Como hemos mencionado anteriormente, el primer error que comete una persona con prejuicios es tratar de evaluar la religión sin reflexionar sobre Dios. Los sociólogos, por ejemplo, que investigan sobre la religión, pueden escribir miles de libros sobre cómo surgieron las religiones y cómo afectaron sociológicamente a las sociedades. No obstante, a pesar de todos estos grandes estudios académicos, no pueden entender la religión ni siquiera en una minúscula proporción cuando los comparamos con los que conducen sus vidas dentro de los linderos de la misma.
Tales personas con prejuicios no son capaces de comprender la realidad de la unidad de Dios, que es la base de la religión. Cualquiera que se decide a aprender algo acerca del Islam necesita primero entender la existencia de Dios. Si no cree en Él, entonces simplemente investigará el Corán y a los musulmanes en términos de su limitada visión de la vida.
El Corán desaprueba así este tipo de personas: “(39) ¡Pero no!, sino que están empeñados en desmentir todo aquello cuya sabiduría no alcanzan a comprender, y hasta tanto no les sea aclarado su significado profundo. Así también desmintieron la verdad quienes les precedieron: ¡y mira cómo acabaron aquellos malhechores!” Sura 10: 39 (Jonás)
El Islam no es una ideología hecha por el hombre acerca de la cual se pueden plantear, desde fuera, ideas poco meditadas y conclusiones sin base. El individuo puede entender lo que es el Islam sólo cuando entiende la existencia de Dios y vive su vida como Él mandó en el Corán.
Una de las muchas aleyas del Corán que trata de la meditación sobre la existencia de Dios registra el consejo del Todopoderoso al Profeta sobre cómo debería dirigir la palabra a una persona ignorante: (46) Di: "¿Qué os parece? Si Dios os privara del oído y de la vista y sellara vuestros corazones --¿que deidad sino Dios podría devolvéroslos?"
¡Ved cómo aclaramos Nuestros mensajes-- y aún así se apartan ellos con desdén! Sura 6: 46 (El Ganado)
Un breve ejemplo nos puede ayudar a enriquecer nuestros puntos de vista y desprendernos nuestra ignorancia innata.
Demos por supuesto que hay una persona de cuya memoria se ha borrado todo, incluyendo el conocimiento de sí mismo y de su cuerpo. Si se encontrase en un lugar como la Tierra, ¿cómo se sentiría? Indudablemente estaría tan asombrado y sorprendido que sentiría una enorme curiosidad. Probablemente, la primera cosa que notaría sería su cuerpo. No sería consciente de que su cuerpo de hecho le pertenecía en primer lugar, y pensaría en él como en un objeto externo, como las otras cosas que tuviera a la vista. Luego, sería muy interesante para él poder controlar las diferentes partes de su cuerpo y lograr que hicieran lo que él quisiera que hiciesen. Probablemente trataría de sacar en claro el uso de su brazo moviéndolo arriba y abajo durante algún tiempo.
Encontraría un entorno muy adecuado para su cuerpo, cuya razón de ser todavía desconocería. Habría tierra segura sobre la que estar de pie, una imagen clara para mirar, fragancias bellas para oler, animales diversos, una temperatura ambiente apropiada para su cuerpo, una atmósfera adecuada para respirar, y podría percibir otros miles de equilibrios. Frutas comestibles para satisfacer su hambre, agua pura y clara para enfriar su deshidratada garganta y muchas cosas más.
Por un momento, pongámonos en su lugar y reflexionemos durante un tiempo. En un sitio como éste, ¿simplemente disfrutaríamos o seríamos lo suficientemente sensatos para formularnos algunas preguntas cruciales? ¿Trataríamos de entender quienes éramos, por qué estábamos allí, cual era la razón de nuestra existencia, cual era la razón de la existencia del orden actual, o simplemente ignoraríamos estas preguntas y únicamente nos preocuparía cuánto disfrutábamos de nuestras vidas? ¿No serían éstas las primeras preguntas que nos surgirían?
¿Quién soy?
¿Quién me ha creado, quien ha creado este cuerpo perfecto que poseo?
¿Quién ha creado este gran orden que me rodea?
¿Qué quiere Él, quien creó todo, de mí? ¿Qué quiere mostrarme?
Incluso un individuo con una mente limitada pensaría que no hay nada más importante que encontrar las respuestas a estas preguntas. Alguien que no les presta atención, prefiriendo malgastar su vida en satisfacer sus necesidades físicas, divertirse durante el día y dormir por la noche, indudablemente sería una criatura de nulo entendimiento. Alguien debe haber creado su cuerpo y su entorno, y ha debido hacerlo de repente. Una vez que fue creado, cada segundo del resto de su vida también debe haber dependido de un Ser Superior, que inicialmente le habría debido crear. ¿Qué podría ser más importante que saber de este Ser Superior, quien obviamente posee un gran poder?
Continuemos con nuestro ejemplo y demos por supuesto que este hombre alcanza una ciudad después de caminar por la tierra durante algún tiempo. En ella habitan diversos tipos de indiviuos, la mayor parte de los cuales son bastante vulgares, ambiciosos e insinceros. Y casi nadie piensa en su Dueño o en el lugar en el que vive. Aunque todo el mundo tiene un trabajo, una meta o una ideología, la gente de la ciudad no puede mantener el orden, con el cuál todo el mundo estaría contento.
Supongamos que encuentra a algunas personas que desagradan a los que habitan dicha ciudad, y hacia quiénes sienten furia y animosidad. En lo que se refiere a cómo son estas personas, advierte que son significativamente diferentes a los demás de muchas formas. Considera que, como seres humanos, son amables, razonables y dignos de confianza. Se ven humildes y hablan de forma clara, moderada y sensata. Salta a la vista que no tienen nada de malo, así es que se confunde y tiene dudas en lo que se refiere a por qué la ciudadanía piensa de otra manera.
Presumamos que entabla conversación con ellos y le dicen: “Tenemos un punto de vista diferente de la vida y pensamos de modo distinto a otras personas porque somos conscientes que hay un Dueño de este lugar y de todo lo que hay en él. Somos también conscientes de que Su poder está por encima de todo y de que ha creado este sitio y todo lo demás para probarnos y educarnos hasta que llegue el día en que dejemos este lugar. Tenemos un libro que hemos recibido de Él, y conducimos nuestras vidas según nos indica”.
En tal situación, no podría estar seguro al cien por cien de si estas personas realmente decían la verdad o no. Pero probablemente comprendería que eso de lo que hablaban era realmente importante. En ese momento, sentiría que no había nada más acuciante que obtener toda la información posible acerca de estas personas, y sentiría una enorme curiosidad sobre el libro del que hablaban, ¿no es cierto?
La única cosa que nos impide ser tan sensatos como la persona de este ejemplo es que hemos estado en esta tierra durante un período de tiempo más largo. Hemos experimentado un proceso de crecimiento en lugar de ser creados de repente como adultos, como la persona de la historia. Por lo tanto, tenemos que admitir que la mayor parte de a nosotros está en una posición parecida a la de las personas de la ciudad del ejemplo debido a la desatención que mostramos ante tales interrogantes en nuestras vidas. Lo que deberíamos recordar de aquí en adelante es que casi ninguna de las personas de esta ciudad realmente pensaron sobre las preguntas arriba citadas, ni encontraron respuestas coherentes por sí mismas, volviendo finalmente la espalda al Ser Superior que las creó. De hecho, la mayoría de ellas ni siquiera experimentaron estas fases, sino que simplemente apartaron estas preguntas a un lado y dejaron de pensar en ellas, debido a su “ignorancia colectiva”.
Somos conscientes del hecho de que la “sociedad de la ignorancia” en la que vivimos nos impide contestar a esas preguntas cruciales anteriormente citadas manteniéndonos ocupados con otras como: “¿Qué comeré esta noche?, ¿Qué vestido debería llevar mañana?” o “¿Qué pensará ella de mí?, ¿Qué le debería decir a él?” Desafortunadamente, esto no muestra sino una ignorancia supina, aunque aleguemos vivir en la "era de la información”.
¡Ahora tienes una oportunidad! Piensa en la completa ignorancia a la que podrías haber sido expuesto por dicha “sociedad de ignorantes” y hazte la siguiente pregunta, sobre la que hasta ahora puede que no hayas reflexionado, o que podrías haber dejado de lado con explicaciones insuficientes: ¿Cómo fui creado?
Para poder contestar a esta pregunta, sería útil comenzar por el principio físico de nuestra existencia y pensar en ese acontecimiento extraordinario que es “el nacimiento”.
La breve historia del nacimiento puede ser resumida como sigue:
Los espermatozoides se producen literalmente fuera del cuerpo del hombre. El motivo por el cual esto es así subyace en el hecho de que la producción de esperma únicamente puede ocurrir en un ambiente adecuado con una temperatura aproximada de 35 grados centígrados, lo cual supone dos grados por debajo de la temperatura media del cuerpo. Los testículos masculinos son la única parte del cuerpo con esta temperatura, puesto que están adecuadamente situados fuera del cuerpo. Para conseguirla, se activa otro mecanismo. La piel que cubre los testículos se contrae cuando está fría y transpira cuando hace calor para conservar estable la temperatura de esta zona. Se producen alrededor de unos mil espermatozoides por minuto, que cuentan con un diseño especial que facilita su largo viaje desde los testículos del hombre al óvulo de la mujer. Un espermatozoide está compuesto por una cabeza, un cuello y una cola que al usarla hace que se mueva como un pez hacia el útero de la madre.
La cabeza, que lleva el código genético del futuro ser humano, está cubierta de una armadura protectora especial. La ventaja de esta armadura se deja notar ya a la entrada del útero de la madre. Este lugar es muy ácido para protegerla de microbios y otras partículas extrañas como son los espermatozoides, pero gracias al uso de dicha armadura, la mayoría de ellos se las ingenian para permanecer vivos.
No sólo se eyaculan espermatozoides hacia el útero. El semen es una mezcla que consta de muchos otros líquidos. Estos líquidos contienen azúcar que suministra energía a los espermatozoides. El semen, que es una base en su forma química, neutraliza el ambiente ácido de la entrada del útero y crea un medio seguro para ellos. También hace el entorno resbaladizo a fin de que los espermatozoides puedan moverse hacia adelante con facilidad. Éstos hacen un viaje difícil dentro del cuerpo de la madre hasta que alcanzan el óvulo. No importa con cuanta fuerza traten de sobrevivir, sólo unos mil espermatozoides de entre 200 a 300 millones pueden acercarse al óvulo.
A la luz de esta información resumida, tratemos de encontrar las respuestas a algunas preguntas que nos asaltan: ¿Cómo puede un espermatozoide hacerse a sí mismo tan adecuado para el acceso al útero materno, sobre el cual no sabe nada de antemano? ¿Cómo se produce un espermatozoide en el cuerpo del hombre de modo que pueda sobrevivir y encontrar el camino al óvulo en el útero femenino a pesar de los mecanismos protectores de que dispone el cuerpo de la mujer, sobre el cual no tienen ninguna idea previa? ¿Cómo puede ocurrir esto?
Dado que un espermatozoide carece de la habilidad para adaptarse a un ambiente desconocido por adelantado, la única respuesta posible a estas preguntas es que, en realidad, ha sido creado de ese modo.
Continuemos con la breve historia del nacimiento:
Un óvulo tiene más o menos la mitad del tamaño de un grano de sal. El lugar donde un óvulo y un espermatozoide se encuentran se denomina la trompa de Falopio. El óvulo segrega un fluido especial que conduce los espermatozoides hacia sí. A medida que se acercan a él, su armadura protectora se deshace gracias a otro fluido segregado por el óvulo. Como consecuencia, aparecen unas bolsitas de enzimas diluyentes en la cubierta de las cabezas de los espermatozoides.
Debido al uso de estas enzimas, el espermatozoide que está destinado a fertilizar al óvulo penetra su membrana. Cuando los espermatozoides rodean el óvulo, compiten unos contra otros para introducirse en el mismo. Por lo común, sólo un espermatozoide lo fertiliza y desde ese momento, no existe ninguna posibilidad de que otros lo penetren. Antes de la fertilización, la carga eléctrica de los espermatozoides y del óvulo es opuesta, por eso se atraen. Sin embargo, después de la entrada del primer espermatozoide, la carga eléctrica del óvulo se altera, provocando un efecto que repele al resto.
Finalmente, el ácido desoxirribonucleico del hombre presente en el espermatozoide se mezcla con el de la mujer. En este momento, se forma una célula nueva (el zigoto), esto es, un nuevo ser humano dentro del vientre de la madre.
Después de considerar esta breve información, nos asalta una nueva pregunta: ¿Cómo es posible que un óvulo esté preparado para dar la bienvenida a un espermatozoide como si "supiera" que se encontraría con él? ¿Cómo puede ocurrir esto? La única respuesta posible a esta pregunta es que el óvulo es creado para adecuarse al esperma por la voluntad de un Creador que también ha creado los espermatozoides y controla ambos.
La naturaleza extraordinaria del nacimiento no acaba con todo esto. El óvulo fertilizado se adhiere al vientre gracias a su especial superficie nudosa. Las pequeñas protuberancias de la superficie del óvulo sobresalen hacia fuera y penetran profundamente en el vientre de la madre, como las raíces de las plantas en el suelo. El zigoto comienza a desarrollarse gracias a las hormonas segregadas por la madre. El óvulo continúa recibiendo nutrientes proporcionados por la madre.
Con el tiempo, las células se dividen y crecen en número según el modelo dos-cuatro-ocho-dieciséis. Al principio, todas las células que se forman por la división de las antiguas tienen las mismas propiedades. Luego, de repente, las células recién formadas, de algún modo, comienzan a diferenciarse, mostrando características distintas, puesto que deben dar lugar a los diferentes órganos del feto. La ciencia de hoy en día todavía carece de la capacidad para dar una respuesta satisfactoria a la pregunta de por qué y exactamente cómo ocurre esta diferenciación de células y cómo forman órganos diferentes con una organización tan perfecta.
Con el tiempo, un cambio drástico tiene lugar en el gelatinoso feto. Unos huesos relativamente ásperos comienzan a forjarse dentro de esa estructura suave; todos ellos, sorprendentemente, en sus lugares correctos. Lo que resulta asombroso es que, mientras todas las células transmiten características exactamente iguales al comienzo, a través de dicho proceso diferenciador, algunas de ellas se convierten en células del ojo sensibles a la luz, otras en células del sistema nervioso que perciben el calor y otras forman células que detectan las vibraciones del sonido.
Finalmente, la construcción del feto se completa y un nuevo bebé nace en el mundo. En esta etapa, es 100 millones de veces más grande y 6 billones de veces más pesado que su forma inicial cuando fue un óvulo fertilizado.
Esta “breve historia” citada anteriormente nos concierne, porque es la historia de cómo fuimos creados. Para nosotros, ¿qué puede ser más importante que encontrar la Causa última y Dueño de ese gran, extraordinario y complicado acontecimiento que es nuestra existencia? Cuando echamos una ojeada a este relato, damos con muchas otras preguntas para las cuales la ciencia, que está bajo la influencia del materialismo, aún no ha encontrado las respuestas.
Pero hay todavía muchas preguntas que necesitan ser contestadas. Una de ellas es: ¿Cómo pueden unas células que tienen la misma estructura comenzar a reunirse en grupos y formar los diferentes órganos del cuerpo al tiempo que se multiplican?
Realmente, no hay respuestas para estas preguntas acerca del nacimiento aparte de aceptar la presencia de un Creador. Sería un gran error pensar que todas estas complicadas operaciones ocurren por sí mismas o por casualidad. ¿Cómo pueden ponerse de acuerdo las células para formar “órganos humanos”? Reflexionemos sobre esto un poco más. Demos por supuesto que hay dos adultos entendidos en la materia que se juntan y se deciden a trabajar en un proyecto de ingeniería. Incluso aunque sólo se trate de dos personas, surgirán inevitablemente algunos malentendidos entre ellos que pondrán el éxito del proyecto en peligro. ¿Entonces, cómo pueden trabajar los miles y millones de células conjuntamente para formar una organización absolutamente perfecta sin ningún contratiempo? ¿Quién se atrevería a dar como respuesta a esta pregunta: “Puede ser posible por casualidad”? Algunos “científicos” ateos de hoy en día explican este maravilloso acontecimiento como la “magia de naturaleza”. ¿Qué quiere decir esto? ¿Quién o qué es la naturaleza? ¿No ha sido la naturaleza también creada?
Otro intento de contestar esta pregunta podría ser referirse al padre y la madre – lo cual no tendría sentido. El papel de los padres en este acontecimiento es, de hecho, insignificante. Ni uno ni otro son conscientes de lo que sucede dentro de ellos en lo que se refiere a la producción de las células que marcan el sexo, la fertilización o el desarrollo del feto. La madre desconoce la fecha exacta del nacimiento y no tiene control sobre el parto. Así y todo, se tienen al padre y la madre como el “ origen de nuestra vida" Pero, ¿lo son?
Los padres son de suma importancia para el niño, puesto que desempeñan un papel en su existencia. Por otra parte, uno nunca, o sólo raramente, piensa en su verdadero Creador. ¿No es el Creador auténtico, quien tiene el poder último y que controla todo incluyendo nuestro nacimiento, vida y muerte, el que merece más amor y respeto? Su existencia es clara y la existencia de cualquier otra cosa sin Él no es posible. Nadie sino Dios puede crear a cualquiera o cualquier cosa por sí mismo, mientras que Él ni engendra ni es engendrado como se afirma en la tercera aleya de Al-Ikhlas (3) "No engendra, ni ha sido engendrado” Sura 112: 3 (La Declaración de la Perfección [De Dios]).
La creación se explica en el Corán de la siguiente manera:
(12) En verdad, hemos creado al hombre de la esencia de la arcilla; (13) luego lo depositamos como una gota de esperma en la firme custodia [del útero]; (14) luego creamos de la gota de esperma una célula embrionaria; luego creamos de la célula embrionaria una masa embrionaria; luego creamos huesos dentro de la masa embrionaria; luego revestimos los huesos de carne --y luego hacemos surgir [todo] esto como una creación nueva: ¡bendito es Dios, el mejor de los creadores!
Sura 23: 12-14 (Los Creyentes)
Siendo éste el caso, está claro que no hay diferencia entre nosotros y ese hombre de la historia que contábamos anteriormente, que fue “repentinamente” creado y sintió curiosidad por saber quién le había creado a él y a todo lo que había a su alrededor. Por supuesto, se encontró ya siendo adulto y sin padres que le hubiesen dado a luz o le criaran. Pero ahora que nosotros también sabemos que nuestra existencia de ningún modo se puede explicar a causa de nuestros padres, podemos considerar nuestra situación similar a la del hombre de la historia.
En tal situación, lo más importante es ir exclusivamente en busca de la verdad, escuchar a esos que afirman tener el conocimiento y las evidencias acerca de ella y entonces reconsiderar lo que se nos ha dicho. Quedémonos otra vez con el hombre de la historia. Como sabemos, encuentra a algunas personas en la ciudad que le dicen que le pueden explicar quién es el Creador que le ha creado a él y a todo lo que le rodea y que existe un libro que proviene de Él. ¿Qué crees que haría? ¿Los escucharía o simplemente se alejaría de ellos y preferiría embarcarse en cuestiones tan tópicas, comunes y corrientes como: “¿Qué me pondré esta noche, qué le diré a él?”? Estas preguntas se repiten diariamente y llegará un día en que no tengan sentido cuando la muerte le alcance.
¿Cuál de estas dos elecciones es la más racional, lógica y consciente? Sin duda, conoces la respuesta correcta para este hombre. Pero, ¿qué pasa contigo?
Lo que conduce hasta el acontecimiento de la creación está específicamente descrito en ciertas aleyas del Corán:
(36) ¿Piensa, acaso, el hombre que se le dejaría hacer a su antojo?
(37) ¿No fue una vez una [simple] gota de esperma eyaculada,
(38) y luego se convirtió en una célula embrionaria –y entonces Él [lo] creó y le dio forma con arreglo a su función,
(39) e hizo a partir de ello los dos sexos: varón y hembra?
(40) ¿No es, pues, capaz Él de devolver la vida a los muertos? Sura 75: 36-40 (La Resurrección)
(11) Y [recordad:] Dios os crea [a cada uno de vosotros] de tierra, luego de una gota de esperma; y luego os forma como uno de los dos sexos. Y ninguna hembra concibe o da a luz sin que Él lo sepa; y nadie ve prolongados sus días hasta una edad avanzada –ni le son acortados sus días-- sin que así esté dispuesto en el decreto [de Dios]: pues, ciertamente, todo eso es fácil para Dios. Sura 35: 11 (El Originador)
Los humanos somos seres creados por Dios y, como entidades creadas, no podemos cambiar este hecho. No podemos dar ninguna otra explicación a nuestra existencia. Dado que hemos sido creados, no se nos dejaría sin control e irresponsablemente, como enfatizan las aleyas citadas anteriormente. Por supuesto, existe un propósito para la creación. ¿Dónde entonces encontraremos la respuesta?
Sólo hay una y está en el libro que Dios nos ha enviado.