Los loros son pájaros coloridos que viven en las regiones tropicales. Llevan una vida muy social. Es interesante que sepan que son muy generosos pues les gusta compartir el alimento entre ellos. En el bosque cada bandada va de una copa de árbol a otra con sus chillidos característicos y así se avisan el lugar donde hay frutos para comer.
Al alimento lo sostienen con las patas y lo mastican como si fuera un emparedado. Lo que más les gusta es la semilla del girasol. Con la ayuda de una lengua retorcida abren la semilla por el medio --maniobra algo problemática-- y se la comen.
La hembra pone de dos a ocho huevos por año y comparte con el macho su incubación. La incubación, por si no lo saben, es el período de tiempo en que en el huevo se desarrolla el embrión hasta que el polluelo rompe la cáscara. Los loritos recién nacidos no tienen plumas y comen el alimento previamente digerido que le dan sus padres.
La característica más importante del loro es la de imitar sonidos, pudiendo repetir las palabras que oye continuamente. Pero, por supuesto, no comprende lo que dice. Incluso puede imitar el sonido de una campana o de un timbre. Por lo tanto, si alguno de ustedes tiene un loro en su casa, puede creer que alguien ha tocado el timbre en la puerta cuando el animalito lo imita.
Si esta criatura tan especial no hubiese sido creada, no nos hubiésemos imaginado que pudiera existir un pájaro tan colorido que repitiese nuestras palabras. Es decir, no podemos concebir nada que Dios no nos haya enseñado o que no tenga dispuesto que aprendamos o lo concibamos.
Dios es el Originador de todo y El crea todo de modo singular. De esto habla el Corán:
Es Dios, el Creador, el Hacedor, el Formador...(Corán, 59:24).
Dios crea para nosotros muchas otras cosas bellas además de los loros y nos exhibe Sus milagros y signos por todas partes y en todo momento. Como retribución El quiere solamente que le reconozcamos Sus atributos, seamos agradecidos con El y Le recordemos permanentemente.