Resulta imposible imaginar que la verdadera religión pueda existir allí donde se abandona el Corán. En consecuencia, debe hacerse una distinción muy clara entre la religión del Corán y esas tradiciones que equivocadamente se consideran parte de la religión verdadera.
El concepto de religión precisa una atención especial. La religión, esto es, el Islam, es pura y simplemente la aplicación del Corán. Cualquier “religión” que sea simplemente una serie de tradiciones heredadas de nuestros antepasados no es el Islam.
Hoy en día, muchas personas se consideran a sí mismas religiosas, aunque no saben demasiado sobre el Corán. Esto nos muestra cómo se ha deteriorado la situación. La religión puede seguir siendo una herencia de nuestros antepasados, pero tratar de perpetuar tal herencia no tiene valor a ojos de Dios. En muchas sociedades donde la gente es budista, judíos o idólatras que viven en un clan africano y adoran tótems, hacen lo que hacen simplemente a causa de la tradición. Por lo tanto, ninguna de sus prácticas equivale a la religión verdadera. Para la mayor parte de la gente que sigue una de esas “religiones” la meta no es buscar el agrado de Dios sino, intentando vivir con arreglo a la sociedad, satisfacer su nostalgia manteniendo vivas sus tradiciones e impulsar algún interés personal en su religión.
La mayoría de la gente ha desarrollado un concepto de religión no considerando sus fuentes originarias sino mirando a sus antepasados, de modo que sus tradiciones de las impresiones acerca de la religión son, de hecho, impresiones acerca de la tradición.
Por lo que respecta a la tradición, cuenta con un repertorio muy amplio. Éste incluye muchas supersticiones sin sentido, historias inventadas acerca de santos, dichos falsos y prácticas atribuidas a los profetas y a los santos, explicaciones disparatadas sobre acontecimientos sobrenaturales, todo lo cual se piensa que equivale a la religión verdadera.
De hecho, muchas de las personas que aprenden estas tradiciones de su familia y de la sociedad en la que viven, se dan cuenta de que se asientan sobre arenas movedizas y están llenas de incontables sofismos. Pero debido a que no quieren esforzarse mucho para ir en busca de la verdad y de la verdadera naturaleza de la religión, prefieren aceptarla tal como está o, como mencionamos al comienzo, mantenerse apartados de ella tanto como sea posible. De hecho, la misma existencia de esos sofismos atribuidos a la verdadera religión abre el camino para justificar su huida.
Entonces, para entender la naturaleza de la verdadera religión, lo que deberíamos hacer en primer lugar es referirnos al Corán como una fuente básica de la misma, reflexionar sobre él y tratar de entender las escrituras en la medida que seamos capaces de ello. Esto no es algo difícil de hacer. Deberíamos recordar el hecho de que incluso los no creyentes se refieren directamente al Corán cuando quieren saber algo acerca del Islam. ¿Puedes pensar en una referencia mejor que el Corán como fuente originaria de la religión, que Dios reveló para explicar Su sistema divino? Por supuesto, también se deben tener en cuenta otras referencias, pero uno no debería olvidarse que su valor real es respaldar el Corán y que nos encaminan a referirnos a él en nuestros intentos por entender la religión.
Las personas que construyen la religión sobre supersticiones en lugar de sobre el Corán se mencionan con desaprobación:
(36) ¿Qué os pasa? ¿En qué basáis vuestro juicio [del bien y el mal]? (37) ¿O tenéis, quizá, una escritura divina [especial] que estudiáis?
Sura 68: 36-37 (La Pluma)
La religión debería ser el tema más importante para un musulmán. Debería saber cómo distinguir la verdadera religión de otros métodos, y debería tener como un deber la búsqueda de la forma correcta de religión:
Los que se someten a Él –ésos son los que han optado por la rectitud.
Sura 72: 14 (Los Seres Invisibles)