CUESTIONÁNDONOS A NOSOTROS MISMOS

(18) ¡Oh vosotros que habéis llegado a creer! ¡Sed conscientes de Dios; y que cada ser humano mire bien lo que adelanta para el mañana!
Y [una vez más]: Sed conscientes de Dios, pues Dios es plenamente consciente de lo que hacéis; (19) y no seáis como aquellos que se olvidan de Dios, y entonces Él les hace olvidarse de [lo que es bueno para] sí mismos: [pues] son ellos, precisamente, los realmente depravados. Sura 59: 18-19 (La Concentración)

El Corán describe a los creyentes como se ilustra en las páginas precedentes. Los creyentes con los que Dios está satisfecho y a quien acepta en el cielo son como los que se han citado anteriormente. ¿Pero qué pasa con nosotros mismos? ¿Nos hemos preguntado alguna vez cuánto nos parecemos a ellos?

El modelo del creyente tal y como lo describe el Corán evidencia que decir “alhamdulillah, soy musulmán” y realizar algunos sencillos actos de culto puede que no sea suficiente a ojos de Dios. Un verdadero creyente no dice algo de boquilla sino que persevera en el camino de Dios. El Corán explica la posición de esos "que adoran a Dios en la línea divisoria (de la fe verdadera)”:

(11) Y hay, también, entre los hombres quien adora a Dios en la línea divisoria [de la fe]: tal es así, que si le llega un bien, se muestra complacido con Él; pero si le llega una prueba, se aparta completamente, perdiendo [así] esta vida y la Otra Vida: [y,] ¡esta es, en verdad, una pérdida que no tiene parangón!
Sura 22: 11 (La Peregrinación)

Otra aleya explica lo que se entiende por actividades meritorias en el camino de Dios:

(177) La piedad verdadera no consiste en volver el rostro hacia el este o hacia el oeste-piadoso, en verdad, es quien cree en Dios, en el Último Día, en los ángeles, en la revelacióny en los profetas; y gasta de lo que tiene --a pesar de su apego a ello-- en sus parientes, en los huérfanos, los necesitados, los viajeros, los mendigos y en rescatar a otros del sometimiento; es constante en la oración y paga el impuesto de purificación; y [piadosos en verdad son] los que, cuando prometen, cumplen sus promesas, y son pacientes en la desgracia, en la adversidad y en los momentos de peligro: esos son los que han sido fieles a su palabra, y esos son los que han sido conscientes de Dios.
Sura 2: 177 (La Vaca)

Obviamente, no tendría sentido engañarnos con pensamientos tales como: 'Mi corazón es puro, no tengo ningún mal hábito y no hago daño a nadie. A buen seguro Dios me ama'. Dios quiere que las personas le sirvan, y no sólo sean alguien bueno que no hace daño a nadie. No importa lo puro que sea nuestro corazón, si no obedecemos los mandatos de Dios y no cumplimos con nuestros deberes religiosos, entonces no Le complaceremos. Además, nadie puede tener un corazón puro sin fe verdadera, porque sólo ésta libera a una persona de males tales como los celos, la pasión por el mundo, el egoísmo, el interés propio, la exteriorización de una falta de simpatía para con los demás, etc. Deberíamos recordar que estos defectos no pueden ser extirpados de nuestras almas a menos que seamos diligentes en el cumplimiento de nuestros deberes para con Dios.