ Y fui testigo de sus acciones mientras permanecí entre ellos; pero desde que Tú me hiciste fallecer, sólo Tú has sido su supervisor: pues Tú eres testigo de todas las cosas. (118) Si les castigas ‑-en verdad, son Tus siervos; y si les perdonas-‑ ¡en verdad, sólo Tú eres poderoso, realmente sabio!" (Sura 5: Al-Ma’ida (La mesa), aleyas 116-118)
El Profeta Muhammad (saaw), al cual se alaba en el Corán en la aleya: "(4) pues, ciertamente, observas en verdad un modo de vida sublime" (Sura 68: Al-Qalam (La Pluma), aleya 4), dedicaba parte de la noche para recordar y adorar a Allah. Esto se relata en una de las aleyas que dice así:
(20) Ciertamente, [Oh Profeta,] tu Sustentador sabe que te mantienes despierto [en oración] casi dos tercios de la noche, o la mitad, o un tercio de ella, y también algunos de los que te siguen. Y Dios, que determina la longitud de la noche y del día, es consciente de que nunca escatimaríais en ello: y por eso se vuelve a vosotros en Su misericordia… (Sura 73: Al-Mussammil (El Arropado), aleya 20)
El Corán nos habla del amor que el profeta Muhammad (saaw) sentía por los creyentes. En la siguiente aleya, Allah le manda que pida el perdón de los creyentes:
(159) Y fue por una misericordia de Dios, que trataste [Oh Profeta] con suavidad a tus seguidores: porque si hubieras sido severo y duro de corazón, ciertamente, se habrían apartado de ti. Así pues, perdónales y pide perdón por ellos.
Y consulta con ellos en todos los asuntos de interés público; luego, cuando hayas tomado una decisión, pon tu confianza en Dios: pues, ciertamente, Dios ama a quienes ponen su confianza en Él. (Sura 3: Al Imran (La Casa de Imrán), aleya 159)
Muchas aleyas se refieren a las oraciones del profeta Muhammad (saaw). Una de ellas dice lo siguiente:
(26) Di: "¡Oh Dios, Señor de todo el dominio! Tú das el dominio a quien Tú quieres y se lo quitas a quien Tú quieres; Tú exaltas a quien Tú quieres y humillas a quien Tú quieres. En Tu mano está todo el bien. Ciertamente, Tú tienes el poder para disponer cualquier cosa. (Sura 3: Al Imran (La Casa de Imrán), aleya 159), aleya 26)
Como pasó con todos los demás profetas, hubo personas destacadas en La Meca que amenazaron al Profeta Muhammad (saaw) y se vio expuesto a los susurros de Satanás. En tales situaciones, pidió a Allah que le ayudase. Como narra el Corán:
(97) Y di: "¡Oh Sustentador mío! ¡Busco refugio en Ti de la incitación de todos los impulsos malvados; (98) y busco refugio en Ti, Oh Sustentador mío, de que se acerquen a mí!" (Sura 23 : Al-Mu'minún (Los Creyentes), aleyas 97 y 98)
La última aleya de la sura Los Creyentes (Al-Mu’minun) transmite una de las oraciones del Profeta (saaw):
118) Así pues, [Oh creyente,] di: "¡Oh Sustentador mío! Perdona[-me] y ten misericordia [de mí]: pues, ¡Tú eres el mejor de los que tienen misericordia!" (Sura 23 : Al-Mu'minún (Los Creyentes), aleya 118)
Algunas de las oraciones del Profeta (saaw), según conocemos gracias a los hadices son las siguientes:
Oh Allah, danos lo bueno en este mundo y lo bueno en la otra vida y líbranos del castigo del Fuego. (Muslim)
No hay más dios que Allah, el Único, que no tiene copartícipe. La soberanía le pertenece a Él y todas las alabanzas son para Él, y Él es el que tiene poder por encima de todo. Oh Allah, perdóname, ten misericordia de mí, condúceme por el camino recto y proporcióname sustento. (Muslim)
Oh Allah, me refugio en Ti de la prueba del fuego del infierno y del tormento del fuego del infierno y del juicio de la tumba y del tormento de la tumba. Oh Allah, lava mis pecados con nieve y agua de lluvia, purifica mi corazón del pecado, como se purifica el vestido blanco de la suciedad, y mantén alejados de mí los pecados como la distancia que existe entre el Este y el Oeste; Oh Allah, busco refugio en Ti de la pereza, de la senilidad, del pecado y de la deuda. (Muslim)
Oh Allah, busco refugio en Ti de la incapacidad, indolencia, cobardía, senilidad, avaricia. (Muslim)