En Cierta Epoca se Narraba la Fábula de las Polillas Moteadas

La polilla Biston betularia, de la familia Geometridae, es posiblemente una de las especies de insectos más alabada debido a que fue "el principal ejemplo de evolución observado".

Posee dos variantes. La más difundida es la de un color gris claro, denominada Biston betularia f. typica, con pequeños puntos negros (que se asemejan a granos de pimienta) y le dan el nombre común de “polilla moteada”. A mediados del siglo XIX se observó la otra variedad: oscura, casi negra, fue llamada Biston betularia carbonaria. Esta última palabra significa en latín “color carbón”. También es llamada “meliánica”, es decir, de “color oscuro”.

En dicho siglo pasaron a ser mayoría en Inglaterra y a su coloración se la denominó melianismo (oscurecimiento). En base a ello, los darwinistas compusieron un mito, al que lo sostendrían convenientemente alrededor de cien años, afirmando que era la prueba más importante de la evolución en acción. Casi todos los textos de biología, artículos enciclopédicos, museos, medios de comunicación y películas documentales, se hicieron eco de ello.

Dicha fábula se puede resumir de la manera que exponemos a continuación.

Al comienzo de la Revolución Industrial, en Manchester y otras áreas predominantemente fabriles, la corteza de los árboles estaba cubierta con líquenes claros. En consecuencia, las polillas oscuras que se apoyaban allí eran presa más fácil de los pájaros y por lo tanto tenían una expectativa de vida muy reducida. Pero cincuenta años después, como consecuencia de la polución industrial, esos líquenes fueron muriendo y los troncos se ennegrecieron debido al hollín. Entonces a las aves les resultó más fácil atrapar las polillas claras. La resultante fue que la cantidad de éstas decreció, a la vez que aumentó la de las oscuras, pues al no ser cazadas habitualmente se reprodujeron en mayor cantidad.

Se dijo entonces, recurriéndose al engaño, que la carbonaria era la “demostración en vivo” de un proceso evolutivo.

Sin embargo, al igual que las demás ficciones darwinistas, esta también se derrumbó.

Para saber porqué, sigamos la exposición de la leyenda.

Las Polillas de Kettlewell Pegadas Con Cola

Sanayi kelebekleri

Las polillas moteadas fotografiadas sobre la corteza arbórea y presentes durante decenios en los textos de biología, se trata en realidad de ejemplares muertos que Kettlewell clavó o pegó sobre los troncos.

La discusión de la tesis de que las formas oscurecidas de polillas aparecieron y se multiplicaron en Inglaterra debido a la Revolución Industrial, se inició en vida de Darwin. En la primera mitad del siglo XX la idea se mantuvo sólo como una opinión, porque no existían experimentos u observaciones científicos en la materia. Mas en 1953, el doctor y biólogo aficionado H. B. D. Kettlewell, decidió aportar la prueba necesaria, motivo por el que se trasladó al habitat de esos insectos, es decir, el campo. Allí soltó una cantidad similar de ambas tonalidades y prestó atención a cuáles eran las más cazadas por las aves. Determinó que la mayoría de las apresadas eran las oscuras, posadas en los líquenes claros que cubrían la corteza arbórea.

Kettlewell publicó en Scientific American en 1959 la experiencia realizada, en un artículo que tituló “La Evidencia Faltante de Darwin” y provocó una gran euforia entre los biólogos y otros de la misma forma de pensar, quienes felicitaron a su autor por haber verificado la llamada “evolución en acción”. Las fotografías de las polillas que hacían a ese experimento fueron ampliamente difundidas. A principios del decenio de 1960 dicho relato apareció en todos los libros de texto e influenciaría durante cuarenta años el razonamiento de los estudiantes de biología141.

Las primeras dudas sobre lo planteado se presentaron en 1985, cuando el joven biólogo y pedagogo norteamericano Craig Holdrege decidió investigar un poco más lo que él había enseñado en las aulas a lo largo de los años. Encontró algo interesante en las notas de Sir Cyril Clarke, íntimo amigo de Kettlewell y partícipe en los experimentos de éste:

“Todo lo que observamos es dónde no permanecen las polillas a lo largo del día. En 25 años vimos solamente dos betularias sobre los troncos o paredes adyacentes a nuestras trampas…”142.

Se trataba de una admisión sorprendente. Judith Hooper, escritora y periodista del The Atlantic Monthly y del New York Times Book Review, informó de la reacción de Holdrege en su libro De Polillas y Seres Humanos: La Historia no Relatada de la Ciencia y la Polilla Moteada, publicado en 2002.

“Holdrege se preguntó: ‘¿qué está sucediendo?’. El estuvo mostrando a sus estudiantes fotografías de polillas sobre los troncos de los árboles y diciéndoles que los pájaros elegían las más llamativas… ‘Y ahora alguien que las ha investigado durante 25 años informa que sólo vio dos de esos insectos’ posados en los troncos. ¿En qué queda lo de los líquenes, el hollín, el camuflaje, las aves? ¿En qué queda la gran historia del melianismo industrial? ¿No dependía ello de las polillas que habitualmente se asentaban sobre la corteza de los troncos?”143.

H.B.D. Kettlewell

H. B. D. Kettlewell

Estos cuestionamientos, expresados en primer lugar por Holdrege, dieron lugar, rápidamente, a la verdadera historia de este lepidóptero. Más adelante dice Judith Hooper: “No fue Holdrege el único en advertir que el ícono se resquebrajaba. La polilla moteada había avivado, mucho antes, el fuego de una contienda científica humeante”144.

¿Qué es lo que se hacía explícito, entonces, científicamente?

Bu konuyu detaylı olarak açıklayan bir diğer Amerikalı yazar, biyolog Jonathan Wells'tir. Wells, Icons of Evolution adlı kitabında, bu hikayeye özel bir bölüm ayırır. Kitapta, hikayenin "deneysel kanıtı" olarak bilinen Bernard Kettlewell'in çalışmasının, aslında bir bilimsel skandal niteliğinde olduğu anlatılmaktadır. Bu skandalın bazı temel unsurları şöyle sıralanabilir:

El biólogo y escritor norteamericano Jonathan Wells trató este tema pormenorizadamente en un capítulo de su libro Iconos del Evolucionismo, donde dice que el estudio de Bernard Kettlewell, considerado una prueba experimental, resulta, básicamente, un escándalo científico. Veamos algunas de las cosas a las que se refiere.

Of Moths and Men

El libro de Judith Hooper

► Muchas investigaciones, realizadas después de 1953, demostraron que sobre los troncos de los árboles sólo se posaba un tipo de polillas y que las demás preferían permanecer en el revés de las ramas horizontales. Desde el decenio de 1980 se ha pasado a aceptar ampliamente que dichos insectos raramente descansan sobre los troncos. Cyril Clarke y Rory Howlett, Michael Majerus, Tony Liebert, Paul Brakefield y otros científicos, quienes estudiaron el tema en los últimos 25 años y revisaron las pruebas de campo, concluyeron que los experimentos de Kettlewell carecían de valor científico pues esos insectos fueron forzados a actuar atípicamente.

► Otros estudiosos llegaron a una conclusión más sorprendente: si bien era de esperar que en áreas de Inglaterra menos polucionadas hubiese más polillas claras, resultó que las oscuras las cuadruplicaban en número. En otras palabras, contrariamente a lo asegurado y repetido por casi toda la literatura evolucionista, no existía ningún correlato entre las poblaciones de las dos variedades y los troncos de los árboles.

► En tanto se profundizaba la investigación crecía el oprobio: Ketlewell fotografió ejemplares muertos, pegados con cola o clavados allí. En verdad, era imposible obtener ese tipo de fotos con especímenes vivos porque se aposentaban en el revés de las ramas145.

Recién a fines del decenio de 1990 los científicos pudieron enterarse de estas realidades. Al derrumbarse el mito del Melianismo Industrial, uno de los principales ejemplos de evolucionismo en los cursos de biología durante muchos años, los darwinistas se vieron nuevamente desengañados. Uno de ellos, Jerry Coyne, dijo que se sintió descorazonado al enterarse de la fábula acerca de las polillas moteadas146.

Surgimiento y Caída del Mito

Sanayi kelebekleri¿Cómo fue inventado este mito? Judith Hooper explica que Kettlewell y algunos más prepararon infructuosamente esa fábula distorsionando las evidencias con el objeto de fabricar una prueba a favor del darwinismo (y de paso hacerse famosos):

“Concibieron la evidencia que brindaría el argumento central, pero éste era científicamente defectuoso, metodológicamente ambiguo y más un deseo que una realidad. Alrededor de la polilla moteada hay un enjambre de los más renombrados biólogos evolucionistas de nuestra era que comparten decepciones y ambiciones”147.

El desmoronamiento de la ficción se produjo por el trabajo de otros estudiosos que primero la cuestionaron y luego demostraron que se trataba de un experimento falseado. Uno de ellos fue el biólogo evolucionista Bruce Grant, profesor de su disciplina en el Colegio Superior William y Mary, quien resume las conclusiones a las que llegaron otros colegas que repitieron esa prueba de campo. Comenta Hooper:

“Dice Bruce Grant frente al derrumbe del relato (sobre las polillas): ‘no sucede tal cosa’. ‘David West lo intentó. Cyril Clarke lo intentó. Yo lo intenté. Todos lo intentaron. Nadie lo logró’. Mikola, Grant y Sargent, entre otros, repitieron lo que hizo Kettlewell y los resultados obtenidos fueron contrarios a los de éste. Después de una pausa discreta, continúa Bruce Grant: ‘Soy muy cuidadoso como para llamarlo farsante. Simplemente, actuó con mucha negligencia’”148.

Veamos otra evidencia de lo totalmente erróneo de esa narración. Aunque la tesis evolucionista afirma que durante la Revolución Industrial la polución del aire convirtió en negras a las polillas, en los EE. UU. no se ha observado ningún melianismo a pesar del impresionante desarrollo fabril y contaminación ambiental. Hooper explica esta situación tomando en cuenta los descubrimientos de Theodore David Sargent, científico norteamericano que estudió la cuestión:

"(Los evolucionistas)… ignoraron también los estudios hechos en América del Norte, los cuales planteaban legítimos interrogantes acerca de los fundamentos clásicos de las polillas oscuras, los líquenes, la polución del aire, etc. El oscurecimiento (de los insectos) se produce en Maine, en el sur de Canadá, en Pittsburg y en los alrededores de la ciudad de New York… y según Sargent los datos norteamericanos refutan la hipótesis clásica del melianismo, la cual predice una correlación estricta entre el desarrollo industrial (polución de la atmósfera, etc.) y el oscurecimiento de dichos insectos. Sargent señala que 'esto no es cierto' y agrega que 'en las primeras investigaciones de Denis Owen, las polillas exhibían el mismo grado de melianismo en áreas rurales o citadinas, lo que no fue desmentido por ningún otro observador'"149.

El conjunto de estos descubrimientos hizo manifiesto que el relato evolucionista en la materia era una mentira gigante. Con la intención de suministrar la evidencia de la que se carecía, respaldar el mantenimiento de una vieja fábula amañada y conducir a conclusiones erróneas, se presentaron fotografías en las que polillas muertas, clavadas sobre los troncos, se exhibían como vivas. Guste o no, las pruebas que buscaba Darwin siguen sin aparecer.

Haeckel, sahte embriyo şemaları

LA PATRAÑA DE LAS POLILLAS AUN PERMANECE EN EL MUSEO DE HISTORIA NATURAL
Aunque se sabe que el relato de Kettlewell sobre "la evolución de la polilla moteada" es absolutamente inválido, las fuentes darwinistas continúan presentándolo como "evidencia científica". Las fotos, tomadas en el Museo de Historia Natural de Londres en Octubre de 2003, constatan que el mito en la materia aún se exhibe en el Centro Darwin de dicha institución.

Un artículo publicado en 1999 en el periódico inglés The Daily Telegraph, describe cómo se derrumbó el mito finalmente:

"Expertos evolucionistas admiten plenamente que uno de los ejemplos favoritos a favor de su teoría –la polilla moteada– se basa en una serie de disparates. Los experimentos realizados en el decenio de 1950, que por mucho tiempo se creyó comprobaban la realidad de la selección natural, ahora se consideran inservibles y diseñados sólo para tener la respuesta 'correcta'. Es decir, se desconoce la explicación real en lo que tiene que ver con la Biston betularia, cuya historia es repetida en casi todos los libros de texto darwinistas"150.

En resumen, al igual que otras “pruebas” que supuestamente constataban el evolucionismo, se ha venido abajo la quimera del melianismo industrial defendida entusiastamente por muchos estudiosos dogmáticos.

Una vez más, debido a la falta de conocimiento y a la obcecación, el mundo de la ciencia fue embaucado a través de cuentos como el que estamos viendo. Pero ya ninguno de ellos queda en pie.

Footnotes

142-Judith Hooper, Of Moths and Men, W.W. Norton & Company, Inc., New York, 2002, s.xvii

143- Judith Hooper, Of Moths and Men, s.xviii

144- Judith Hooper, Of Moths and Men, s. xviii

145- Jonathan Wells, Icons of Evolution: Science or Myth? Why Much of What We Teach About Evolution is Wrong, ss. 141-151

146- Jerry Coyne, "Not Black and White", a review of Michael Majerus's Melanism: Evolution in Action, Nature, 396 (1988), ss. 35-36

147- Judith Hooper, Of Moths and Men, s. xviii

148- Judith Hooper, Of Moths and Men, s.296

149- Judith Hooper, Of Moths and Men, s.293

150- Robert Matthews, "Scientists Pick Holes in Darwin's Moth Theory", The Daily Telegraph, London, 18 Mart 1999