El anterior planteamiento le dará al lector una idea más clara del hecho de que a solas en la relatividad del tiempo, se prueba al hombre en un mundo de imágenes que se forman en su mente, cuyos originales no están a su alcance. La aleya: Déjame solo con quien Yo solo creé. (Corán, 74:11) es una muestra clara de esta verdad.
Una vez que se encuentra en posesión de los hechos que se explican en este libro, el lector comprenderá fácilmente que, incluyéndole a él mismo, vive en un mundo del que sólo se nos presenta la copia. En esta copia del universo, el único ser absoluto e indiscutible es Dios. No existe otra deidad aparte de Él. Todas las cosas a las que la gente da importancia y por las cuales deja la religión de lado no tienen sentido:
Así es, porque sólo Dios es la Suprema Verdad, y todo lo que los hombres invocan en lugar de Él es pura falsedad; y porque Dios es excelso, realmente grande.
(Corán, 31:30)
Una persona ve una película proyectada en una pantalla tridimensional de alta definición. Cuanto más apegado está uno a la pantalla, menos se puede despegar de ella para poder entender la situación en que se encuentra. Al olvidar que está en presencia de Dios y que Él le pone a prueba, piensa que es un ser independiente y aparte, separado de Dios. Así pues, se cree muy importante. Las experiencias que tiene en la vida parecen tan reales que supone que el cuerpo, las posesiones, la familia y los amigos que contempla en la pantalla son reales y se enorgullece de ellos. Sin embargo, como se dice expresamente en la aleya: ¡Y bendito Aquel de quien es el dominio sobre los cielos y la tierra y todo lo que hay entre ellos! (Corán, 43:85), Dios es el único al que le pertenece todo ello. Si Dios retirase las imágenes de la pantalla, aunque sólo fuese por un instante, la persona que las está viendo reconocería que se encuentra sola. Además, se sentiría avergonzada de haberse sentido orgullosa de todas las imágenes que contempla en la pantalla; es decir, de su cuerpo, sus posesiones y todo lo demás que ve en el mundo exterior.
Alguien juicioso que reflexiona sobre estos hechos también apreciará su debilidad ante Dios. Puede valorar y llevar una vida agradable durante toda la eternidad sólo si se somete a Dios. Sólo entonces puede esperar que Él le muestre las imágenes del Paraíso durante toda la eternidad.
Lo que Dios espera de Sus siervos es bastante explícito: que admiren Su poder y que, a lo largo de sus vidas, cumplan con los límites que les impone. A pesar de todo, hay quienes, llevados por su inconsciencia, olvidan a Dios Todopoderoso o lo niegan. Llegados a este punto, una de las principales causas que los extravía son las personas que le rodean (que ellos creen que existen). Estas personas muestran una actitud tan rebelde porque piensan que sus amigos, compañeros y cualquiera que tiene su misma opinión, existe y porque olvidan que están solos. Sin embargo, para su desgracia, sí que están solos, no importa la cantidad de personas que haya a su alrededor. Sólo Dios puede ayudarles:
… y no hallarán quien les proteja de Dios, ni quien les auxilie. (Corán, 4:173)
Como Dios nos informa en la aleya: y todos comparecerán ante Él en el Día de la Resurrección, individualmente. (Corán, 19:95), el Día del Juicio Final estarán solos en presencia de Dios. Ni sus amigos ni sus parientes (que están lejos de Dios y de la moral religiosa y que olvidan el Día del Juicio Final y la existencia del Más Allá) estarán a su lado ese Día. Y no hay duda de que Satanás, a quien seguían con entusiasmo, les abandonará:
(29) ¡En verdad, me extravió del recuerdo [de Dios] después de haberme llegado!"
Pues [así es:] Satán traiciona siempre al hombre. (Corán, 25:29)
[Y Dios dirá:] "Y ahora habéis venido a Nosotros, solos, tal como os creamos por vez primera; y habéis dejado atrás todo lo que [en vida] os dimos. Y no vemos a vuestro lado a aquellos intercesores vuestros que decíais eran partícipes en la divinidad de Dios a favor vuestro. ¡Ciertamente, todos los lazos entre vosotros [y vuestra vida terrenal] están ahora cortados y todas vuestras fantasías de antaño os han abandonado!" (Corán, 6:94)
Para quienes ven las cosas sin enmascararlas, resulta fácil comprender estos hechos. Las aleyas de Dios están claras. Hay algo que no cambia, ya te encuentres en medio de una multitud, en un cine, en una reunión, en una calle llena de gente o con tus amigos: en realidad, estás solo. En la siguiente aleya se explica la situación en que se encuentran quienes no entienden este hecho debido a sus prejuicios:
… esto, porque son gente que no razona. (Corán, 59:14)
Los creyentes son los que dejan a un lado sus prejuicios y reflexionan sobre estos hechos, quienes piensan y prestan atención:
(19) ¿Puede, acaso, igualarse a quien sabe que lo que se ha hecho descender sobre ti por tu Sustentador es la verdad, con quien está ciego?
Sólo quienes están dotados de perspicacia tienen esto presente. (Corán, 13:19)(19)
Así que sométete tú también a Dios y obedécele.
Y evita estar, como dice la aleya, "ciego".