Todo lo que ya hemos descrito demuestra que no podemos tener un contacto directo con el original de un "espacio tridimensional" y que pasamos toda nuestra vida en un lugar de nuestra mente. Afirmar lo contrario sería profesar una creencia supersticiosa desmontada por la razón y la verdad científica, puesto que no es posible tener contacto directo con el original del mundo exterior.
Esto desmiente la principal suposición de la filosofía materialista que es la base de la teoría de la evolución (la presunción de que la materia es absoluta, incuestionable y eterna). La siguiente suposición de la filosofía materialista es que el tiempo también es absoluto, incuestionable y eterno (una presunción tan supersticiosa como la primera).
Lo que llamamos "tiempo" es, en realidad, un método por el cual se compara un momento con otro. Por ejemplo, cuando una persona golpea ligeramente un objeto, escucha un sonido concreto. Si vuelve a golpear el mismo objeto, escucha otro sonido. Como piensa que existe un intervalo entre los dos sonidos, llama "tiempo" a este intervalo. Sin embargo, cuando oye el segundo sonido, el primero que escuchó no es más que un recuerdo en su mente, un mero trozo de información en su imaginación. Una persona formula su concepto del tiempo al comparar el momento en el que vive con el que retiene en su memoria. Si no se hace esta comparación, no puede existir el concepto del tiempo.
Del mismo modo, una persona hace una comparación cuando ve a alguien que entra por una puerta y se sienta en un sofá en medio de la habitación. En el momento en que esta persona se sienta en el sofá, las imágenes del momento en el que abrió la puerta y se dirigió al sofá se recopilan como trozos de información en la memoria. La percepción del tiempo tiene lugar cuando uno compara el hombre que está sentado en el sofá con esos trozos de información rememorados.
En resumen, el tiempo ocurre como resultado de comparar la información almacenada en el cerebro. Si un hombre no tuviese memoria, su cerebro no podría hacer tales interpretaciones y, por tanto, no podría formarse el concepto del tiempo. Alguien determina que tiene treinta años sólo porque ha acumulado en su cerebro la información concerniente a esos treinta años. Si no existiese la memoria, entonces no se acordaría de ese período anterior y sólo experimentaría el "momento" que está viviendo. Y este punto es muy importante.
Podemos clarificar este tema citando varias explicaciones de científicos y eruditos. Suponiendo la idea de que el tiempo fluya hacia atrás, François Jacob, un famoso intelectual y profesor de genética laureado con el premio Nobel, afirma lo siguiente en su libro Le Jeu des Possibles ("El juego de lo posible"):
Las películas que se rebobinan nos permiten imaginar un mundo en el que el tiempo fluye hacia atrás. Un mundo en el que la leche se separa del café y salta de la taza para llegar a su jarra; en el que las paredes emiten rayos de luz que se acumulan en una fuente de luz en vez de que ésta la irradie; un mundo en el que una piedra salta a la mano de un hombre desde el agua a la que se arrojó al cooperar sorprendentemente un número innumerable de gotas de agua que surgen a la vez. En este mundo del tiempo al revés, con tales características inversas, los procesos de nuestro cerebro y el modo en el que nuestra memoria recopilaría la información funcionarían también al revés. Lo mismo se puede decir del pasado y del futuro, aunque el mundo nos parecería exactamente igual al de ahora.11
All events that seem to have taken place in the past, or which will take place in the future, or are taking place in the present, have actually already taken place and ended in the Sight of Allah, Who is not bound by time or place. In the same manner, eternity has also been experienced and ended in the Sight of Allah. Just like the concurrent existence of the shots in a reel of film.
Sin embargo, como nuestro cerebro está acostumbrado a una cierta secuencia de eventos, el mundo no opera de la manera que hemos descrito arriba. Damos por sentado que el tiempo siempre fluye hacia adelante. Sin embargo, ésta es una decisión que se toma en el cerebro y, por tanto, es totalmente relativa. Si la información de nuestra memoria se presentara como un carrete de una película que se proyecta hacia atrás, entonces el paso del tiempo sería para nosotros como en las películas. En ese caso, empezaríamos a percibir el pasado como futuro, y el futuro como pasado, y viviríamos justo al revés de cómo lo hacemos ahora.
Y, en realidad, no podemos saber cómo transcurre el tiempo (¡ni si transcurre o no!). Esto es porque el tiempo no es una realidad absoluta ni incuestionable, sino sólo una forma de percepción.
Que el tiempo es una percepción también lo verifica Albert Einstein en su "Teoría General de la Relatividad". En su libro The Universe and Dr. Einstein ("El Universo y el doctor Einstein"), Lincoln Barnett escribe:
Junto con (la existencia) del espacio absoluto e incuestionable, Einstein desechó la idea del tiempo absoluto e incuestionable (es decir, de un transcurrir del tiempo estable, invariable e inexorable, fluyendo del pasado infinito al futuro infinito). Muchas de las sombras que han rodeado a la teoría de la relatividad provienen de la resistencia del ser humano a reconocer que el sentido del tiempo, al igual que el sentido del color, es una forma de percepción. Así como el espacio es simplemente un posible orden de objetos materiales, también el tiempo es simplemente un posible orden de sucesos. La subjetividad del tiempo se explica mejor en las palabras del propio Einstein. "Las experiencias de un individuo", dice, "nos parece que están organizadas en una serie de sucesos; en esta serie, los hechos aislados que recordamos nos parece que se ordenan según el criterio de "antes" y "después". Por tanto, para el individuo existe un "yo-tiempo", o tiempo subjetivo. Éste no se puede medir. En realidad, puedo asociar números con los hechos de tal modo que el número mayor se asocie con el último suceso en vez de con uno anterior. 12
IN A WORLD WHERE TIME FLEW BACKWARDS,
PAST WOULD BE FUTURE
Because every event is shown to us in a definite series, we think that time always moves forward. For example, a skier always skies down a mountain, not up it. A drop of water does not rise up from a pool, but always falls down into it. In this situation, a skier's position on a mountain is in the past, while his position down the mountain is the future. However, if the information in our memories were to be displayed in reverse, as we would rewind a film, what is for us the future, that is the downhill position, would be the past and the past, that is the uphill position, would be the future.
Estas palabras de Einstein muestran cómo estamos totalmente condicionados a creer que el tiempo fluye hacia adelante.
Como Barnet dijo: Einstein demostró que "el espacio y el tiempo son formas de intuición, que no pueden separarse de la conciencia como no lo pueden hacer nuestros conceptos de color, forma o tamaño." Según la "Teoría General de la Relatividad": "el tiempo no tiene una existencia independiente aparte del orden de los acontecimientos por el cual lo medimos."13
Puesto que el tiempo consiste en percepciones, depende por entero del perceptor (y por lo tanto es relativo).
La velocidad a la que transcurre el tiempo difiere según las referencias que utilicemos para medirlo, porque el cuerpo humano no tiene ningún reloj natural para indicar con precisión la rapidez de su paso. Como Barnett escribió: "Así como no existe el color si no hay un ojo para percibirlo, un instante o una hora no son nada sin un acontecimiento que lo señale."14
La relatividad del tiempo se experimenta explícitamente en los sueños. Aunque lo que percibimos en un sueño parece que dura horas, en realidad sólo transcurren unos pocos minutos y a menudo incluso unos pocos segundos.
Un ejemplo clarificará este punto. Supongamos que te colocan en una habitación con una única ventana, específicamente diseñada, y se te deja allí durante un cierto período de tiempo. Un reloj situado en la pared te muestra la cantidad de tiempo que transcurre. Durante este "tiempo", desde la ventana de la habitación, ves cómo el sol sale y se pone a ciertos intervalos. Unos días más tarde, cuando te preguntan el tiempo que has pasado en la habitación, darás una respuesta basándote en la información obtenida al mirar el reloj y al contar las veces que el sol ha salido y se ha puesto. Digamos, por ejemplo, que calculas que has pasado tres días en la habitación. Sin embargo, si la persona que te puso en la habitación te dice que sólo has pasado allí dos días, que el sol que viste desde la ventana era falso, y que el reloj de la habitación se manipuló para que fuese más deprisa, entonces tus cálculos serían erróneos.
Este ejemplo confirma que la información que tenemos sobre la velocidad del paso del tiempo se basa únicamente en las referencias que cambian según el perceptor.
De igual modo, la manera en que la rapidez del paso del tiempo se percibe de forma diferente, dependiendo como dependemos de las circunstancias, es la prueba de que el tiempo es una percepción sicológica. Por ejemplo, diez minutos de retraso mientras esperamos a un amigo nos pueden parecer muy largos. O diez minutos más de sueño pueden parecerles muy largos a quienes se están despertando para ir a la escuela o al trabajo después de una noche de imsomnio, y hasta puede que piensen que han dormido toda la noche. En ciertas circunstancias, puede que se aplique lo contrario. Como recordarás de tus días de estudiante, diez minutos de recreo después de una clase de cuarenta minutos (o que parecía durar un siglo) se pasaban muy rápido.
Esta relatividad del tiempo es un hecho científico, probado también por la metodología científica. La "Teoría General de la Relatividad" de Einstein demuestra que la velocidad del tiempo cambia dependiendo de la velocidad del objeto y de su posición en el campo gravitatorio. A medida que aumenta la velocidad, el tiempo se acorta (se comprime) y ralentiza hasta el punto de pararse por completo.
El mismo Einstein puso un ejemplo. Imagina a dos hermanos gemelos, uno de los cuales permanece en la Tierra mientras que el otro viaja por el espacio a una velocidad cercana a la de la luz. Cuando regresa, el que ha viajado se encontrará con que su hermano ha envejecido mucho más de lo que él lo ha hecho. El motivo es que el tiempo fluye mucho más despacio para la persona que viaja a una velocidad cercana a la de la luz. El mismo ejemplo se puede utilizar para un padre que viaja al espacio en un cohete espacial casi a la velocidad de la luz y cuyo hijo se queda en tierra. Si el padre tenía 27 años cuando salió y su hijo sólo tres, ¡el padre, cuando regresa 30 años después a la Tierra, sólo tendrá treinta años, mientras que su hijo tendrá 33!15
1- 30 YEARS AGO
2- TODAY
One twin sister takes a space trip at a speed close to the speed of light. When she returns thirty years later, the sister who stayed on the Earth will be much older compared to the sister who went into space.
Esta relatividad del tiempo no la causan los relojes que se retrasan o se adelantan. Más bien es el resultado de los periodos modificados de las operaciones de todo el sistema de la existencia material, tan profundo como las partículas subatómicas. En este escenario donde el tiempo se alarga, los latidos del corazón, las réplicas de las células y las funciones del cerebro operan más despacio. Así, una persona continúa con su vida y no se percata de lo lento que pasa el tiempo.
Estos hechos puestos de manifiesto por la teoría de la relatividad se confirmaron más tarde y repetidas veces por muchos grandes científicos. Isaac Asimov dijo sobre esta teoría:
Hace 84 años que se publicó la Teoría de la Relatividad de Einstein; y, cada vez que se ha puesto a prueba, se ha constatado que Einstein estaba otra vez en lo cierto.16
La conclusión a la que llegamos gracias a los descubrimientos de la ciencia moderna es que el tiempo no es una realidad absoluta ni indiscutible como suponían los materialistas, sino una percepción relativa. Lo importante de esta cuestión, desconocida por la ciencia hasta el siglo XX, se dio a conocer a la humanidad en el Corán hace 14 siglos. Existen en nuestro Libro varias referencias a la relatividad del tiempo.
En muchas aleyas del Corán se puede leer el hecho científicamente probado de que el tiempo es una percepción sicológica que depende de los acontecimientos, el medio y las condiciones. Por ejemplo, toda la vida de una persona es un periodo de tiempo muy breve, como se nos informa en las siguientes aleyas:
En un Día en que Él os llamará y responderéis alabándole, mientras pensáis que habéis permanecido [en la tierra] sólo un breve tiempo." (Corán, 17:52)
Y el Día en que Él los reúna [ante Él, les parecerá] como si no hubieran permanecido [en la tierra] más de una hora de un día, [pues] se reconocerán unos a otros… (Corán, 10:45)
Algunas aleyas revelan que el tiempo pasa más rápido de lo que la gente se imagina.
(112)[Y] Él preguntará [a los condenados]: "¿Cuántos años habéis permanecido en la tierra?"
(113)Dirán: "Hemos permanecido allí un día, o parte de un día; pero pregunta a aquellos [capaces] de computar [el tiempo]...."
(114) [Entonces] Él dirá: "Habéis permanecido allí sólo por poco tiempo: ¡si hubierais sabido [cuan breve iba a ser]!
(Corán, 23:112-114)
Time is a concept totally dependent on the perceiver. A certain period of time can seem long to one person while it seems very short to another. To understand who is right, various devices such as a clock or a calendar are needed. Without these, it is impossible to make a precise reckoning about time.
En otras aleyas se relata que el tiempo puede fluir a diferente ritmo en escenarios diferentes:
Y [así, Oh Muhammad,] te apremian para que les adelantes el castigo [de Dios]: pero Dios nunca deja de cumplir Su promesa --y, en verdad, junto a tu Sustentador un día es como mil años de vuestro cómputo. (Corán, 22:47)
Todos los ángeles y toda la inspiración [concedida al hombre] ascienden a Él [a diario] en un día cuya duración es [como] cincuenta mil años.... (Corán, 70:4)
Gobierna todo cuanto existe, del espacio celestial a la tierra; al final ascenderéis todos a Él [para ser juzgados] en un Día cuya duración será [como] mil años de vuestro cómputo. (Corán, 32:5)
Todas estas aleyas son expresiones manifiestas de la relatividad del tiempo. Este hecho, descubierto recientemente por la ciencia del siglo XX, ya lo había comunicado el Corán hace 1.400 años y quiere decir que, por supuesto, el Corán es una revelación de Dios, Quien abarca todo el tiempo y el espacio.
Muchas otras aleyas del Corán revelan que el tiempo es una percepción. Esto resulta particularmente evidente en los relatos. Por ejemplo, Dios sumió a los Compañeros de la cueva (un grupo de creyentes que se menciona en el Corán) en un profundo sueño durante más de tres siglos. Cuando se despertaron, pensaron que sólo habían dormido un rato y no tenían ni idea de todo el tiempo que había pasado:
(11)Y entonces sellamos sus oídos en la cueva por muchos años,(12)y luego les despertamos: [y lo hicimos] para señalar [al mundo] cual de los dos puntos de vista mostraba una mejor comprensión del lapso de tiempo que habían permanecido en este estado. (Corán, 18:11-12)
(19)Y así, [pasado un tiempo,] los despertamos; y empezaron a preguntarse unos a otros [sobre qué les había ocurrido].
Uno de ellos preguntó: "¿Cuanto tiempo habéis permanecido así?"
[Los otros] respondieron: "Hemos permanecido así un día, o parte de un día."
Dijeron [quienes poseían mayor comprensión]: "Sólo vuestro Sustentador sabe cuanto tiempo habéis permanecido así… (Corán, 18:19)
La situación que se relata en la aleya siguiente es también una evidencia de que el tiempo es, en realidad, una percepción sicológica.
¿O [piensas tú, Oh hombre,] como aquel que al pasar por una ciudad en ruinas, abandonada por su gente, dijo: "¿Cómo podría Dios devolver la vida a esta ciudad después de muerta?"
Entonces, Dios le hizo morir y pasados cien años le devolvió la vida [y le] dijo: "¿Cuanto tiempo has permanecido así?"
Respondió: "He permanecido un día, o parte de un día."
Dijo [Dios]: "¡No, has permanecido así cien años! Pero mira a tu comida y a tu bebida --que no se han echado a perder-- y mira a tu asno! E [hicimos esto] para hacer de ti un signo para los hombres. ¡Y mira los huesos [de los animales y de los hombres] --como los componemos y los cubrimos de carne!"
Y cuando vio [todo esto] con claridad, dijo: "¡[Ahora] sé que Dios tiene el poder para disponer cualquier cosa!"
(Corán, 2:259)
En la aleya anterior se pone de manifiesto con claridad que Dios, que creó el tiempo, no está sujeto al mismo. El hombre, por el contrario, está ligado al tiempo que Dios decreta. Como en dicha aleya, el hombre incluso es incapaz de saber el tiempo que ha permanecido dormido. En estas circunstancias, afirmar que el tiempo es absoluto e indiscutible (como hacen los materialistas de mentalidad retorcida) sería un disparate.
La relativa variabilidad del tiempo saca a la luz una realidad muy importante: Un periodo de tiempo de aparentemente miles de millones de años para nosotros, puede durar un solo segundo en otra dimensión. Aún más, un enorme periodo de tiempo (como el que va desde el principio del mundo hasta su fin) puede que no dure ni un segundo, sino apenas un instante en otra dimensión.
Ésta es la misma esencia de la realidad del destino (algo que muchas personas no comprenden bien, especialmente los materialistas, que lo niegan por completo). El destino es el perfecto conocimiento que Dios tiene de todo lo que sucede, pasado o futuro. Muchos, si no la mayoría, se preguntan cómo Dios puede conocer lo que aún no ha pasado y esto les lleva a malinterpretar la autenticidad del destino. Sin embargo, lo que aún no ha sucedido únicamente no nos ha sucedido a nosotros. Dios no está sujeto ni al tiempo ni al espacio puesto que ha sido Él quien los ha creado. Por esta razón pasado, presente y futuro son lo mismo para Dios; para Él, todo ha ocurrido ya y ha terminado.
En The Universe and Dr. Einstein ("El Universo y el doctor Einstein"), Lincoln Barnett explica cómo la Teoría General de la Relatividad lleva a comprender lo que decimos. Según él, "sólo un intelecto cósmico" puede "abarcar el universo en su total majestuosidad". Lo que Barnett llama "intelecto cósmico" es la sabiduría y conocimiento de Dios, Quien rige todo el universo. Así como nosotros podemos ver fácilmente el principio, transcurso y final de un gobernante, incluido todo lo que acontece en ese periodo como un todo, así Dios conoce el tiempo al que estamos sujetos desde el principio hasta el final, como si fuese un único momento. Las personas experimentamos los acontecimientos sólo cuando llega la hora de ver el destino que Dios ha creado para nosotros.
Every existing thing is created with a destiny. Even before a vase is manufactured, it is determined in Allah's Sight who will make it and in what style, who will buy it and from where, in what house and in what corner it will be placed, and on what day, in what moment and why it will fall and be broken.
Llegados a este punto, se necesita aclarar la falsa idea que tienen algunas personas acerca del destino. Las distorsionadas ideas que se tienen sobre el mismo plantean la siguiente creencia supersticiosa: Dios ha determinado un "destino" para cada persona, pero a veces las personas pueden cambiar sus destinos. Por ejemplo, al hablar de un paciente que se recupera de una enfermedad mortal, la gente hace comentarios superficiales del tipo: "Ha burlado a su destino." Pero nadie puede cambiarlo. La persona que se ha recuperado no estaba destinada a morir entonces. Irónicamente, es el destino de los que se engañan a sí mismos decir: "He burlado a mi destino" y que mantengan esa actitud.
En la aleya: … nadie ve prolongados sus días hasta una edad avanzada –ni le son acortados sus días-- sin que así esté dispuesto en una Escritura: pues, ciertamente, todo eso es fácil para Dios (Corán, 35:11), se revela que todas estas cosas las decreta el destino. Porque el destino es la eterna sabiduría de Dios. Y para Dios, que conoce el tiempo como un solo momento y que rige el tiempo y el espacio, todo está determinado y finalizado en su destino.
También sabemos por lo que se narra en el Corán que el tiempo es uno para Dios: algunos acontecimientos que parecen ocurrirnos en el futuro se relatan en el Corán de tal modo como si ya hubiesen tenido lugar hace mucho tiempo. Por ejemplo, las aleyas que describen las cuentas que tenemos que rendirle a Dios en el Más Allá se narran como hechos que acaecieron hace mucho: (Nota de la traductora al español: Los tiempos verbales de la traducción del Corán al español de Muhammad Asad y Abdurrasak Pérez están en tiempo futuro)
(68) Y [ese Día,] se hará sonar la trompeta [del juicio], y todos los [seres] que hay en los cielos y todos los que hay en la tierra caerán desmayados, excepto aquellos a los que Dios quiera [eximir].
Luego sonará de nuevo –y ¡he ahí que de pie [ante la Sede del Juicio], empezarán a ver [la verdad].
(69) Y brillará la tierra con la luz de su Sustentador. Y se expondrá el registro [de las acciones de cada uno], y se hará venir a todos los profetas y a todos los [demás] testigos; y todos serán juzgados con justicia… (Corán, 39:69)
Y los que se empeñaron en negar la verdad serán conducidos en multitudes hacia el infierno (Corán, 39:71)
Pero los que fueron conscientes de su Sustentador serán conducidos en multitudes hacia el paraíso … (Corán, 39:73)
Otras aleyas que tratan el tema son:
Y cada ser humano comparecerá con un conductor y un testigo. (Corán, 50:21)
Y el cielo se partirá en pedazos --pues ese Día se hará quebradizo. (Corán, 69:16)
(12)y les recompensará por su paciencia en la adversidad con un jardín [de felicidad] y con [vestiduras de] seda.
(13)En ese [jardín] estarán reclinados en divanes, y no conocerán allí ni el [ardiente] sol ni el frío severo. (Corán, 76:12-13)
Y el fuego abrasador [del infierno] será expuesto ante todos los que [están destinados a] verlo. (Corán, 79:36)
Pero en el Día [del Juicio], los que llegaron a creer [podrán] reírse ante quienes [antaño] negaban la verdad. (Corán, 83:34)
Y quienes estaban hundidos en el pecado contemplarán el fuego, y sabrán que están abocados a entrar en él y no hallarán medio de escapar de él.
(Corán, 18:53)
Como podemos comprobar, los eventos que van a tener lugar después de nuestra muerte (desde nuestro punto de vista) se relatan en el Corán como algo pasado que ya hubiese sucedido. Dios está por encima de las limitaciones de la relatividad del tiempo a las que nosotros estamos confinados. Dios ha querido que estas cosas no estuviesen limitadas por el tiempo: la gente ya ha pasado por ellas y todos los sucesos se han vivido y han acabado. En la siguiente aleya se da a conocer el que cada suceso, sea grande o pequeño, lo conoce Dios y se ha registrado en un Libro:
Y en cualquier situación en que te encuentres [Oh Profeta,] y cualquier porción de esta [escritura divina] que estés recitando, y cualquier trabajo que estéis realizando [Oh hombres] --[recordad que] somos testigos de lo que hacéis [desde el momento] en que lo emprendéis: pues, ni siquiera el peso de un átomo [de cuanto hay] en la tierra o en el cielo escapa al conocimiento de tu Sustentador; y nada hay, ni más pequeño ni más grande que eso, que no esté registrado en una Escritura Clara.(Corán, 10:61)
Las cuestiones que se abordan en este capítulo, a saber, la verdad que subyace en la materia, la inexistencia del tiempo y del espacio, están sumamente claras. Como enunciamos con anterioridad, no se trata de una filosofía o manera de pensar sino de verdades científicas claras como el agua e imposibles de negar. La evidencia racional y lógica no admite otras alternativas a este tema. El universo, con toda la materia que lo compone y toda la gente que vive en él, es una imagen, una recopilación de percepciones que experimentamos en nuestra mente y con cuya realidad original no podemos tener contacto directo.
Los materialistas han pasado un mal rato al entender este tema.
Una de las principales razones por las que los materialistas no pueden comprenderlo es su miedo subliminal a las implicaciones con las que deben enfrentarse si lo hacen. Lincoln Barnett habla del miedo y la ansiedad que incluso "percibir" este asunto inspira a los científicos materialistas:
Junto con la reducción, por parte de los filósofos, de toda realidad objetiva a un mundo de percepciones de imágenes reflejas, los científicos se dan cuenta de las alarmantes limitaciones de los sentidos del ser humano.17
Cualquier referencia al hecho de que no podemos tener contacto con la material original, y que el tiempo es una percepción, despierta un gran temor en un materialista porque éstas son las únicas ideas en las que se basa como absolutas e indiscutibles. En cierto sentido, son sus ídolos a los que adora; porque cree en la mentira de que el tiempo y la materia (a través de la evolución) lo crearon como persona. (Dios está más allá de estas suposiciones.)
Cuando se percata de que no puede llegar a la esencia del universo en que vive, ni al mundo, ni a su propio cuerpo, ni a otra gente, ni a otros filósofos materialistas por cuyas ideas está influenciado, se siente sobrecogido por el horror que le causa. Todo aquello de lo que depende y en lo que cree se desvanece de repente. Siente la desesperación que, en esencia, experimentará el Día del Juicio Final en su verdadero sentido como se nos informó en la aleya: Y ese Día [los que así habían pecado] ofrecerán [tardíamente] su sumisión a Dios; y toda su falsa imaginería les habrá abandonado. (Corán, 16:87)
Desde ese momento, este materialista intenta convencerse a sí mismo de que, en realidad, se enfrenta a la materia externa original (a la realidad de la materia) y fabrica "evidencias" al efecto.Golpea la pared con el puño, da patadas a las piedras y grita. Pero no puede escapar a la realidad.
Así como los materialistas quieren desechar esta realidad de sus mentes, también quieren que otros hagan lo mismo. Se dan cuenta de que si la verdadera naturaleza de la materia se da a conocer al público en general, el carácter primitivo de su propia filosofía y la ignorancia que encierra su visión del mundo quedarán al descubierto para que todos las contemplen. No tendrán ninguna base sobre la cual racionalizar sus puntos de vista. Estos temores explican el porqué les inquieta tanto los hechos que aquí se relatan.
Dios deja constancia de que los temores de los incrédulos se intensificarán en el Más Allá. El Día del Juicio Final se les hablará así:
Porque un Día les reuniremos a todos, y diremos a aquellos que atribuían divinidad a algo junto con Dios: "¿Donde están ahora aquellos seres que vuestra fantasía hacía partícipes en la divinidad de Dios?" (Corán, 6:22)
En el Más Allá, los incrédulos darán testimonio de que sus posesiones, hijos y amigos íntimos les abandonarán y se desvanecerán. Habían creído que estaban en contacto con los originales del mundo y los asociaron con Dios. Dios lo pone de manifiesto en la aleya: ¡Ved cómo se han engañado a sí mismos --y cómo su falsa imaginería les ha defraudado! (Corán,6:24)
Los hechos (el que la materia no es absoluta ni indiscutible y que el tiempo es una percepción) alarman a los materialistas, pero a los verdaderos creyentes les ocurre lo contrario. Las personas que tienen fe en Dios son felices cuando perciben el secreto que se esconde tras la materia, porque esta realidad es la clave de todas las preguntas. Todos los secretos se desvelan, y uno puede comprender fácilmente muchas cuestiones que normalmente parecen difíciles de discernir.
Como hemos dicho antes, se comprenderán temas tales como la muerte, el Paraíso, el infierno, el Más Allá, y las dimensiones cambiantes, la eternidad. Preguntas importantes como "¿Dónde está Dios?", "¿Qué existía antes de Dios?", "¿Quién creó a Dios?", "¿Cuánto durará nuestra estancia en la tumba?", "¿Dónde se encuentran el Paraíso y el infierno?" y "¿Existen actualmente el Paraíso y el infierno?" se responderán fácilmente. Una vez que se entiende que Dios creó todo el universo de la nada, las preguntas de "¿Cuándo?" y "¿Dónde?" no tienen sentido, porque no hay tiempo ni espacio. Cuando se entiende el concepto de la inexistencia del espacio, se comprende que el infierno, el Paraíso y la Tierra están en realidad en el mismo lugar. Si se entiende el concepto de la inexistencia del tiempo, se comprende que todo ocurre en un solo momento: No se tiene que esperar a nada, el tiempo no pasa, porque todo ya ha ocurrido y terminado. En otras palabras, la eternidad ya ha comenzado.
Cuando se comprende este secreto, al creyente el mundo le parece el Paraíso. Todas las angustiosas preocupaciones materiales, ansiedades y temores se desvanecen. La persona entiende que todo el universo tiene un único Soberano, que creó todo el mundo físico como quiso, y que todo lo que uno tiene que hacer es volver a Él. Entonces se somete por entero a Dios … para que se dedique exclusivamente a Tu servicio (Corán, 3:35)
Entender este secreto es el mayor logro del mundo en que vivimos.
(11) Davis, Richard A., Principles of Oceanography (Principios de Oceanografía), Addison-Wesley Publishing Company, Don Mills, Ontario, ps. 92-93.
(12) Elder, Danny; John Pernetta, Oceans (Océanos), Mitchell Beazley Publishers, London, 1991, p. 27.
(13) Gross, M. Grant; Oceanography, a View of Earth (Oceanografía: una visión de la Tierra), 6ª edición, Englewood Cliffs, Prentice-Hall Inc., 1993, p. 205.
(14) Seeley, Rod R.; Trent D. Stephens; y Philip Tate, 1996, Essentials of Anatomy & Physiology (Elementos de Anatomía y Fisiología), 2ª edición, St. Louis, Mosby-Year Book Inc., p. 211; Noback, Charles R.; N. L. Strominger; y R. J. Demarest, 1991, The Human Nervous System, Introduction and Review (El Sistema Nervioso Humano. Introducción y análisis), 4ª edición, Philadelphia, Lea & Febiger, ps. 410-411.
(15) Seeley, Rod R.; Trent D. Stephens; y Philip Tate, Essentials of Anatomy & Physiology (Elementos de Anatomía y Fisiología), 2ª edición, St. Louis, Mosby-Year Book Inc., 1996, p. 211.
(16) Moore, Keith L., E. Marshall Johnson, T. V. N. Persaud, Gerald C. Goeringer, Abdul-Majeed A. Zindani, y Mustafa A. Ahmed, Human Development as Described in the Qur'an and Sunnah (El desarrollo humano tal cual es descripto en el Corán y la Sunnah), Makkah, Commission on Scientific Signs of the Qur'an and Sunnah (Comisión sobre los milagros científicos del Corán y la Sunnah), 1992, p. 36.
(17) Moore, Developing Human (Desarrollo humano), 6ª edición, 1998.