Las Caracteristicas De La Manera De Hablar De Un Musulman

Para alguien que habla como musulmán, es suficiente con someterse sinceramente a Allah y ceñirse al Corán, el Libro que distingue lo bueno de lo malo. Si cumple con estas condiciones, su conciencia le mostrará el camino correcto y le capacitará para utilizar su discurso de la mejor manera posible.

En el Corán, Allah nos ofrece varios ejemplos de lo que significa hablar como musulmán, así como las formas de hablar que deben evitar los creyentes. El Corán también nos proporciona ejemplos de las diferentes situaciones a las que podemos enfrentarnos en la vida de este mundo, y describe las reacciones y comentarios hechos por personas con caracteres diferentes al enfrentarse a tales circunstancias. Así, ciñéndose al Corán, los creyentes pueden ver qué respuestas constituyen la manera de hablar que se espera de un musulmán y cuáles van más allá de los requerimientos esbozados en el Libro. Pueden adquirir información que les ayude a evitar la clase de discurso que Allah desaprueba, así como aprender a emplear el que más Le agrada.

En las páginas que siguen se examinarán todas las características que Allah nos ha dado a conocer sobre la forma de hablar de un musulmán, y se pondrán ejemplos del Corán y de la vida diaria para que se comprenda bien este tema y, al final, se ponga en práctica.

Alabar El Poder De Allah

Los verdaderos creyentes, a través de todo lo que experimentan en la vida, son testigos de la sabiduría, conocimiento y poder de Allah, e inclinan sus cabezas reverenciándole. Este sincero amor, respeto y sumisión se refleja entonces en el lenguaje de los creyentes, así como en toda su vida. Los creyentes son conscientes en todo momento de que Allah no necesita nada ni a nadie, pero que todos los seres vivos necesitan de Él. Puesto que han comprendido el poder y la grandeza de Allah, también son conscientes de su propia debilidad. Saben que no pueden hacer nada por sí mismos a menos que Allah así lo quiera. En esencia, sin importar lo virtuosos que sean, no dejan paso a los sentimientos de vanidad y superioridad. Son conscientes en todo momento de sus propias y limitadas capacidades y de su dependencia de Allah; cuando se refieren a algo que han logrado, lo hacen sabiendo que ha sido posible gracias al talento que Allah les ha proporcionado. Del mismo modo, cuando reciben elogios, se muestran humildes, ya que son conscientes de que dichos elogios al final se atribuyen a la suprema sabiduría de Allah.

El lenguaje de quienes son capaces de apreciar verdaderamente la Gloria de Allah se distingue por la forma en que alaban y exaltan Su inteligencia, sabiduría, poder y grandeza. Sus corazones están entregados a Allah en cualquier momento de sus vidas, sin importar dónde vayan, lo que vean o escuchen, reconocen ejemplos del arte de Allah en todo, y expresan con sinceridad el sobrecogimiento que experimentan. El Corán afirma que los corazones de los creyentes están con Allah en todo momento, ya se encuentren de pie, sentados o acostados, y que meditan sobre Su poder y Le ensalzan.

[Y] que recuerdan a Dios, de pie, sentados y cuando se acuestan, y meditan [así] sobre la creación de los cielos y de la tierra: "¡Oh Sustentador nuestro! No creaste [nada de] esto sin un significado y un propósito. ¡Infinita es Tu gloria! ¡Presérvanos del castigo del fuego! (Corán, La casa de Imrán, Al-‘Imran, 3: 191)

Los musulmanes son conscientes de esta verdad en cada momento de sus vidas y en todo lo que se disponen a hacer. Saben que es Allah quien tiene en cuenta que la comida que comen se cultiva en la seca tierra y la coloca frente a ellos de la manera más atractiva y deleitosa, y Quien les ha obsequiado con la oportunidad de disfrutar de ella. Por tanto, aunque le dan las gracias al cocinero, saben que su agradecimiento último es a Allah.

También son conscientes de que cuando algo que han deseado ocurre inesperadamente no es por accidente, y le dan gracias a Allah. Si admiran una bella obra arquitectónica, admirarán al arquitecto, pero sin olvidar que el verdadero autor de tan bello trabajo es Allah y, por tanto, exaltan Su gloria. No les consume el sentirse orgullosos de sus propios talentos, saben que son humildes siervos de Allah, y dirigen todas sus alabanzas a nuestro Señor. En el Corán se nos dice que es Allah quien es merecedor de toda alabanza y, por tanto, que debemos alabarlo y exaltarlo.

Y di: "Toda alabanza pertenece sólo a Dios, que no engendra descendencia, y no tiene asociado en Su soberanía, y carece de debilidades y no tiene, por tanto, necesidad de ayuda" --y ensalza Su infinita grandeza (Corán, Elviaje nocturno, Al-Isra', 17: 111)

Recordar A Allah Con Frecuencia

En esta aleya del Corán: "Transmite[a los demás] lo que te ha sido revelado de esta escritura divina, y sé constante en la oración: pues, ciertamente, la oración refrena [al hombre] de la acciones deshonestas y de cuanto atenta contra la razón; y el recuerdo de Dios es en verdad el mayor [bien]. Y Dios sabe todo lo que hacéis." (Corán, La araña, Al-‘Ankabut, 29: 45), se nos dice que el recuerdo de Allah es la forma de adoración más importante. Los creyentes deben cumplir con este acto de adoración con extrema sinceridad. Naturalmente, el profundo amor por Allah que albergan en sus corazones también se refleja en su manera de hablar. Saben que cada bendición de la que disfrutan proviene de Él y siempre que se encuentran ante algo que les parece bello piensan en Allah y le están agradecidos. Sabiendo que todo lo que ocurre tiene lugar según un propósito divino decretado, recuerdan a Allah y confían en Él, cualquiera que sea la dificultad a la que se enfrenten. Por consiguiente, durante toda su vida, y en cada situación que experimentan, creen en Allah y recuerdan Su nombre.

La devoción que los musulmanes sienten por Allah es tal que nada de lo que estén haciendo les distrae del recuerdo de Su nombre. La constancia de los creyentes en recordar a Allah se pone de manifiesto en la siguiente aleya del Corán:

“Gentes a las que ni el comercio [mundano] ni la búsqueda de beneficio consiguen distraer del recuerdo de Dios, de ser constantes en la oración, y de la caridad: [gentes] que se llenan de temor [ante la idea] del Día en que los corazones y los ojos se desencajarán” (Corán, La luz, An-Nur, 24: 37)

La determinación que muestran los creyentes proviene de que saben la verdad que se revela en la siguiente aleya:

“Aquellos que creen, y cuyos corazones encuentran sosiego en el recuerdo de Dios-- pues, en verdad, en el recuerdo de Dios encuentran los corazones [de los hombres] su sosiego.” (Corán, El trueno, Ar-Ra‘d, 13: 28)

Existen muchas bendiciones en la vida de este mundo para que las personas se deleiten en ellas, pero ninguna les proporciona la verdadera paz y realización que emana de recordar a Allah. Cada una de dichas bendiciones únicamente cobra valor y significado cuando se acompañan de Su recuerdo, porque las personas sólo pueden alcanzar la moral que permite que se disfrute de todas esas bendiciones si se someten a Allah y son conscientes de que es Él quien las ha credo y que todas están bajo Su control.

Además, el Corán indica que recordar a Allah con frecuencia es uno de esos secretos de la fe que proporciona a los creyentes ciertos éxitos y grado de superioridad:

[Así pues,] ¡Oh vosotros que habéis llegado a creer!, cuando os enfrentéis en combate a un ejército, sed firmes y recordad mucho a Dios, para que así obtengáis el éxito. (Corán, El botín, Al-Anfal, 8: 45)

Los creyentes que tienen esto en cuenta, recuerdan a Allah y exaltan Su Gloria con su corazón, o con su lengua, cada hora de cada día, en cualquier circunstancia y situación.

Invocar A Allah Por Medio De Sus Bellos Nombres

Con la siguiente aleya del Corán: Di: "Invocad a Dios, o invocad al Más Misericordioso: como quiera que Le invoquéis, [a Él os dirigís --pues] Suyos son todos los atributos de perfección."(Corán, El viaje nocturno, Al-Isra', 17: 110), Allah nos recuerda que Él posee los más bellos nombres, y aconseja a los creyentes que lo invoquen con ellos.

Los creyentes reconocen la manifestación de la suprema sabiduría de nuestro Señor en todo lo que experimentan a lo largo de sus vidas. Por ejemplo, saben que nuestro Señor es el que ordena la justicia infinita y, cuando les ocurre algo, recuerdan a Allah con este título. Incluso en la situación más horrenda, su habla refleja el que reconocen la perfecta justicia de Allah. Aunque sufran una pérdida material, caigan seriamente enfermos, o sufran una grave injusticia a manos de otro, no olvidan que tales sucesos han sido creados para probarles. No importa cuán externamente diferentes parezcan los acontecimientos, nunca olvidan que Allah posee una justicia infinita, y que en el Día del Juicio Final todos recibirán su merecida recompensa por el bien o el mal que hayan hecho. Como Allah indica en la aleya: " y nadie será tratado injustamente en lo más mínimo. " (Corán, Las mujeres, An-Nisa', 4: 49), hablan con el conocimiento que los humanos no sufrirán la menor de las injusticias. Evitan conscientemente pronunciar cualquier palabra que Allah no apruebe. También hablan de modo que recuerdan a los que les rodean esta verdad: que se pueden salvar de la inconsciencia o del error. Además de “el Justo”, otros de los bellos nombres de nuestro Señor con el que los creyentes están familiarizados es que Él es “el Todo Misericordioso, El dispensador de Gracia, el Muy Perdonador," "el Muy Agradecido, el Omnisciente," "el Que siempre Responde a las súplicas” y “el Seguro Protector” Saben que sólo Allah es "el Proveedor Seguro”, “el Que es Paz y proporciona seguridad”, “el Que decreta la adversidad” y “el Que decreta el beneficio” y en su lenguaje se revela que conocen todos estos atributos. Se puede distinguir por su manera de hablar que, en cualquier situación que experimentan, son conscientes del control absoluto de Allah, de Su suprema sabiduría, de Su justicia infinita y de Su arte sin par.

En cada una de las declaraciones de los Profetas (ejemplos resplandecientes a seguir por los creyentes) podemos discernir el modo en el que solían referirse a nuestro Señor y exaltarle con los nombres más bellos. En el Corán, se nos dice que Jesús (‘Isa, la paz de Allah sea con él), al recibir la revelación de Allah, dijo:

y, he ahí, que Dios dijo: "¡Oh Jesús, hijo de María! ¿Dijiste acaso a la gente: ‘Adoradme a mí y a mi madre como divinidades junto con Dios’?" [Jesús] respondió: "¡Gloria a Ti! ¿Cómo habría de decir algo que no tengo derecho [a decir]? ¡Si lo hubiera dicho, ciertamente, Tú lo habrías sabido! Tú conoces todo lo que hay en mí, mientras que yo no conozco lo que hay en Ti. En verdad, sólo Tú conoces todo lo que está fuera del alcance de la percepción del ser humano.” (Corán, El ágape, Al-Ma'ida, : 116)

Hablar Sabiendo Que Allah Está Contigo En Todo Momento

Algunos no tienen en cuenta que Allah (que los creó) les proporciona el sustento, les garantiza las bendiciones de las que disfrutan, cuida de ellos y les abarca en todo momento. No son conscientes de que, cuando mueran, serán devueltos a nuestro Señor y se les pedirá que rindan cuentas de cada acto que hayan llevado a cabo y de cada palabra que hayan pronunciado en este mundo. Creen que son criaturas independientes de Allah. Cuando hablan, no reconocen que fue Él quien les otorgó ese poder. De hecho, Allah es el único soberano y conoce todo lo que hacen; no cae una sola hoja de un árbol sin que Él lo sepa. Allah es testigo de todo, todo el tiempo. El Corán explica esta verdad:

Y en cualquier situación en que te encuentres [Oh Profeta,] y cualquier porción de esta [escritura divina] que estés recitando, y cualquier trabajo que estéis realizando [Oh hombres] --[recordad que] somos testigos de lo que hacéis [desde el momento] en que lo emprendéis: pues, ni siquiera el peso de un átomo [de cuanto hay] en la tierra o en el cielo escapa al conocimiento de tu Sustentador; y nada hay, ni más pequeño ni más grande que eso, que no esté registrado en [Su] claro decreto. (Corán, Jonás, Yunus, 10: 61)

Todo lo que existe en el universo, hasta la más minúscula partícula de polvo, se encuentra bajo el control de Allah. Sin embargo, algunas personas viven su vida ignorando esta verdad. No se les ocurre que, si se les privara de la facultad de hablar, no podrían articular una sola palabra a menos que Allah así lo quisiera. La verdad es ésta: las personas existen por deseo de Allah; al igual que cualquier acción y palabra acontece sólo con Su permiso y gracias a Su poder. Cuando hablan, estas personas necesitan darse cuenta de que, en cualquier momento de sus vidas, se encuentran en presencia de Allah, que los creó.

Una de las principales características para distinguir la manera de hablar que es exclusiva de los creyentes es que hablan sabiendo que Allah está con ellos en todo momento. Éste es el conocimiento de la existencia, poder y grandeza de Allah, que sienten en lo profundo de su corazón; es hablar sin olvidar que Él lo abarca todo y a todos, que está a nuestro lado en todo momento, escucha y sabe todo lo que decimos, por lo cual todos seremos llamados a rendir cuentas. Quienes conocen estas verdades hablan sincera y honestamente. El temor de Allah que albergan en sus corazones evita que pronuncien palabras que Él no aprobaría.

El hecho de vivir en todo momento según los valores del Corán es uno de los principales indicadores de que una persona es consciente del poder y la grandeza de Allah, y de que Allah puede verlo y oírlo (como a todo el mundo) todo el tiempo. Por ejemplo, aunque dicha persona esté hablando de política o economía, o dirija una operación matemática que ocupe su mente por completo, el temor de Allah que alberga en su corazón le asegura que, mientras habla, no se desvíe de los Sus mandatos, sino que proceda según un sentimiento de profundo respeto, temor y amor a Él. Tal escrupulosidad le asegura que no saldrá de su boca ninguna palabra que sea contraria a la moral que establece el Corán. De hecho, lo importante es que, mientras habla, lo que siente es esta sincera creencia y el temor a Allah en lo profundo de su corazón. Cuando hace referencia a un tema político o económico, sigue siendo consciente de estos hechos que constituyen la base de su fe. Sabe que no existe otro poder que el de Allah, que Allah todo lo ve y oye, y que nada se le oculta. Esto garantiza que diga cada palabra de modo apropiado para un musulmán que busca refugio en Allah.

Hablar Sin Asociar Nada Ni A Nadie Con Allah

En esta aleya del Corán: "Vuestro dios es el Dios Único: no hay deidad sino Él, el Más Misericordioso, el Dispensador de Gracia. " (Corán, La vaca, Al-Baqara, 2: 163), Allah nos informa de que no existe otro creador que Él ni otro poder que intervenga para bien o para mal. Allah es el Único, y no existe otro poder sino el Suyo, que puede guiar a los seres humanos hacia la verdad, protegerles y dotarles de paz y de bendiciones.

Sin embargo, una parte de la humanidad no es consciente de esta verdad. Algunos, cuando se les pregunta, dicen que no hay otro dios sino Allah, y que creen que es omnipotente pero como, en el fondo de sus corazones, no se lo creen del todo, esperan ayuda de otras personas, o de un cambio en los acontecimientos, o incluso de poderes míticos como la suerte o el azar, en vez de esperarla de Él. Pero ni los humanos ni ninguna otra de las creaciones ejerce tal poder. Como se nos dice en el Corán:

Ciertamente, todo el poder y la gloria pertenecen sólo a Dios (Corán, Jonás, Yunus, 10: 65)

Los creyentes, por el contrario, son conocedores de que no existe otro dios sino Allah, de que toda la gloria y el poder son Suyos; una verdad que sienten con devoción y en cada momento de sus vidas. No esperan ayuda de otra persona o suceso sino de Allah. Confían en Él y sólo cuentan con Él. Sólo temen a Allah y sólo esperan ayuda de Él, porque ninguna otra persona ni criatura viviente puede poseer los atributos de Allah; todas son criaturas que necesitan de Él, que no tienen ningún poder para asegurarse ningún bien para ellos mismos o para protegerse del mal. El Corán explica este punto con el siguiente ejemplo:

A Él [sólo] es debida toda oración dirigida a la Verdad Suprema, pues esos [otros seres o poderes] a los que los hombres invocan en vez de Dios no pueden responderles en absoluto --[así que quien les invoca es] justo como aquel que extiende sus manos abiertas hacia el agua, [esperando] que habrá de llegarle a la boca, pero nunca le llega. Por eso, la oración de quienes niegan la verdad equivale sólo a hundirse en un grave error. (Corán, El trueno, Ar-Ra‘d, 13: 14)

El lenguaje de los creyentes que son conscientes de esta verdad refleja esta fe sincera y temor a Allah que existe en sus corazones. Sea cual sea el tema, se puede reconocer inmediatamente por el modo de hablar de tales persona que sólo confían y cuentan con Allah. Quienes han comprendido que no hay otro dios sino Allah saben todo está bajo Su control, no importa aquello con lo que se encuentren. Tales acontecimientos pueden afectar toda su vida, o su futuro, su seguridad, propiedades o salud; exteriormente puede parecer que todo esto depende de las decisiones de unos pocos, o son el resultado de algún error que hayan cometido, o son el éxito de algún logro que hayan obtenido. Sin embargo, los que tienen una fe pura saben que todo está bajo el control de Allah, y actúan de acuerdo a ello. Con relación a este asunto podemos poner el siguiente ejemplo:

Un hombre de negocios que ha invertido todo su dinero en un nuevo negocio lo anuncia y pone en marcha varias campañas promocionales para asegurar una buena cuota de mercado para sus productos. Con el fin de competir con otras compañías del mismo sector, necesita fabricar productos de mejor calidad. Además, espera un alto rendimiento de todos los que trabajan en su compañía, desde el jefe de marketing hasta el personal de ventas. Les da a todos estos empleados las instrucciones precisas. Les da charlas para animarles o para inspirarles, porque claramente necesita ir por delante de las demás compañías para lograr un éxito mayor del que ellas tienen.

Ahora analicemos la diferencia entre esta persona y otra en una situación similar, pero que sabe que no existe otro dios sino Allah. Esta última persona sigue todos los pasos racionalmente adecuados. Sin embargo, es consciente de que el poder de hacerle rico no lo tiene la publicidad, las campañas de promoción o marketing, ni el personal especializado. Por el contrario, sabe que se trata de seres humanos, que únicamente pueden tomar decisiones con el consentimiento de Allah y lograr el éxito con Su permiso. Sabe que si pensase que algo de todo lo mencionado con anterioridad tiene un poder independiente de Allah, sería como deificar a otros además de Allah. Por esta razón, cuando comunica sus exigencias, dirigiendo a sus empleados y supervisando todas las operaciones, habla con el conocimiento de que todos esos factores están a disposición de Allah. Cuando ocurre algo que parece una contrariedad, en ningún momento cae en la depresión ni estalla de ira. No importa quien fuese el causante del problema ni por qué motivo: toma las decisiones más sensatas y adopta las medidas más apropiadas. Pero nunca utiliza una forma de hablar que refleje la deificación de otros aparte de Allah al creer que la persona que cometió el error tiene un poder independiente o que los sucesos acaecieron por sí solos. Esto es así porque sabe que, si se ha cometido un error, fue porque estaba en el destino de esa persona y que Allah así lo ha querido. Toda la situación es parte de su prueba en la vida de este mundo: para ver si cae en el error de creer que los acontecimientos ocurren según otros disponen o si actúa sabiendo que no existe otro dios que Allah. En la situación que hemos descrito, quien está comprometido con la fe sabe que todo forma parte del destino decretado por Allah, según Su sabiduría divina. Por esta razón, cuando una persona se tropieza con un resultado inesperado, permanece en calma y habla de modo agradecido a Allah, ejemplificando así su humildad y sumisión a Él.

Tal conocimiento, cuando se refleja en el habla, es una manifestación importante de la fe. Quien sabe que no hay otro dios sino Allah, y lo refleja en su forma de hablar, llama la atención de aquellos que tiene a su alrededor respecto a la grandeza y gloria de Allah o, dicho de otro modo, hace que estas cosas llamen la atención de los demás.