NABEEL Y LA FOCA

Un día, Nabeel se puso a ver la televisión al regresar a casa después del colegio. En una de las cadenas estaban dando un documental. A Nabeel le gustaba mucho ver documentales de animales que nunca había visto en vivo. Esta vez se trataba de un programa sobre focas. Nabeel se acomodó en su sillón y observó con atención.

De repente, sintió frío. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba dentro de la televisión y, ¡justo a su lado, estaba la foca que acababa de ver en la pantalla!

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“Hola”, le dijo a la foca tiritando un poco. “Aquí hace mucho frío, ¿no lo notas?”

“Debes ser nuevo”, respondió la foca. “Siempre hace frío. La temperatura más alta es de cinco grados bajo cero, incluso en primavera. A mí me gusta. A nosotras las focas nos encanta el frío. Nunca lo notamos. ¿Cómo? Gracias a nuestra piel, este maravilloso abrigo que Dios nos ha dado. Desde luego que la grasa de nuestros cuerpos también nos ayuda a protegernos.”

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“¿Aquella de allí es tu madre?”. Nabeel señaló a una foca mucho más grande que se encontraba a cierta distancia. “Me parece que te está buscando. Llámala y dile dónde estás, si quieres.”

La foca siguió hablando: “Vivimos en grandes grupos, y nos parecemos mucho unas a otras, pero nuestras madres nunca nos confunden. Es un don que Dios les ha otorgado. Tan pronto como nace el cachorro, su madre le da un beso de bienvenida. Gracias a ese beso, reconoce su olor y nunca lo confunde con otro. Éste es uno de los incontables dones que Dios nos ha concedido. Le estamos agradecidas porque dio a nuestras madres la capacidad de reconocernos entre la multitud en que vivimos.”

Nabeel quería preguntar algo más: “Recuerdo haber leído que pasáis la mayor parte del tiempo en el agua. ¿Cómo aprendiste a nadar?”

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Su nueva amiga se lo explicó: “Dios nos creó a todos de acuerdo con las condiciones en que vivimos y nos adaptó a ellas. Así como creó al camello según las condiciones del desierto, nos creó a nosotras para soportar este frío. Es la voluntad de Dios que cuando nacemos tengamos una capa de grasa que se llama “óleo infantil”. Nuestros pequeños cuerpos están calentitos gracias a ella y, como esta capa es más ligera que el agua, actúa como un salvavidas cuando nuestras madres nos enseñan a nadar. A las dos semanas, ya somos grandes nadadoras y buceadoras.”

“Entonces, Dios os dotó de un salvavidas especial situado dentro de vuestros cuerpos para que podáis aprender a nadar. ¡Es maravilloso!”

“Cierto”, dijo la foca. “Cada ser vivo que ha creado con tal perfección es una prueba de que Dios tiene poder sobre todo.”

Justo en ese momento, un beso en la mejilla despertó a Nabeel. Era su madre. El documental aún no se había terminado. Nabeel recordó el sueño que había tenido y sonrió a la pequeña foca que aparecía en la pantalla.

"y si intentarais contar las bendiciones de Dios, no podríais enumerarlas." (Sura 14:34 Abraham)

"Y entre Sus signos está la [propia] creación de los cielos y la tierra, y de todas las criaturas vivas…" (Sura 42:29 La consulta)

 

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LAS RESISTENTES FOCAS

Las aguas del océano son muy frías, especialmente en las profundidades. Por este motivo, Dios creó a las focas, que viven en agua fría, con una gruesa capa de grasa bajo su piel que evita que pierdan el calor corporal con facilidad. Otro dato interesante sobre las focas es que las hembras producen la leche más rica y nutritiva de toda la naturaleza. Esta leche hace que los cachorros que crecen bajo condiciones muy difíciles lo hagan rápidamente.

 

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