(2) Son creyentes sólo aquellos cuyos corazones tiemblan cuando se menciona a Dios y cuya fe se fortalece cuando se les transmiten Sus mensajes, y que confían en su Sustentador.
Sura 8: 2 (El Botín)
(78) … Él os ha elegido [como portadores de Su mensaje], y no os ha impuesto ninguna dificultad en [lo relativo a] la religión, [y ha hecho que sigáis] la fe de vuestro padre Abraham.
Él os ha llamado --antes, y también en esta [escritura divina]-- "los que se han sometido a Dios" (musulmanes), para que el Enviado dé testimonio de la verdad ante vosotros, y para que vosotros deis testimonio de ella ante toda la humanidad.
Sura 22: 78 (La Peregrinación)
(33) ¿Y qué mejor palabra que la de aquel que llama [a los hombres] a Dios, obra con rectitud, y dice: "En verdad, soy de los que se han sometido a Dios"?
Sura 41: 33 (Expuestos con Claridad)
El Islam tiene un principio único: Adorar sólo a Dios. En el Islam, debería ser de capital importancia su realización en nuestra vida. Todas las otras cosas que no se basan en este principio no son el Islam sino alguna forma de “religión de la ignorancia”.
Esta realidad expresada con tal brevedad tiene en verdad un significado más profundo, de hecho mucho más profundo de lo que muchas personas imaginan. Esto es así porque los miembros de la sociedad de la ignorancia ya se consideran creyentes y no piensan en ellos mismos como no adoradores de algo aparte de Dios. Y porque seguramente no adoran una estatua mientras rezan (un acto que por lo general tiene lugar exclusivamente en Bairams o en viernes) luego imaginan que tienen el derecho de pensar que adoran sólo a Dios.
Sin embargo, la realidad es muy otra. Este malentendido proviene del hecho de que "la adoración” se entiende tan sólo como postrarse delante de un ser al que se debe servir. Este significado limitado de lo que es la adoración motiva la negligencia de otros deberes religiosos y el que se fracase en el intento de adoptar una moralidad coránica. Sin embargo, el auténtico significado de la adoración debería deducirse del Corán. En otras palabras, su significado debería comprenderse según se describe en el Corán, en vez a través del equivocado dibujo que de ella hace la sociedad de la ignorancia.
(56) y [diles que] no he creado a los seres invisibles y a los hombres sino para que Me [conozcan y] adoren.
Sura 51: 56 (Los Vientos Que Arrastran)
Como afirma la aleya citada arriba, los humanos y los genios se crearon para “adorar a Dios”. Sin duda, un creyente es alguien que se ajusta a esta definición. Conforme al propósito de su creación y a su naturaleza, un creyente sirve únicamente a Dios y, como se menciona en la aleya, no hace otra cosa sino adorarle. Si acometemos esta aleya con el entendimiento de la sociedad de la ignorancia, ¿deberíamos concluir que un creyente debe permanecer en una posición de auto-postración hasta el fin de su vida? ¿Puede ser éste el caso?
Claro que no. Cuando leemos más detenidamente el Corán, vemos que el culto a Dios incluye todos los deberes y responsabilidades que éste indica y todas las actividades realizadas para lograr agradar a Dios. Cómo servirle y cómo adorarle sólo puede entenderse teniendo el Corán como referente:
(162) Di: "Ciertamente, mi oración, [todos] mis actos de adoración, mi vida y mi muerte son [sólo] para Dios, el Sustentador de todos los mundos,
Sura 6: 162 (El Ganado)
Como indica esta aleya, el principio de la adoración a Dios no está limitado al rezo, sino que abarca todos los aspectos de la vida y también de la muerte. Un musulmán es alguien que pasa toda su vida en el camino de Dios. Como resultado, logrará Su favor, Su misericordia y jardines eternos en el más allá – algo que no puede comprender alguien alejado del Islam.
Por otra parte, dirigir la vida de uno a lograr fines aparte de obtener el favor de Dios, equivale a “atribuirle copartícipes” o, en otras palabras,”asociar a otros con Él". Estos fines podrían ser cualquier cosa. Podrían ser el deseo de tener riqueza, una carrera, propiedades, mujeres e hijos, a costa de, como se indica en el Corán, perder el favor de Dios. Cuando alguien se comporta así, dando un mayor valor a tales objetivos, en realidad, se está asociando a otros con Dios. Éste es el mayor pecado que uno puede cometer. A lo largo de todas las épocas, los profetas han urgido a las personas a dejar de atribuir copartícipes a Dios. El único propósito que tienen estas personas es obtener diversos tipos de ganancias mundanas. Teniendo esto en mente, uno también puede darse cuenta del poco sentido que tiene la afirmación del materialismo dialéctico que mantiene que un proceso de evolución del politeísmo al monoteísmo ha tenido lugar a lo largo de las diferentes épocas. Sin embargo, según el Corán, todas las sociedades de ignorantes, que pueden existir en cualquier momento y en cualquier lugar, han atribuido copartícipes a Dios. Por lo tanto, hoy, una gran parte de la población mundial está compuesta por los seguidores de alguna forma de religión politeísta. En este mundo politeísta, exclusivamente, son las sociedades de verdaderos creyentes quienes practican “la religión de adorar sólo a Dios”. Lo único que un creyente debe decir es:
(104) Di [Oh Profeta]: "¡Oh gentes! Si tenéis dudas acerca de mi religión, [sabed que] yo no adoro a los seres que vosotros adoráis junto con Dios, sino que adoro sólo a Dios, que os hará morir [a todos]: pues se me ha ordenado ser de aquellos que creen [sólo en Él]."
Sura 10: 104 (Jonás)
Entonces, ¿cómo debería adorar el creyente a Dios? ¿Cómo debería vivir su vida según Dios? ¿Debería pasarse la vida en un alojamiento como si fuese un derviche, o en una casa de contemplación para experimentar un enorme sufrimiento al mantenerse apartado de todas las cosas materiales de la vida, incluso de las que sirven para sobrevivir? ¿O debería adoptar una forma de vida estacionaria y estable como una persona retraída? No. Debe vivir su vida según el modelo descrito en el Corán, no según la definición de la religión urdida por los ignorantes. Puesto que sabe que Dios le observa, lo que otras personas piensen de él le molestará. En vista de que sabe que no tiene la obligación de mostrarse ante los demás como una persona religiosa, no experimentará el desasosiego de cumplir con los requisitos de una definición falsa de lo religioso, la cual no proviene del Corán.
Vive sólo para Dios, trabaja sólo para Él. No pierde ninguna oportunidad de usar sus capacidades, incluyendo su fuerza física, en la causa de Dios. Éste no es un camino que está lleno de dificultades, o que desprovee al individuo de todos los placeres de la vida, en contra de la creencia de la mayoría de la gente que no sabe nada acerca del Islam. Ciertamente, alguien que adora a Dios es de lo más independiente, tranquilo, feliz y alegre. Una vez que se libra de todas las falsas deidades que le esclavizaron, preguntas tales como “¿Qué piensa la gente de mí?”, “¿Qué puedo hacer si no le gusto a esa persona?”, “¿Qué pasa si me despiden?” ya no le perturban. Una vez libre de todos los yugos que le impusieron esos dioses incapaces, desvalidos, crueles e irracionales, puede dedicarse al único Dios, el Poderoso, el Sabio, el conocedor de todas las cosas, el Compasivo, el Dios Misericordioso y Poderoso. “Ciertamente se ha aferrado a la mano más firme.”
(256) No cabe coacción en asuntos de fe.
Ahora la guía recta se distingue claramente del extravío: por eso, quien rechaza a los poderes del mal y cree en Dios, ciertamente se ha aferrado al soporte más firme, al que nunca cede: pues Dios todo lo oye, es omnisciente.
Sura 2: 256 (La Vaca)
Así el Corán dice que el Profeta “leslibrará de las cargas y de las cadenas:
(157) para aquellos que han de seguir al [último] Enviado, el Profeta iletrado a quien encontrarán descrito en la Tora que ya tienen, y [más tarde] en el Evangelio: [el Profeta] que les ordenará la conducta recta y les prohibirá la conducta inmoral, y les hará lícitas las cosas buenas de la vida y les prohibirá las malas, y les librará de las cargas y de las cadenas que [antes] pesaban sobre ellos. Quienes crean, pues, en él, le honren, le asistan y sigan la luz que se ha hecho descender a través de él --esos son quienes conseguirán la felicidad."
Sura 7: 157 (La Facultad del Discernimiento)
Dios define a los creyentes como sigue:
(35) En verdad, para [todos] los hombres y mujeres que se han sometido a Dios, los creyentes y las creyentes, los hombres y mujeres realmente devotos, los hombres y mujeres fieles a su palabra, los hombres y mujeres pacientes en la adversidad, los hombres y mujeres humildes [ante Dios], los hombres y mujeres que dan limosna, los abstinentes y las abstinentes, los hombres y mujeres que guardan su castidad, y los hombres y mujeres que recuerdan mucho a Dios: para [todos] ellos ha preparado Dios perdón de los pecados y una magnífica recompensa.
Sura 33: 35 (La Coalición)
El musulmán mantiene una relación íntima y cercana a Dios. Él es su único amigo, auxiliador y Dios. La estrecha vinculación del profeta Abraham con Dios se pone de manifiesto en el siguiente diálogo con su padre y su pueblo:
(75) [Abraham] dijo: "¿Habéis, pues, considerado alguna vez qué es lo que habéis estado adorando --(76) vosotros y esos antepasados vuestros?
(77) "[En cuanto a mí, sé que,] esos [falsos dioses] son ciertamente mis enemigos, [y que nadie me presta auxilio] salvo el Sustentador de todos los mundos, (78) que me ha creado y es quien me guía, (79) y es quien me da de comer y de beber, (80) y cuando caigo enfermo, es Él quien me devuelve la salud, (81) y quien me hará morir y luego me devolverá a la vida --(82) y quien, espero, perdonará mis faltas en el Día del Juicio.
(83) "¡Oh Sustentador mío! ¡Dame capacidad para juzgar [entre el bien y el mal], y reúneme con los justos, (84) y concédeme el poder de transmitir la verdad a aquellos que vengan después de mí, (85) y ponme entre los que han de heredar el jardín de la felicidad!>
(86) "Y perdona a mi padre --pues, ciertamente, está entre los que se han extraviado --(87) y no me avergüences en el Día en que todos sean resucitados: (88) el Día en que de nada servirán ni la riqueza ni los hijos.
Sura 26: 75-88 (Los Poetas)
El ejemplo de la comparación entre la persona que siente el bienestar de servir sólo a Dios y la persona que le atribuye copartícipes, y por ende sirve a demasiados dioses, se explica en el Corán como sigue:
(29) [A tal fin,] Dios presenta una parábola: Un hombre que tiene por amos a varios socios, que están en desacuerdo entre sí, y un hombre que depende sólo de una persona: ¿pueden esos dos ser considerados iguales en su situación?
[No,] la alabanza es debida por entero a Dios: pero la mayoría no lo entienden.
Sura 39: 29(Las Multitudes)
Una de las características más importantes de un creyente es que evita el orgullo y la arrogancia. Un verdadero creyente nunca se deifica a sí mismo. Conoce sus debilidades y le pide a Dios que le perdone. Sabe que necesita buscar refugio en Él en cada acto y momento de su vida. Puesto que se da cuenta de sus debilidades, no tiene una opinión demasiado elevada de sí mismo. Por consiguiente, no se encuentra espiritualmente obstaculizado por los límites egocéntricos que se ha impuesto a sí mismo y se supera con la ayuda de Dios. Hace esfuerzos para lograr alcanzar el modelo del creyente descrito en el Corán. Su humildad puede distinguirse en todas sus actividades.
(63) Pues, los [verdaderos] siervos del Más Misericordioso son [sólo] aquellos que caminan por la tierra con modestia, y que cuando los ignorantes se dirigen a ellos, responden con [palabras de] paz.
Sura 25: 63 (El Criterio de la Verdad)
Uno de los problemas más grandes de un incrédulo es ser engreído, y deificarse a sí mismo. El Corán nos invita a considerar el destino de esos que niegan la verdad por su engreimiento, aunque sus almas la confirman: (14) --y en su perversidad y arrogancia los rechazaron, a pesar de que en su fuero interno estaban convencidos de su verdad: ¡mira cómo acabaron esos sembradores de corrupción!
Sura 27: 14 (Las Hormigas)
El principal propósito del creyente en esta vida es poner empeño en su religión. Luchará contra todos los obstáculos que encuentre en pro de la causa de Dios. El obstáculo más grande es la avaricia y los viles apetitos de su alma, en otras palabras, su propio ego (nafs). Durante toda su vida, se enfrentará a él cada vez que le ofrezca una alternativa que vaya en contra de la voluntad de Dios. Su ego intentará inducirle al mal camino, apartándole del camino de Dios utilizando innumerables obstáculos y trucos como el miedo, la desesperación y la dejadez. Sin embargo, un creyente vencerá todo esto a través de su entusiasmo, afecto, determinación, coraje y paciencia. Nunca se desviará del camino correcto porque éste es el camino de Dios, su único custodio, protector y sustentador. No lucha sólo por sí mismo. Es el califa de Dios en esta tierra, y la tierra le ha sido confiada. Por tanto, peleará con sabiduría en contra de esos transgresores que oprimen a la gente, la dominan despóticamente y tratan de impedirles seguir el camino de Dios. En términos coránicos, traerá la salvación de Dios y la justicia para “esos hombres, mujeres y niños que, siendo débiles, son maltratados y oprimidos”. La gente de esta tierra recibirá la justicia de Dios a través de los esfuerzos de estos califas.
Sólo aquellas sociedades que son gobernadas por los que practican los principios morales y los preceptos del Corán pueden alcanzar la verdadera justicia. Un creyente es alguien que trata justamente a las personas y las conduce hacia la verdad para agradar a Dios. Los incrédulos que quieren gobernar la sociedad planean obtener beneficios mundanos tales como dinero, reputación y posición; la auténtica justicia nunca puede existir durante su período de liderazgo. Pero los verdaderos creyentes llevan a hombros la misión de "profesar la justicia" en el mundo entero. Esto únicamente es posible diseminando la moralidad del Corán entre las personas.
(181) Y entre quienes hemos creado hay gentes que guían [a otros] por el camino de la verdad y que actúan con justicia conforme a ella.
Sura 7: 181 (La Facultad del Discernimiento)
El Corán también enfatiza el contraste entre los creyentes y los artífices de la mala conducta en la tierra.
28) [Pues,] ¿es que vamos a tratar a los que han llegado a creer y hacen buenas obras igual que [trataremos] a los que siembran la corrupción en la tierra? ¿Es que vamos a tratar a quienes son conscientes de Dios igual que a los perversos?
Sura 38: 28 (Sad)
Los creyentes luchan para salvar el mundo de la calamidad. El Corán indica esta firme peculiaridad de los creyentes a continuación.
Muchos de los profetas pelearon por Dios, y con ellos combatieron los grandes grupos de hombres piadosos. Nunca se desalentaron aunque se enfrentaran al desastre en el camino de Dios, ni flaquearon en su determinación, ni se rindieron. Y Dios ama a esos que son firmes e inmutables.
(147) y tan sólo decían: "¡Oh Sustentador nuestro! ¡Perdónanos nuestras ofensas y la falta de moderación en nuestras acciones! ¡Haz firmes nuestros pasos y auxílianos contra las gentes que niegan la verdad!" --(148) por ello, Dios les concedió la recompensa de esta vida y también la hermosa recompensa de la Otra Vida: pues Dios ama a quienes hacen el bien.
(149) "¡Oh vosotros que habéis llegado a creer! Si hacéis caso de los que se empeñan en negar la verdad, harán que os echéis atrás y seréis vosotros los perdedores.
Sura 3: 147- 149 (La Casa de Imrán)
Una aleya posterior del mismo capítulo muestra lo intrépidos que son los verdaderos creyentes:
(173) aquellos que fueron advertidos por la gente: "La gente se ha reunido contra vosotros; ¡así que temedles!" --pero esto no hizo sino aumentar su fe, y dijeron: "¡Dios nos basta y que excelente protector es!"
Sura 3: 173 (La Casa de Imrán)
Un creyente tiene la misión de invitar a la gente a seguir la religión de Dios. “Ordenar la conducta recta y prohibir la conducta inmoral” es su principal obligación.
(71) Y los creyentes y las creyentes están próximos unos de otros: [todos] ellos ordenan la conducta recta y prohíben la conducta inmoral, son constantes en la oración, pagan el impuesto de purificación y obedecen a Dios y a Su Enviado. Sobre esos derramará Dios Su misericordia: en verdad, Dios es todopoderoso, sabio.
Sura 9: 71 (El Arrepentimiento)
Una de las características sobresalientes de un creyente, que le hace distinto del falso creyente, estriba en que cuando trasmite el mensaje coránico a otros no planea ganar algo con ello. Su meta no es obtener dinero, riqueza o posición, sino el agrado de Dios. Busca su recompensa sólo en el camino de Dios.
(72) Pero si os apartáis [del mensaje que os traigo, recordad que] no os he pedido pago alguno: mi recompensa incumbe sólo a Dios, pues se me ha ordenado ser de aquellos que se han sometido a Él."
Sura 10: 72 (Jonás)
(90) a aquellos a quienes Dios ha guiado. Sigue, pues, su guía, [y] di: "No os pido recompensa por esta [verdad]: ¡ciertamente, no es sino una amonestación para toda la humanidad!"
Sura 6: 90 (El Ganado)
El verdadero creyente se encuentra en un elevado plano de moralidad. Tiene una personalidad tranquila, tolerante y misericordiosa. Ya que no está excesivamente influido por los acontecimientos, exterioriza una reacción adulta y se comporta con sabiduría, manteniendo adecuadamente bajo control sus sentimientos. Es sacrificado, servicial y amable.
(22) y los que son pacientes en la adversidad por anhelo de la faz de su Sustentador, y son constantes en la oración, y gastan en los demás, en secreto y públicamente, de lo que les proveemos como sustento, y [los que] repelen el mal con bien.
Estos son los que encontrarán su culminación en el más allá:
Sura 13: 22 (El Trueno)
Una recompensa divina similar aguarda a:
“(134) aquellos que gastan [en Su causa] en tiempos de prosperidad y en tiempos de estrechez y refrenan su ira, y perdonan al prójimo porque Dios ama a quienes hacen el bien” Sura 3: 134 (La Casa de Imrán), aquel que “(199) es indulgente con la naturaleza humana, y ordena la conducta recta; y se aleja de todos aquellos que prefieren seguir en la ignorancia” Sura 7: 199 (La Facultad del Discernimiento) “(8) y proveen de comida –sin importar cuan necesitados estén de ella -- al necesitado, al huérfano y al cautivo” Sura 76: 8 (El Hombre) Ciertamente, el creyente cometerá errores; después de todo es de carne y hueso. Pero tan pronto como se dé cuenta de ellos, los corregirá y rezará a Dios para que perdone sus fallos. Ninguno de sus tropiezos les hace desesperar, porque está seguro de la ayuda de Dios y busca refugio en Su ilimitada misericordia. El Corán así lo afirma:
(135) y que, cuando han cometido un acto vergonzoso o han sido injustos consigo mismos, recuerdan a Dios y piden perdón por sus faltas --¿pues quien puede perdonar las faltas sino Dios?-- y no reinciden a sabiendas en el [mal] que hicieron.
Sura 3: 135 (La Casa de Imrán)
Los únicos amigos del creyente son Dios y Sus sirvientes (otros creyentes). Considera a las personas sólo según su fe (imaan). No sentirá más afecto por otros a causa de su linaje, carrera, vínculos familiares, o la ganancia que pueda obtener de ellos. El único criterio que les hace merecedores de su amor es su alto grado de rectitud. Su amigo más cercano ya no es un amigo si resulta ser enemigo de Dios. Por otra parte, cualquier creyente que se dedica a Dios es un hermano cercano para él, aunque no tengan nada en común en términos de relación familiar, posición social u oportunidades financieras. Quiere por agradar a Dios, odia por la misma razón.
Es un hombre de entendimiento. Confía en Dios. Puesto que deposita su confianza en Él, está a salvo de los miedos, la ansiedad y los pesares de nuestros asuntos mundanos. Como quiera que es una persona de ideas amplias, puede pensar a lo grande y puede sondear fácilmente los complicados aspectos de los acontecimientos. Su razón ha sido implementada por la sabiduría y el conocimiento.
Es un califa en la tierra, que porta en alto el espíritu de Dios. Es consciente que permanecerá en este mundo durante sólo un corto tiempo. Durante este corto período, se le probará y educará. Luego estará listo para su verdadera morada en la otra vida. Su vida en este mundo está llena de gloria y honorabilidad como califa de Dios. Nadie le puede vencer. Le pueden matar; a pesar de todo, ésta es la recompensa más grande para él, ya que éste no es de ninguna manera un fin: morir en el camino de Dios es una gran honorabilidad.